En un giro repentino en el escenario diplomático mundial, Corea del Sur y Cuba anunciaron el establecimiento de sus relaciones diplomáticas oficiales después de más de 65 años de distanciamiento. El anuncio tuvo lugar en Nueva York el 14 de febrero, en lo que representa un acontecimiento que ha sorprendido a muchos observadores internacionales debido a la cercanía con una de las fechas más importantes para Corea del Norte, el “Día del Sol Brillante”, el cumpleaños de Kim Jong-il, padre del líder Kim Jong-un.
Los rumores sobre este acercamiento estuvieron dando vueltas en círculos diplomáticos, especialmente debido a los esfuerzos persistentes del gobierno surcoreano por mejorar los lazos con Cuba. Sin embargo, las estrechas relaciones entre Cuba y Corea del Norte se convirtieron en un gran obstáculo para plasmar dicho objetivo.
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El Ministerio de Unificación de Corea del Sur, en un reciente comunicado a la prensa, señaló que las negociaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Corea del Sur y Cuba se llevaron a cabo en condiciones excepcionalmente difíciles y con un alto nivel de confidencialidad.
“El establecimiento de relaciones diplomáticas entre Corea del Sur y Cuba se considera una victoria diplomática para el país, que ha estado trabajando para ampliar su presencia en la comunidad internacional, y se espera que sea registrado como un error doloroso para Corea del Norte”, indica el Ministerio de Unificación de Corea del Sur en su comunicado a la prensa.
Estrategia diplomática del sur para el norte
El restablecimiento de las relaciones entre Corea del Sur y Cuba se produce justo antes de una fecha significativa para Corea del Norte, el “Día del Sol Brillante”, lo que añade un elemento adicional de interés estratégico a la situación.
Para algunos especialistas, el detalle de retomar relaciones con Cuba, que se hacía llamar “país hermano” de Corea del Norte, se percibe como un revés y un duro golpe contra Pyongyang, que ha experimentado un aislamiento diplomático creciente en los últimos tiempos.
Por su parte, a Cuba, al parecer, le gustaría mostrarse a la vanguardia en torno a la política internacional.
“Las nuevas generaciones cubanas, aunque no resolverán volver a la democracia, quieren modernidad, y Corea del Sur cambiará el vetusto parque automotor con el que cuenta. Cuba es consciente de la situación económica de Corea del Norte, sin márgenes para disuadir políticamente en el momento actual. Kim Jong-un sabe del problema financiero que atraviesa y que no le permite controlar nada. La dependencia de Pyongyang no ha sido soslayada por Cuba”, explica a El Comercio el internacionalista y docente peruano Miguel Rodríguez Mackay.
Eso, sumado al cierre de varias embajadas en países aliados tradicionales y el comportamiento provocativo del régimen norcoreano en el contexto internacional, podrían estar generando preocupación y desconfianza entre las naciones del tercer mundo, añade Seúl.
“Hay que agregar que Cuba sabe que Corea del Norte depende todo el tiempo dominantemente de China y que, aunque sigue siendo un misterio su poderío nuclear, ya no está en condiciones de persuadir o influenciar como antes. Añadimos que la salud del líder norcoreano sigue siendo también un misterio. Corea del Norte sigue quedándose solo en el mundo”, sostiene Rodríguez Mackay sobre la percepción que se tiene sobre Corea del Norte en este momento.
La política hostil de Corea del Norte hacia el Sur ha llevado a muchos países no alineados a tomar partido, lo que a su vez ha influido en las relaciones económicas con ambos países coreanos. Esta situación ha sido exacerbada por las continuas provocaciones de Corea del Norte, incluidos los lanzamientos de misiles y satélites militares, a pesar de las dificultades económicas y la escasez de alimentos que enfrenta su población.
Duras consecuencias internas
Finalmente, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Corea del Sur y Cuba podría significar repercusiones severas para los funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, algo que preocupa a defensores de derechos humanos.
Seúl indica que la tendencia del líder norcoreano Kim Jong-un a culpar a sus subordinados por los fracasos diplomáticos y económicos, podrían tener un desenlace negativo para sus funcionarios, tal como ha ocurrido en el pasado.
“Después de la fallida negociación con el presidente Trump, Kim Jong-un castigó a varios diplomáticos, incluido el ministro de Relaciones Exteriores Ri Yong-ho, por los problemas surgidos después de la reunión. Además, luego de que su reforma monetaria fallara en 2009 y el resentimiento de la población aumentara, culpó a Pak Nam-gi, jefe del Departamento de Economía del Partido del Trabajo, y lo ejecutó”, resalta el Ministerio de Unificación de Corea del Sur.
Teniendo en cuenta estos factores y el aumento constante en el número de desertores de élite, como diplomáticos norcoreanos en los últimos años hacia Corea del Sur, la interna del Partido de los Trabajadores de Kim Jong-un podría estar sufriendo un debilitamiento del que Seúl ya estaría, al parecer, al tanto.