Las campañas electorales se sostienen, sobre todo, por los recursos económicos que impulsan a las candidaturas. Y la carrera por conseguir más dinero es tan importante como la carrera por atraer más votos.
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En un año electoral como el que está viviendo Estados Unidos –y que puede determinar el destino geopolítico del mundo–, la competencia por los millones está siendo clave para saber quién llega con más oxígeno a los comicios del próximo 5 de noviembre: el republicano Donald Trump (quien sobrevivió a un atentado durante un mitin en Pensilvania el último sábado) o el demócrata Joe Biden (si no lo bajan del tren antes de tiempo).
Hasta hace unos meses, era el actual presidente quien tenía la billetera más grande. Así, hasta el pasado 30 de abril, la campaña del demócrata había recaudado US$195 millones, mientras que la del exmandatario totalizaba US$124 millones en donaciones.
Desde entonces, ha sido el republicano quien ha comenzado a batir récords en recaudación, pese a que incluso fue declarado culpable de 34 delitos por el caso de la actriz porno Stormy Daniels. De hecho, al día siguiente del histórico veredicto, las organizaciones que lo apoyan recolectaron nada menos que US$35 millones, que se sumaron a unos US$50 millones que donó exclusivamente el millonario Timothy Mellon, heredero del Mellon Bank, que además viene invirtiendo varios millones más en la campaña del independiente Robert F. Kennedy.
“Estas cifras sugieren que todos estos procesos judiciales que está enfrentando Trump lo están fortaleciendo políticamente”, señala a El Comercio el experto mexicano Fausto Carbajal, internacionalista y consultor en riesgo político y seguridad.
Así, en el segundo trimestre del año, Trump ha recaudado nada menos que US$331 millones, frente a los US$264 millones del veterano demócrata. Miriam Adelson, viuda de Sheldon Adelson, un multimillonario dueño de casinos y conocido donante republicano, ya anunció que dará al menos 90 millones de dólares para uno de los comités que apoya al exmandatario.
“Estamos hablando de que Biden no está pudiendo canalizar su condición de presidente y mover el andamiaje para tener una mayor donación frente a su contrincante”, agrega Carbajal.
Las noticias no son tan halagüeñas para el presidente Biden, si se tiene en cuenta que el 28 de junio ocurrió la debacle del primer debate, que se ha convertido en el principal dolor de cabeza del Partido Demócrata.
Fuga de donantes
Justamente, la pobre performance del mandatario en el debate con Trump, devenido por problemas de salud que no quieren revelarse, han puesto en evidencia a un presidente poco enfocado, cansado de su apretada agenda y con muchos flancos débiles que pueden poner en riesgo su reelección.
Mientras el Partido Demócrata sigue sorteando la avalancha de críticas, su principal preocupación reside en que muchos donantes han decidido congelar su billetera ante la incertidumbre que supone su candidatura.
Una muestra de ello ocurrió la semana pasada, cuando el influyente actor George Clooney le pidiera públicamente dar un paso al costado. Clooney no solo es un devoto demócrata, sino que ha sido un importante recaudador de fondos.
De hecho, él junto con Julia Roberts y Barbra Streisand organizaron semanas antes del debate un evento que recabó US$30 millones para la campaña de Biden. Tras el artículo de Clooney, publicado en “The New York Times”, varios productores millonarios de Hollywood han mostrado su reticencia en seguir aportando dinero.
Una de ellas es nada menos que la heredera de The Walt Disney Company, Abigail Disney, quien advirtió que interrumpiría su financiación si el presidente seguía siendo candidato. “Si Biden no da un paso atrás, los demócratas perderán. De eso estoy absolutamente segura. Las consecuencias de ese fracaso serán claramente graves”, dijo en una declaración.
No obstante, la campaña del presidente reveló que en todo junio recaudó US$127 millones, y que el 95% de sus contribuciones entre abril y junio vino de pequeños donantes que aportaron menos de US$200.
El mandatario, sabiendo que el caño del dinero no se puede cortar, organizó el lunes pasado una videollamada con los principales donantes del partido para convencerlos de que él era el mejor candidato para derrotar a Trump, que hay demasiado en juego como para improvisar otra postulación y que lo ocurrido en el debate solo había sido una mala noche.
“Estoy en esto hasta el final y voy a derrotar a Trump. Se los prometo”, dijo, según lo que contó uno de los participantes a CNN.
