El día que Elon Musk concretó la compra de Twitter, no tuvo mejor idea que llegar a su nueva empresa cargando un lavamanos. Después de varias idas y venidas, el millonario sudafricano finalmente se hizo con la red social con la promesa de “liberar el pajarito azul” blandiendo un discurso poco creíble sobre libertad de expresión.
Ha pasado un mes desde la mediática adquisición de la red social por 44 mil millones de dólares y, sin dudas, Elon Musk está dejando su huella en Twitter, para bien o para mal. Han sido cuatro semanas frenéticas. No ha habido día en que la empresa no haya pasado por crisis y cuestionamientos, y todo al mismo ritmo en que Musk tuitea sus decisiones.
Entering Twitter HQ – let that sink in! pic.twitter.com/D68z4K2wq7
— Elon Musk (@elonmusk) October 26, 2022
El huracán empezó con la salida de sus ejecutivos más importantes, además de despidos masivos y presiones al personal para trabajar bajo condiciones “extremadamente duras”, el regreso de polémicas cuentas suspendidas, como la de Donald Trump, y el cobro -frustrado aún- de cuentas verificadas. Bajo esta tormenta, decenas de empresas de alto perfil -como Coca Cola, American Express, Citigroup o HP- decidían suspender su publicidad ante las acciones poco claras del magnate, mientras que diversos personajes e ‘influencers’ prefirieron migrar hacia otras plataformas.
Lo cierto es que la compañía no ha dejado de ser noticia a punta de escándalos, marchas y contramarchas.
Como ha dicho el propio Musk, la gente se queja de Twitter en Twitter, puntualizando la importancia que sigue teniendo una de las redes sociales más influyentes.
— Elon Musk (@elonmusk) November 2, 2022
La huella de Musk
Elon Musk no es solo la persona más rica del mundo con un patrimonio neto de US$300 mil millones. Es un hombre con una personalidad excéntrica cuyos intereses van más allá de los carros eléctricos y los viajes espaciales [no por gusto es el dueño de Tesla y Space X].
A Musk le gusta el poder, y sabe lo que significa el manejo de la información. Por eso su compra de Twitter no ha sido un mero capricho.
“Elon Musk rompe el estereotipo de millonario, porque él necesita la mediatización constante. No solo le gusta la innovación, sino ser el centro de atención”, comenta a El Comercio la politóloga argentina Alexandra Morales, experta en márketing político e integrante de la Red de Politólogas.
Twitter servers are running at Warp 9!! pic.twitter.com/vtZZeKupC7
— Elon Musk (@elonmusk) December 3, 2022
Y sin duda el sudafricano ha querido establecer que él está siendo un antes y un después en Twitter.
“La completa reorganización de la dirección de la empresa y el carácter muy público de los cambios que Musk está introduciendo han dado a la plataforma una exposición mucho mayor. Twitter perderá algunas voces pero también ganará otras. Es una plataforma social y, en última instancia, las personas que la utilizan decidirán sobre el grado de aceptación social de la dirección que Musk pretende tomar, y de su éxito”, dice a este Diario Richard Perry, analista de mercado de Infinox, plataforma online de trading.
“Él ha entendido que a través de determinadas plataformas, como Twitter, puede tener el control de la comunicación digital, y eso le permitiría incidir en lo que sucede a nivel local y global. Su interés es aumentar su poder de decisión sobre determinadas cuestiones”, agrega Morales.
¿La estrategia de Musk es que Twitter sea un instrumento para él mismo? “Sin lugar a duda”, responde la politóloga. “Twitter está frente a un gran desafío, pero probablemente a alguien como Elon Musk no le interese estas consecuencias porque sus intereses van por otro lado”.
Discursos de odio
Una de las principales preocupaciones que ha surgido tras la compra de Musk ha sido cómo se manejará el control de la desinformación y los discursos de odio, teniendo en cuenta que muchas cuentas fueron suspendidas en su momento por violar las propias reglas de la red social. Para el sudafricano, esto contravenía su particular concepto de libertad de expresión.
Should Twitter offer a general amnesty to suspended accounts, provided that they have not broken the law or engaged in egregious spam?
— Elon Musk (@elonmusk) November 23, 2022
Sin embargo, un día después de adquirir Twitter, prometió que “formará un consejo de moderación de contenidos con puntos de vida muy diversos”, algo que hasta ahora no se concreta.
“Permitir que voces muy controvertidas (como la de Donald Trump) vuelvan a la plataforma es una victoria para la libertad de expresión, pero si hay menos vigilancia de los contenidos podría ser perjudicial para la salud mental de algunos usuarios. Y la reacción de estos será clave”, considera Perry.
“Inicialmente, algunos han abandonado la plataforma (alrededor de 1 millón en la primera semana). Sin embargo, con alrededor de 237 millones de usuarios diarios activos monetizables, esto no supone una gran pérdida, por ahora. El seguimiento del número de usuarios diarios activos será una métrica clave en los próximos meses”, detalla.
Por ahora, Musk no cesa de repetir que “libertad de expresión no significa libertad de alcance” y que “la negatividad tendrá menos alcance que la positividad”. De hecho, ha señalado que los discursos de odio están disminuyendo, aunque algunas cifras sugieren lo contrario.
Como lo ha publicado “The New York Times” en un informe que recoge una investigación del think tank Instituto para el Diálogo Estratégico: solo en los primeros días de Musk al frente de Twitter, 450 cuentas asociadas con el grupo yihadista Estado Islámico fueron creadas.
Para Alexandra Morales, la repercusión de los discursos de odio solo tendrá un efecto contraproducente: “En diferentes países los discursos de odio se vienen polarizando cada vez más y están teniendo consecuencias en su ciudadanía y en sus tipos de gobierno. Entonces, dar libertades en estos canales de comunicación para que estos discursos de odio puedan seguir en su apogeo e incluso potenciarse es un gran retroceso a nivel social y a nivel comunicacional”.
¿Qué sigue para Twitter? Mientras Musk ajusta las tuercas que él considera convenientes, Twitter seguirá dando que hablar. ¿Se repetirá la tormenta del primer mes? Nadie lo sabe aún. Lo cierto es que el millonario sudafricano seguirá tuiteando e imponiendo su marca en una red social que, por ahora, aún es imprescindible.
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