La tarde comenzaba a darle paso al anochecer en Haití cuando la tierra comenzó a moverse.
Hace 10 años se produjo un terremoto tan devastador que hasta ahora el país antillano no ha logrado reponerse del todo.
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El sismo tuvo su epicentro a tan solo 15 kilómetros de Puerto Príncipe, la capital haitiana cuyas calles y edificaciones quedaron arrasadas.
Pasado el temblor, el mundo entero volteó los ojos (y su solidaridad) para la nueva tragedia que azotaba Haití, uno de los países de América con índices más altos de pobreza, mortalidad infantil y hambre.
Más de 300.000 muertos fue el saldo del terremoto de hace una década, además de al menos 350.000 heridos. Un millón y medio de personas se quedaron sin casa.
La destrucción no reconoció estratos sociales y fue tan fuerte que azotó a los barrios más humildes de Puerto Príncipe pero también el Palacio Nacional, dejando imágenes imposibles de olvidar.
Escenas que se convirtieron en icónicas de la tragedia de 2010 y que algunas de ellas nos sirven para contar lo que pasó hace una década y cómo se encuentra el país ahora.
1. La tercera destrucción del Palacio Nacional
Durante décadas, el Palacio Nacional fue uno de los orgullos arquitectónicos haitianos y su caída fue una de las imágenes que más impactó al país.
De acuerdo al periodista Sam Bojarski, del Haitian Times, los terrenos en los que alguna vez estuvo el inmueble “cuentan la historia turbulenta de Haití, marcada por la interferencia extranjera desde el principio hasta la actualidad”.
La enorme y lujosa casa de gobierno haitiana había sufrido dos destrucciones anteriores: primero una rebelión se ensañó con ella en 1869 y después un atentado con explosivo se produjo en su interior en 1912 costándole la vida al presidente de ese entonces Cincinnatus Leconte y a decenas de soldados.
En 2010, por el terremoto de magnitud 7,0, el ostentoso edificio se vino abajo.
En los primeros meses después del sismo, las autoridades haitianas hicieron públicas sus intenciones de reconstruirlo con ayuda de la cooperación internacional.
Sin embargo, en 2012, las ruinas del mismo fueron retiradas y no quedó nada de la enorme casa de gobierno.
En Haití dijeron que optaban por priorizar los fondos que llegaban de la ayuda extranjera a favor de los cientos de miles de damnificados que vivían en condiciones precarias.
Cuando sus escombros fueron removidos, con vistas a una reconstrucción, el presidente haitiano de ese momento Michel Martelly (2011-2016) afirmó que tomaba esa decisión para "borrar de la mente el síndrome del 12 de enero, con todo lo que provoca: miedo, ansiedad y temor al futuro".
Los presidentes siguientes, hasta el actual, Jovenel Moïse, han gobernado en diferentes lugares desde entonces.
En 2017, el mandatario haitiano vigente colocó la primera piedra para la tercera reconstrucción del Palacio Nacional.
2. La histórica catedral de Puerto Príncipe
Similar suerte corrió la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Puerto Príncipe.
El templo católico más importante del país también quedó reducido a escombros el 12 de enero y la edificación de finales del siglo XIX no fue reconstruida a lo largo de esta década.
Algunos pilares y parte de la fachada quedaron en pie, mientras el sismo provocó la caída de las dos cúpulas, prácticamente todo el techo de la iglesia y la cruz principal.
La catedral fue un sitio emblemático de la historia haitiana en diferentes momentos, como en la caída de Jean-Claude Duvalier, quien gobernó el país entre 1971 y 1986.
Un año antes, desde allí el sacerdote Jean-Bertrand Aristide realizó su recordado sermón de Semana Santa en el que dice que "el camino de aquellos haitianos que rechazan el régimen es el camino de la justicia y el amor".
Aquel discurso después sería escuchado por radio en todo el país y Aristide se convertiría en 1991 en el primer presidente electo democráticamente en la historia de la república caribeña.
El terremoto de 2010, según informó el Vaticano en su momento, llegó a afectar a la mayoría de las iglesias y seminarios de la capital haitiana y otras ciudades.
Una de las muertes que en aquel momento mayor impacto generó en el país fue la del arzobispo Joseph Serge Miot, quien fue encontrado debajo de los escombros de la arquidiócesis de Puerto Príncipe.
En 2012, después de un concurso impulsado por el arzobispado de Puerto Príncipe e inversores de Miami, se eligió un diseño para reconstruir la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Puerto Príncipe.
El proyecto ganador perteneció a un estudio puertorriqueño, sin embargo hasta ahora no llegó a materializarse fundamentalmente por cuestiones económicas.
Paradójicamente, en estos 10 años se han levantado decenas de iglesias y templos de movimientos protestantes y mormones que cada vez tienen más presencia en Haití.
Mientras tanto, los puertoprincipeños siguen contemplando día a día los restos de lo que fue su histórica catedral.
3. Las carpas en todas partes
El terremoto de hace 10 años tuvo al menos 26 réplicas significativas en las nueve horas siguientes y después de todo ello alrededor de un millón y medio de personas ya no tenían dónde dormir.
La devastación fue tal que una de las imágenes imborrables de aquel episodio trágico fueron las carpas y refugios que se multiplicaron a lo largo del país.
En 2010 Haití ya tenía bastantes problemas económicos y sociales, además de una brecha de desigualdad elevada y una tasa de mortalidad infantil superior al promedio regional.
De acuerdo a datos del Banco Mundial, la esperanza de vida promedio en América Latina y el Caribe hace una década era de 73 años, mientras que en Haití apenas llegaba a 61.
10 años atrás, un 25% de los haitianos vivía con menos de dos dólares por día, mientras la media regional era de 6,2%.
De acuerdo a un estudio del Centro de Investigación Económica y de Políticas Públicas, con sede en Washington, solo Estados Unidos destinó alrededor de US$4.400 millones en diferentes tipos de ayuda para los haitianos.
De ellos, al menos US$1.000 millones fueron para asistencia humanitaria inmediata o el resto fue utilizado para la recuperación, reconstrucción y programas de desarrollo.
A través de Naciones Unidas, otros US$10.000 millones fueron donados.
Se estima que las pérdidas económicas para el país por el sismo fueron más de US$7.900 millones.
La reconstrucción de Haití ha sido (y es) tan compleja y costosa que entidades multilaterales como Unicef mantienen activadas sus campañas de donaciones a favor del país.
La estimación de la entidad es que todavía hay 4,6 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria de las que 1,9 millones son niños.
La población de Haití en la actualidad es de 12 millones de personas, de los cuales la mitad se encuentra en situación de pobreza o riesgo de pobreza.
El país ocupa el puesto 168 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas que mide calidad de vida, ingresos y niveles de educación.
En los últimos 10 años, al menos 10.000 personas fallecieron en los campamentos por epidemias como el cólera.
En esas zonas, donde persiste la precariedad, ha proliferado la violencia, la drogadicción y las violaciones.
De acuerdo a la Organización Internacional de las Migraciones, más de 32.000 personas siguen en carpas y quedan 22 campamentos.
Y, en las numerosas protestas que se realizan con frecuencia en Puerto Príncipe, uno de los mayores reclamos de la gente es la corrupción y la burocracia que frenan la reconstrucción del país.