Apenas anunciaron los negociadores el éxito de las conversaciones nucleares con Irán en Lausana, Barack Obama compareció en la Casa Blanca. ¿Se encuentra el presidente estadounidense ante el mayor triunfo de su mandato? ¿O dejará fracasar Teherán el acuerdo en los próximos meses? El resultado será decisivo para definir el lugar que el mandatario norteamericano ocupará en los libros de Historia.
Los últimos meses fueron duros para Obama, con la derrota de los demócratas en las elecciones al Senado, las disputas con Rusia, el ascenso de las milicias yihadistas... Ha sido un invierno largo y oscuro para el inquilino de la Casa Blanca, que sin embargo presiente ahora que podría estar ante el mayor éxito de su presidencia.
En el rostro del mandatario se percibió el alivio por el "histórico acuerdo", aunque se mostró precavido y evitó cualquier triunfalismo. Según Obama, se alcanzó un "buen acuerdo" que evitará el acceso de Irán a las armas atómicas y hará del mundo un lugar más seguro. Pero esa es sólo una cara de la moneda.
La otra son las dudas que todavía persisten. El discurso de Obama estuvo repleto de fórmulas verbales condicionales, de inseguridades sobre si el régimen de Teherán mantendrá realmente su palabra, sobre si Irán está realmente dispuesto a renunciar a sus aspiraciones a la bomba atómica.
"Si Irán traiciona, el mundo lo descubrirá", afirmó el presidente, mostrado así las dudas sobre si se puede confiar en Teherán o si la República Islámica volverá como en el pasado a los trucos y engaños.
Obama sabe que hay mucho en juego y que mientras el acuerdo definitivo no esté cerrado por completo, el diablo está en los detalles.
Por otro lado, el riesgo de fracaso no está sólo en Teherán, sino en el propio Washington, donde hay sectores que no confían en el acuerdo. Para el republicano John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, sería "ingenuo" creer que Teherán va a abandonar su programa nuclear. Incluso el senador demócrata Harry Reid se muestra solo "precavidamente optimista" y pide vigilar a Teherán.
Muchos congresistas estadounidenses se empeñan en jugar un papel en el levantamiento de las sanciones a Teherán. Cualquier mínima inclinación de Irán al engaño en los próximos meses podría suponer un "no" en el Congreso. Y una catástrofe para Obama.
Pero si todo transcurre según lo previsto, el presidente estadounidense podría lograr el mayor de sus triunfos. En los seis años que lleva en la Casa Blanca, Obama tuvo poca suerte: la reforma sanitaria no le reportó el apoyo deseado, su intento de lograr la paz en Cercano Oriente fracasó y luego llegó el enfrentamiento con Rusia por el conflicto de Ucrania.
Obama ya logró en diciembre un verdadero golpe de mano con el deshielo de las relaciones con Cuba. Si el acuerdo con Irán llega a buen puerto, tendrá asegurado un gran lugar en los libros de Historia.
Aun así, sigue habiendo una gran desconfianza hacia el país persa. Estados Unidos todavía no olvidó la humillación del secuestro de 1980, cuando estudiantes iraníes retuvieron más de un año a más de 50 diplomáticos norteamericanos en Teherán.
Además, de lograr un pacto final, podría haber importantes consecuencias para todo Cercano Oriente. "Los expertos dudan sobre las consecuencias del acuerdo nuclear para Irán", apuntaba "The New York Times" sobre el acuerdo logrado en la localidad suiza de Lausana. Según el diario, la cuestión es si esto supondrá el fin de la "los 35 años de guerra fría" entre Washington y Teherán.
Ambos países tienen intereses comunes, apuntan desde hace tiempo los expertos. Empezando por la lucha contra la milicia sunita Estado Islámico. Pero forma por ahora parte del futuro y por el momento Obama no quiere ni siquiera especular sobre ello.
Fuente: DPA