“¿Estoy haciendo algo bueno? ¿O algo realmente malo?”, soltó Sam Altman al periodista de tecnología de “The New York Times”, Cade Metz, mientras cenaban en un restaurante de San Francisco. Era el verano del 2019 y el CEO de OpenAI, que diseñó el hoy tan debatido ChatGPT, se mostraba satisfecho por la inversión de mil millones de dólares que Microsoft acababa de inyectarle a su empresa. Era claro que no dudaba de que estaba haciendo algo bueno y punto.
MIRA: ¿Qué hay detrás de la batalla entre la Justicia de Brasil y Telegram?
Durante la conversación, narrada por Metz en un artículo periodístico, Altman aseguró que OpenAI iba camino a construir la llamada inteligencia general artificial, o AGI, es decir, programas con capacidades cognitivas humanas. En otro momento audaz, el empresario e inversor comparó la escala de su compañía, una start-up californiana, con el Proyecto Manhattan, el esfuerzo del Gobierno Estadounidense para producir la primera bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial.
“La tecnología sucede porque es posible”, dijo parafraseando al líder del Proyecto Manhattan, Robert Oppenheimer, quien en 1945 justificó la creación de las bombas que arrasaron Hiroshima y Nagasaki como una expansión necesaria del conocimiento humano. Altman enfatizó que él y Oppenheimer comparten la fecha de cumpleaños (22 de abril, dato brindado por ChatGPT y confirmado por este Diario).
Por estos días, Altman, que acaba de cumplir 38 años, es incluso más optimista y defiende que la AGI traerá al mundo prosperidad y riqueza nunca antes vistas. “Mi trabajo en OpenAI me recuerda todos los días la magnitud del cambio socioeconómico que viene antes de lo que la mayoría de la gente cree”, dice en su blog.
El acelerado avance de la inteligencia artificial (IA) parece darle la razón. Desde que su robot conversacional ChatGPT fue lanzado en noviembre del año pasado, miles de usuarios han quedado impresionados por su capacidad para crear poemas, responder preguntas de exámenes, redactar códigos informáticos o proponer recetas para los que no saben qué cenar. Solo basta con pedirlo. Y la compañía ya lanzó una nueva versión, GPT-4, aún más potente.
La IA ya crea nuevos contenidos y captura la atención a una velocidad sin precedentes. ChatGPT consiguió 100 millones de usuarios en un mes, mientras que TikTok logró lo mismo en un año e Instagram en dos.
Meteórico ascenso
Con ChatGPT como cambio esencial en la inteligencia artificial, Altman es el más reciente nombre fuerte de la tecnología, el nuevo CEO estrella de Silicon Valley.
Altman creció en St. Louis, Missouri, y aprendió a programar y desmontar una computadora Macintosh cuando tenía 8 años. Ha contado abiertamente cómo la tecnología lo ayudó a entender mejor su sexualidad. “Crecer gay en el Medio Oeste en los 2000 no fue lo más increíble”, le dijo año atrás a “The New Yorker”.
Luego de dos años de estudiar Informática en la Universidad de Stanford, Altman y dos compañeros dejaron las clases para trabajar en su aplicación móvil Loopt –que compartía la ubicación de un usuario con sus amigos–, y que luego vendieron por una fortuna.
Ha pasado la última década invirtiendo y entrenando a otros empresarios. Fue presidente de la aceleradora de start-ups Y Combinator entre el 2014 y el 2019, tiempo en el que aconsejó un flujo enorme de nuevas empresas e invirtió personalmente en varias, entre ellas Airbnb, Reddit y Stripe.
- Italia ha sido el primer país de Europa occidental que decidió bloquear el robot conversacional ChatGPT, acusado de no respetar la legislación sobre datos personales.
- La Unión Europea está preparando un proyecto de ley para regular la inteligencia artificial, el cual podría estar listo a finales del 2023 o inicios del 2024 y ser aplicado en pocos años.
En el 2015 fundó OpenAI junto al propietario de Tesla Elon Musk, uno de sus primeros inversores, entre otras figuras. Hoy, la compañía es considerada uno de los principales laboratorios de IA del mundo. Musk dejó la dirección en el 2018.
En el 2019, cuando la empresa estaba despegando, Altman renunció como presidente de Y Combinator y tomó las riendas de OpenAI. “En un año, había transformado OpenAI en una organización sin fines de lucro con un brazo con fines de lucro. De esa manera, podría buscar el dinero que necesitaría para construir una máquina que pudiera hacer cualquier cosa que el cerebro humano pudiera hacer”, señala “The New York Times”.
