Un bebé recién nacido y su madre fueron rescatados después de pasar unas 90 horas atrapados entre los escombros causados por los devastadores y mortíferos terremotos que sacudieron Turquía y Siria el pasado lunes.
Las imágenes mostraban al niño de sólo 10 días de edad siendo sacado con cuidado durante la noche en la ciudad de Samandag, en la provincia de Hatay.
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Los medios locales calificaron el rescate de milagroso, cuando la esperanza de encontrar supervivientes disminuye con cada minuto que pasa debido a las condiciones extremas que se viven en las zonas afectadas por la tragedia.
Sin embargo, las labores de búsqueda y rescate continúan, tanto en Turquía como en Siria.
El bebé recién nacido, Yagiz, fue fotografiado envuelto en una manta térmica mientras era trasladado a una ambulancia para recibir tratamiento.
Su madre fue sacada poco después en camilla. No se dispuso de inmediato de más información sobre el estado de salud de ambos.
Imágenes obtenidas por la agencia de noticias Reuters también mostraban a un hombre siendo rescatado de entre las ruinas, aunque se desconocía si tenía alguna conexión con los otros dos.
Un hogar para Aya
Más de 21.000 personas han muerto -la mayoría en Turquía- por causa del terremoto de magnitud 7,8 en la madrugada del lunes y los cientos de réplicas que le siguieron.
Desde entonces se han ido conociendo las diferentes historias de los sobrevivientes o de heroicos rescates.
Como es el caso de Aya, que significa milagro en árabe, que nació bajo un edificio derrumbado en el noroeste de Siria y seguía unida por el cordón umbilical a su madre cuando fue rescatada.
La madre murió junto con otros miembros de la familia y ya miles de personas se han ofrecido a adoptar a la pequeña Aya.
“Desastre del siglo”
La Organización Mundial de la Salud ya advirtió del temor de que ocurra una catástrofe secundaria que afecte a más personas que los propios terremotos.
Miles de sobrevivientes se quedaron sin sus casas y están viviendo a la intemperie enfrentando temperaturas bajo cero, sin agua, sin electricidad y con muy pocos alimentos.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, calificó la tragedia como el "desastre del siglo" en medio de las críticas por la respuesta de su gobierno.
La oposición ha acusado a Erdogan de no haberse preparado para el sismo y ha cuestionado el gasto de los US$4.600 millones recaudados con el "impuesto del terremoto", que se impuso por primera vez tras el sismo de 1999, en el que murieron más de 17.000 personas.
Ese tributo debía haberse destinado a la prevención de catástrofes y al desarrollo de servicios de emergencia.
Kemal Kilicdaroglu, líder del principal partido de la oposición en Turquía, afirmó el miércoles que el gobierno de Erdogan "lleva 20 años sin prepararse para un terremoto".
Erdogan defendió la respuesta de su gobierno aunque reconoció que hubo problemas al inicio y recalcó en respuesta a las críticas que “es imposible prepararse para un desastre de esta magnitud”.