Madrid llamó este miércoles a consultas a su embajador en Caracas, en una nueva escalada entre los dos países, después que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, acusara al jefe del gobierno español de apoyar una "conjura" internacional para derrocarlo.
"Los calificativos que utilizan las autoridades [de Caracas], nunca el pueblo venezolano, son absolutamente intolerables", dijo el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García-Margallo, a los medios en los pasillos del Congreso.
"Teniendo en cuenta lo que se ha producido y el grado de irritación verbal que he visto en el presidente Maduro, he decidido convocar a consultas a nuestro embajador en Caracas", Antonio Pérez Hernández, añadió el jefe de la diplomacia española.
El martes, el presidente venezolano acusó al jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, de estar "detrás de una conjura internacional para derrocar el gobierno constitucional que presido".
Maduro insistió en que Rajoy colabora con el "terrorismo" en Venezuela y que desde España "se financia y se apoya logística y diplomáticamente" una "conspiración".
"Son especialmente intolerables las afirmaciones sobre un supuesto apoyo a actividades terroristas, que resultan particularmente ofensivas para un país como España que ha sufrido durante muchos años la lacra del terrorismo", afirmó la cancillería española en un comunicado.
- España para distraer -
Las declaraciones de Maduro, unidas a la petición en el parlamento venezolano de declarar persona "non grata" al exjefe del gobierno español, Felipe González, que ha aceptado defender a opositores venezolanos presos, parecen haber colmado la paciencia de Madrid.
El ministro Margallo vinculó estos ataques verbales con el aumento de las "dificultades económicas, sociales y políticas por las que atraviesa el pueblo de Venezuela".
"Obviamente, el tener esta disputa con España (...) es una forma de distraer la atención pública de temas más apremiantes que tiene Venezuela", dijo a la AFP, Juan Carlos Triviño, investigador de la universidad Pompeu Fabra de Barcelona.
Se trata de la primera vez desde que el actual gobierno conservador llegó al poder en diciembre de 2011 que Madrid llama a consultas a un embajador, una dura respuesta en diplomacia sólo un paso por debajo de la retirada del este diplomático.
Supone también un nuevo paso en los desencuentros entre los dos países reactivados desde que el pasado miércoles el Congreso de los Diputados español pidió la "liberación inmediata" de los líderes opositores venezolanos Leopoldo López y Antonio Ledezma, así como de otros políticos encarcelados en el país.
López, acusado de incitar a la violencia en las protestas de principios de 2014 contra el gobierno de Maduro que dejaron 43 muertos, se encuentra en la prisión militar de Ramo Verde, a unos 30 km de Caracas, desde febrero de 2014.
En la misma cárcel se halla el alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, detenido el 19 de febrero pasado acusado de presuntos delitos de conspiración.
- Demostrar fortaleza -
Maduro respondió a la decisión legislativa calificando a Rajoy de "racista" y afirmando que analizaba "respuestas" a la "agresión" de que eran "víctimas los venezolanos por parte de las élites corruptas y corrompidas de España".
"Maduro tiene que demostrar que es una figura fuerte para mantener el legado chavista porque dentro del chavismo también hay fisuras que lo llevan a él a radicalizar sus opiniones y su forma de llevar el día a día", explicó Triviño, que no cree en una represalia venezolana más allá de un eventual llamada a consultas del embajador venezolano en Madrid.
"Creo que esto sería lo máximo que pudiera suceder, que Venezuela retirara a su embajador en Madrid, pero que esto llegue a afectar a las relaciones económicas, no lo creo precisamente por la situación económica que está atravesando Venezuela", consideró.
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