¿Líder o imprudente?
Pese a que OpenAI dice que su objetivo es lograr que la inteligencia artificial se vuelve tan capaz como los humanos, y hacerlo de forma segura, el veloz ascenso de la compañía ha causado dudas entre los expertos, muchos de los cuales califican a Altman de imprudente y expresan sus temores por el impacto de esta tecnología en campos como la ética y la desinformación.
Alexandra Morales, politóloga especializada en comunicación política, destaca el rol fundamental de Altman en el desarrollo de cómo se está posicionando el uso de la inteligencia artificial. “Altman tiene un rol protagónico, es quien fomenta el uso y quien, de alguna manera, reflexiona sobre las ventajas y desventajas que puede tener el uso de la inteligencia artificial, sin que el plantear las desventajas termine siendo un límite al exponencial crecimiento que empieza a tener este tipo de herramientas”, dice la experta a El Comercio.
El propio Altman ha reconocido que las tecnologías que su empresa está construyendo pueden causar graves daños como difundir desinformación o socavar el mercado laboral. “Creo que la gente debería estar feliz de que tengamos un poco de miedo de esto”, señaló semanas atrás.
Musk y cientos de expertos plasmaron los temores por el avance de esta tecnología en una apocalíptica carta pública publicada en marzo en la que pidieron que se haga una pausa en el desarrollo de la inteligencia artificial. “En los últimos meses hemos visto cómo los laboratorios de IA se han lanzado a una carrera descontrolada para desarrollar y desplegar cerebros digitales cada vez más potentes que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden entender, predecir o controlar de manera fiable”, afirman Musk y los expertos.
Pero Altman ponerle freno al avance de esta tecnología no es una opción: “Debido a que el lado positivo de A.G.I. es tan grande, no creemos que sea posible o deseable que la sociedad detenga su desarrollo para siempre; en cambio, la sociedad y los desarrolladores de A.G.I. tienen que averiguar cómo hacerlo bien”, escribió en una publicación reciente en su blog.
César Beltrán
Docente e investigador sobre Inteligencia Artificial de la PUCP
Sam Altman es, de lejos, el hombre del momento en la tecnología. De aquí a unos años será visto como alguien que ha cambiado la configuración de las cosas. Lo que él hace está acelerando muchas cosas que se pensaba que iban a pasar en dos o tres años, los que estamos en este campo de investigación no imaginábamos que pudiera ocurrir tan pronto. Lo que ha hecho Altman es mandarnos trágicamente a todos un baldazo de agua y eso que esperábamos para dentro de unos años ya está acá.
Altman no habla de temerle a la tecnología. El problema no es la tecnología, sino quiénes quieren controlarla y para qué fines. Yo creo que se va a tener que ir pensando en poner ciertas regulaciones y hacer que, por ejemplo, todos estos desarrollos sean más transparentes.
Él ya es el rostro más visible de toda esa tecnología. En el breve tiempo en el que ha asumido el mando de Open AI, todo este tema ha despegado tremendamente. Quienes estamos en el mundo de la Inteligencia Artificial ya sabíamos de Altman. Él siempre se ha caracterizado por ser una persona muy disruptiva, más o menos al mismo estilo de Bill Gates o Mark Zuckerberg. Son personas disruptivas, tienen una idea y van tras ella. No le temen a nada.
Habrá una transformación en la forma cómo navegamos y preguntamos en Internet. Así como en su tiempo Google salió con su algoritmo de búsqueda que fue muy disruptivo. Yo hasta ahora me acuerdo la primera búsqueda que hice Google y me quedé sorprendido porque me estaba dando respuestas de documentos e información que en verdad me interesaba. Eso lo hizo el algoritmo que Google había desarrollado, el famoso algoritmo de ranking. Gracias a ese algoritmo Google es lo que es ahora. Yo creo que va a pasar algo similar con el ChatGPT, nuestras interacciones con la web, nuestras formas de búsqueda van a cambiar. Eso sí está claro.
La tecnología permite justamente que aparezcan nuevas figuras como las de Altman. Una de las características de la tecnología actual, y esa fue también la idea con la que nació Open AI, es que el código de estos programas sea abierto, aunque ahora con el ChatGPT 4 lo han mantenido cerrado. La idea es que cualquier persona pueda descargar los códigos, las arquitecturas y las redes neuronales con las cuales están entrenadas, así cualquiera con un buen computador tiene posibilidades de hacer cosas nuevas. Eso permite que cualquier mente que tenga una idea pueda surgir, yo creo que van a seguir surgiendo nuevas propuestas.