La semana pasada, Biden reforzó su presencia en los medios, apareciendo en varias entrevistas y dando una conferencia de prensa después de la cumbre de la OTAN (que no ayudó mucho luego de comparar al presidente de Ucrania con Vladimir Putin). También le mandó una carta a sus legisladores luego que 13 miembros de la Cámara de Representantes y un senador le pidieron explícitamente que ceda la posta.
Un asesor de alto nivel de la campaña de Biden mostró su preocupación ante la caída de contribuyentes millonarios. “No podemos hacer esto sin dinero”, confesó a la cadena CNN.
No obstante, hay donantes que se han mostrado críticos ante la actitud de aquellos que están decidiendo no aportar más tras el debate. Es el caso de Steve Phillips, que señala que aquellos que piden la sustitución de Biden muestran “una sorprendente ignorancia sobre las matemáticas electorales y el comportamiento de los votantes” y los conminó a atraer votantes en vez de ahuyentarlos.
Dinero oscuro
Aunque la recaudación es uno de los pilares de las campañas, estas no suelen ser muy transparentes cuando se trata de identificar de dónde viene el dinero. Esto se debe a una legislación especial que en algunos casos pone muchos límites a las donaciones, mientras que en otros casi no supervisa.
En este último grupo están los llamados PAC (o comités de acción política) y súper-PAC, que son organizaciones que no pertenecen a los partidos, sino que actúan como organizaciones de apoyo a una candidatura, y a través de ellos se recauda el dinero para las campañas, pese a no ser parte oficial de las mismas.
Como recuerda un reportaje de Voice of America, en el pasado ya se han alzado críticas contra el sistema de financiación, debido a su falta de transparencia. Sin embargo, la propia Corte Suprema de Estados Unidos sentenció en el 2010 que las donaciones eran completamente lícitas y que su prohibición era una violación a la Primera Enmienda, pese a la zona gris que puede permitir el pago de favores políticos o la influencia de grupos poderosos en las legislaciones (como pasa con la Asociación Nacional del Rifle, por ejemplo).
Justamente, la decisión de la Corte ha permitido desde entonces que se multiplique la formación de grupos externos que reciben donaciones anónimas en favor de un candidato.
De hecho, Donald Trump ha sabido utilizar los vacíos de la ley para, a través de los PAC y Super Pac que lo apoyan, pagar los honorarios legales en los juicios que viene afrontando, pese a no tratarse precisamente de gastos de campaña.
A medida que se acerca noviembre, la lluvia de millones continuará, así como la pelea por quién consigue más donantes. Y en el caso de los demócratas, el partido seguro retomará el ritmo del dinero una vez pase la incertidumbre sobre el futuro de la candidatura de Biden, algo que no puede prolongarse por mucho tiempo.
Carbajal, no obstante, apunta a un panorama más amplio y más serio. “Lo interesante acá es la sensación que hay entre los estadounidenses de que se trata de una elección que nadie quiere”, afirma.
La semana pasada, Pew Research Center publicó una investigación que señala que 6 de cada 10 votantes describen a Biden y a Trump como “candidatos vergonzantes”. “Cada candidato tiene sus debilidades y fortalezas, pero este reporte demuestra que el sistema político estadounidense está pasando por un momento muy bajo”, señala.
El magnate Elon Musk dijo que planea destinar cerca de US$45 mlls. mensuales para respaldar la campaña de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, informó el diario “The Wall Street Journal”.
Las donaciones de Musk se destinarán a un grupo político llamado America PAC, enfocado en promover el registro de votantes, el voto anticipado y por correo entre los residentes de los estados bisagra antes de las elecciones de noviembre, según el diario.
Musk es uno de los mayores patrocinadores del nuevo fondo, además del cofundador de Palantir, Joe Lonsdale; la exembajadora de EE.UU. en Canadá Kelly Craft y los inversores en criptomonedas Tyler y Cameron Winklevoss.
El fundador de Tesla dio su respaldo oficial a Trump el sábado, luego de que el expresidente sobreviviera a un intento de asesinato en un mitin en Pensilvania.
Con una fortuna neta estimada en US$250.000 mlls., Musk se ha acercado cada vez más a Trump en la campaña.
Aunque las donaciones individuales de campaña en Estados Unidos se limitan a US$3.300 por persona, el sistema de financiación de campañas permite a los megadonantes políticos contribuir a fondos conocidos como comités de acción política o PAC, que apoyan a los candidatos.