¿Por qué la vida de los afganos que trabajaron con EE.UU. corre peligro y qué hará Washington con ellos?

Desde que el gobierno de Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y el movimiento talibán firmaron un acuerdo en febrero del 2020 para el retiro de las tropas extranjeras de Afganistán, el azotado país asiático se ha visto aún más agitado que de costumbre.

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Según el tratado, los talibanes deben garantizar que ni Al Qaeda ni otro grupo extremista opere en los territorios bajo su control. A cambio, el gobierno afgano ha liberado a casi 5 mil prisioneros y los países occidentales han prometido levantar las sanciones en contra del grupo insurgente.

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Con el paso de los meses, sin embargo, la realidad se ha ido complicando. La nueva administración estadounidense encabezada por Joe Biden inició la retirada el 1 de mayo y para inicios de julio esta ya se había completado “en más de un 90%”, según el Pentágono.

Se espera que para fines de agosto solo queden 650 soldados estadounidenses en Afganistán, dedicados a proteger a diplomáticos y al aeropuerto de Kabul, según la agencia Associated Press.

Los talibanes, por su parte, han recuperado el control sobre vastos territorios. El refortalecimiento del Talibán, cuyos combatientes tuvieron que huir a Pakistán y al norte de Afganistán en los momentos de mayor presencia militar extranjera, empezó en el 2014, el mismo año en el que las misiones de combate fueron devueltas al ejército nacional.

Según la BBC, para el 2018 los talibanes estaban abiertamente activos en el 70% de Afganistán. La agencia AFP, por su parte, detalla que actualmente controlan más de 130 de los 402 distritos que existen en el país.

Todos estos factores han llevado a un nuevo capítulo de violencia en la convulsionada nación, cuyo gobierno vuelve a estar amenazado y ha originado la huida de miles de personas, principalmente extranjeros.

El Gobierno Francés, por ejemplo, habilitó el último sábado un vuelo para repatriar a sus connacionales y a los afganos que han trabajado para su Gobierno ante la escalada de violencia y la amenaza constante de que el único aeropuerto internacional del país sea atacado.

COLABORADORES ESTADOUNIDENSES

Durante las dos décadas de operaciones estadounidenses en Afganistán, el Gobierno de Washington empleó a miles de trabajadores locales como traductores y con fines administrativos. La retirada de las tropas y el avance de los talibanes ha puesto a estos antiguos empleados como potenciales objetivos de los fundamentalistas.

Esto llevó a que un grupo de extrabajadores se manifestaran frente a la embajada en Kabul, exigiendo apoyo estadounidense para su seguridad.

Durante los últimos meses, además, diferentes congresistas expresaron su preocupación sobre lo que sucedería con los antiguos colaboradores e intérpretes. A inicios de julio, la Administración Biden les envió una respuesta formal al respecto.

Mediante un comunicado al que tuvo acceso la agencia Associated Press, el Departamento de Defensa informó la implementación de la Visa Especial para Inmigrantes (SIV, por sus siglas en inglés).

La nota que se hizo pública el lunes agrega que unos 20 mil antiguos colaboradores y sus familiares han aplicado a este mecanismo, los mismos que son investigados por el Departamento de Estado para evitar posibles infiltraciones de seguridad. Detalla, además, que unos 2.500 de ellos -que han superado gran parte del proceso- serán trasladados a la base militar Fort Lee, ubicada en el estado de Virginia, hasta que reciban la SIV.

“Aquí, este grupo inicial de aproximadamente 2.500 personas, que han completado el proceso de investigación de seguridad de SIV, podrán completar de manera segura los pasos finales del proceso, como un examen médico y los requisitos administrativos finales”, precisa el comunicado.

Un portavoz del Departamento de Estado le dijo a CNN el último viernes que los solicitantes que aún se encuentran en Afganistán “deben tomar medidas antes de que el gobierno de Estados Unidos pueda comenzar a procesar su caso”, tras lo cual serían trasladados a otras instalaciones militares en suelo estadounidense.

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