Washington. La Casa Blanca calificó hoy como "una violación del protocolo" la invitación del presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., el republicano John Boehner, al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para que hable ante el Congreso sobre las amenazas de Irán y el radicalismo islámico.
El vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, estimó que el primer ministro israelí rompió el protocolo por no informar al presidente Barack Obama sobre su viaje a Washington.
"Los israelíes no nos han informado en absoluto sobre este viaje", dijo Earnest, agregando que la Casa Blanca se "reserva su opinión" sobre un posible encuentro cara a cara entre Obama y Netanyahu hasta que reciban una explicación de las autoridades israelíes.
"El protocolo tradicional sería que el líder de un país se ponga en contacto con el líder de otro país cuando viaja allí. Esa es la manera en la que se planean los viajes de Obama", explicó Earnest.
En un gesto evidente de desafío hacia el presidente, Boehner invitó al primer ministro israelí a presentarse ante el Congreso estadounidense para hablar "sobre las graves amenazas que el islamismo radical e Irán representan para nuestra seguridad y forma de vida".
Fuentes cercanas al primer ministro confirmaron a la edición electrónica del diario "Yediot Aharonot" que se había recibido una invitación de Boehner y que Netanyahu tenía intención de aceptarla.
El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, señaló que la invitación a Netanyahu a través del presidente de la Cámara baja es "inusual", pero el mandatario israelí es "siempre bienvenido".
"Tradicionalmente, conocemos los planes de un líder de venir a EE.UU. por separado, más allá de saberlo a través del presidente de la Cámara, que es como nos enteramos del plan de venir del primer ministro Netanyahu para dar un discurso en una sesión conjunta" del Congreso, confirmó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.
La invitación de Boehner se produce después de que Obama asegurara el martes en su discurso sobre el Estado de la Unión que vetaría cualquier legislación que implique más sanciones a Teherán, ya que podría socavar las actuales negociaciones sobre el polémico programa nuclear iraní.