Redacción EC

insiste en contradecir a la ciencia y a los expertos de su propio gobierno. El último científico a quien el presidente de Estados Unidos ha ‘desmentido’ públicamente por sus afirmaciones sobre el es el doctor Robert Redfield, nada menos que el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus iniciales en inglés), la “principal agencia de salud pública del mundo”, en palabras del propio Redfield.

En una rueda de prensa en la Casa Blanca, el mandatario sostuvo el miércoles que creía una vacuna viable contra el COVID-19 estaría lista para octubre y que los estadounidenses tendrían disponibles 100 millones de dosis de ella este año. “Podemos comenzar [a vacunar] en algún momento de octubre”, afirmó el presidente, quien lleva meses prometiendo que la vacuna estará lista antes de las elecciones del 3 de noviembre, donde busca su reelección.

Horas antes, Redfield, uno de sus principales expertos en salud, había declarado ante el Congreso que estima que la vacuna estará disponible entre noviembre y diciembre, pero que tendría “suministros muy limitados” y estaría reservada en una primera etapa para personal de emergencias y para las personas más vulnerables al virus. Consideró que la inyección no estaría disponible de manera generalizada antes de mediados del 2021.

Si me preguntan cuándo estará disponible de manera general para el público estadounidense, podremos comenzar a aprovechar la vacuna para volver a nuestra vida normal, creo que probablemente mirando el tercer, finales del segundo trimestre, tercer trimestre del 2021”, señaló ante el Comité de Asignaciones del Senado de EE.UU.

Al ser preguntado por esas afirmaciones, Trump no solo descalificó el testimonio del experto, sino que lo tachó de “confundido”. “Creo que cometió un error cuando él dijo eso, simplemente es información incorrecta. Lo llamé y no me dijo eso y creo que quizás se confundió con el mensaje, quizás lo dijo de manera incorrecta. No, estamos listos para ir adelante de manera inmediata”, dijo el mandatario.

Trump también se mostró en desacuerdo con Redfield sobre la efectividad de las mascarillas para prevenir la difusión del virus. “Me aventuraría a decir que esta mascarilla me garantiza más protección contra el COVID que una vez que reciba la vacuna”, dijo el experto en el Senado al señalar su propia mascarilla. “La vacuna es mucho más efectiva que la mascarilla”, refutó después el presidente.

Los comentarios del presidente lo ponen en desacuerdo con los CDC, la principal agencia de salud pública del mundo, durante el transcurso de una pandemia que él sigue insistiendo tiene su final ‘a la vuelta a la esquina’”, dijo el diario “” en un del periodista Peter Baker que da cuenta de la “reprimenda pública” del mandatario hacia Redfield.

Los mensajes marcadamente divergentes socavan aún más cualquier esfuerzo por forjar una respuesta coherente al virus que el secretario general de Naciones Unidas llamó el miércoles ‘la amenaza número 1 a la seguridad global en nuestro mundo de hoy’. Con Trump diciendo una cosa y sus asesores de salud diciendo otra, muchos estadounidenses se han visto obligados a decidir por sí mismos a quién creer, y las encuestas anteriores muestran que tienen más fe en los expertos que en su presidente”, agrega el prestigioso medio.

La “aclaración” de Redfield

Luego de que sus afirmaciones fueran públicamente desestimadas por el presidente, el doctor Redfield intentó matizar sus declaraciones y enfatizó que cree "al 100% en la importancia de las vacunas y la importancia en particular de una vacuna contra el COVID-19″.

Una vacuna contra el COVID-19 es lo que hará que los estadounidenses vuelvan a la vida cotidiana normal. La mejor defensa que tenemos actualmente contra este virus son los importantes esfuerzos de mitigación de usar una mascarilla, lavarse las manos, el distanciamiento social y tener cuidado con las multitudes”, dijo en un comunicado.

Por su parte, los CDC emitieron emitieron un comentario sugiriendo que la respuesta de Redfield sobre la distribución de vacunas se había entendido mal. “En la audiencia de hoy, el Dr. Redfield estaba respondiendo una pregunta que pensaba que estaba relacionada con el período de tiempo en el que todos los estadounidenses habrían completado su vacunación contra Covid, y su estimación fue para el segundo o tercer trimestre de 2021 [...] No se refería al período de tiempo en el que las dosis de la vacuna Covid-19 estarían disponibles para todos los estadounidenses”, afirmó la agencia en un comunicado.

Este incidente ha ahondado las preocupaciones de quienes temen que Donald Trump esté presionando a los funcionarios de salud y a los científicos para que aprueben una vacuna que pueda ayudarlo a impulsar su candidatura.

Un hombre técnico

Redfield, un ex médico militar e investigador prominente del SIDA que a veces es inexpresivo y de lenguaje muy técnico, está al frente de la agencia que ha tenido un papel enorme desde el comienzo de la respuesta de Estados Unidos a la crisis del coronavirus.

El experto de 68 años no tenía experiencia al frente de una agencia gubernamental cuando Trump lo nombró para dirigir el CDC hace dos años. “El doctor Redfield ha sido un líder en salud pública activamente involucrado en la investigación clínica y en la atención clínica de infecciones virales y enfermedades infecciosas crónicas en seres humanos, especialmente del VIH, por más de 30 años”, se destaca en su perfil en la página web de los CDC.

Por su parte, el diario “The New York Times” afirma que en sus primeros dos años al frente de los CDC, Redfield ayudó a persuadir a Trump de que asumiera el ambicioso objetivo de poner fin a la transmisión del VIH en el país para el 2030, mediante esfuerzos expandidos para prevenir infecciones y tratar a las personas con el virus.

Además, “ha sido un firme defensor de los esfuerzos para abordar la adicción a los opioides y la sobredosis, incluso compartiendo con la nación que uno de sus propios hijos casi había muerto de una sobredosis y que la familia luchó por encontrarle tratamiento”, agrega el medio.

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