Hay una isla en Nueva York para los olvidados, los pobres, los que no tienen familia. Para los apestados. Se llama Hart Island, está en el este del Bronx, y es el lugar donde están enterradas un millón de personas, la mayoría sin identificar, y a donde podrían terminar los más de 4 mil fallecidos por coronavirus en este estado ante el desborde de las morgues y crematorios.
Aunque todavía es una propuesta, el propio alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, señaló que la ‘isla de los muertos’ es una opción ante la crisis que vive el estado por el COVID-19, debido a la acumulación de cadáveres en hospitales y funerarias, muchas de las cuales ya ni siquiera quieren recibir más cuerpos porque simplemente no tienen dónde colocarlos. “Es el lugar que hemos usado históricamente”, afirmó De Blasio.
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Con una extensión de 1,6 kilómetros, este descuidado islote ha sido una inmensa fosa común desde hace 150 años, donde han sido enterrados indigentes, vagabundos, presidiarios o personas pobres que nadie reclama. Hasta hace unos meses era administrada por el Departamento Penitenciario de Nueva York, por lo que eran los presos quienes cavaban las fosas para los cadáveres. Debido a esto, el acceso era muy restringido pues solo se permitía la entrada a los familiares acreditados dos veces al mes, previa a una solicitud emitida seis meses antes.
Y no solo eso. A los familiares no se les permite el ingreso con celulares o cámara alguna. La prensa prácticamente no ha podido visitarla, algo que se espera que cambie desde el 2021 cuando la administración de la isla pase finalmente al Departamento de Parques de Nueva York.
Isla histórica
Hart Island se convirtió en una fosa común en 1869 cuando la ciudad de Nueva York se la compró a un terrateniente privado para sepultar a indigentes o personas no identificadas.
Con los años también sirvió de cárcel durante la Guerra Civil estadounidense, de campo de entrenamiento para los soldados en la Segunda Guerra Mundial, como hospital para enfermos mentales, sanatorio para enfermos de tuberculosis, centro de detención para delincuentes juveniles o incluso como base de misiles durante la Guerra Fría.
En los años 80 muchos enfermos de VIH Sida también fueron enterrados en una zona separada en Hart Island, en medio del pavor que se desató en Estados Unidos y el mundo ante este virus, y luego que muchos cementerios privados en ese entonces se negaran a recibir sus cuerpos.
La mayoría de ataúdes son identificados con números, sin nombres, mientras que marcadores blancos señalan el lugar donde están los cuerpos. Aunque en los últimos años, varios activistas e historiadores han hecho un trabajo de rastreo para identificar a los enterrados, casi todos en Hart Island aún continúan como desconocidos.
El trabajo de identificación se ha hecho más complicado en los últimos años debido a los huracanes y la erosión del terreno que ha provocado que muchos huesos salgan a la superficie y se confundan con otros.
“Hay un derecho inherente a visitar una tumba y saber dónde se encuentra alguien. El problema con Hart Island es que la gente de un cierto modo desaparece. Esto es inaceptable en cualquier cultura”, contó hace dos años a la AFP Melinda Hunt, directora del “Proyecto Hart Island”, que desde hace años recaba información sobre el cementerio.
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¿Qué es el coronavirus?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).
El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.
Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.
Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.
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