El tiempo corre rápido para los legisladores estadounidenses. El Congreso tiene hasta la medianoche de este jueves para evitar otra vez un cierre del gobierno federal y negocian todos los detalles para aprobar el abultado presupuesto de la primera potencia, pues el 1 de octubre ya empieza el año fiscal 2021-2022.
Este cierre es lo que se conoce como ‘shutdown’, cuando al quedarse sin presupuesto, las diferentes oficinas del gobierno empiezan a dejar de funcionar paulatinamente al no tener dinero para pagar a los empleados públicos.
Por ello, tanto demócratas y republicanos negocian para aprobar la partida de dinero y extender los plazos lo más que puedan para no afectar los ministerios y organismos federales.
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¿Qué significa el cierre del gobierno federal?
Como explica la agencia DPA, la mayor parte del gobierno federal, se financia a través de un presupuesto anual que debe ser aprobado por el Congreso.
Si no se aprueba el presupuesto, el gobierno no tiene fondos, por lo que los empleados se quedan en desempleo técnico, es decir, son enviados a sus casas. Se trata de unos 2,1 millones de trabajadores civiles.
Los primeros en irse son los trabajadores considerados no esenciales, como los que atienden en los museos o parques nacionales, mientras que los que sí son imprescindibles -como los controladores aéreos, policía federal, militares y agentes fronterizos- continúan trabajando, y luego se les paga una vez el Congreso apruebe el nuevo presupuesto.
Pero el que sigan trabajando no significa que lo hagan al máximo de su capacidad, pues ante la falta de dinero se debe priorizar. Esto hace que muchos trámites se retrasen, como la expedición de licencias de conducir, pasaportes o visas.
Jacqueline Simon, directora de políticas públicas de la Federación Estadounidense de Empleados Gubernamentales, explicó a la cadena ABC que para los trabajadores públicos la falta de pago crea una tremenda presión. “Hay un mito de que los empleados federales son profesionales muy bien pagados, y eso no es verdad. Ellos tienen rentas que pagar, hipotecas, deudas, pagos de seguros”, señala la representante del sindicato más grande de empleados públicos en el país.
En el actual contexto de la pandemia, un cierre del gobierno federal también golpearía los servicios sanitarios pues un 43% de los trabajadores del Departamento de Salud deberían regresar a sus casas.
En peligro de ‘default’
Pero el ‘shutdown’ no solo implica la falta de trabajadores federales. Si el Congreso no llega a un acuerdo, no hay tiempo para que antes del 18 de octubre se aumente el techo de la deuda, que actualmente ronda los 28 billones de dólares, con lo que la primera potencia mundial entraría en cesación de pagos, es decir el primer ‘default’ en la historia de la mayor potencia económica mundial.
Algo que ya advirtió Janet Yellen, la poderosa secretaria del Tesoro: “Si no se eleva el límite de endeudamiento antes del 18 de octubre, el país probablemente sufrirá una crisis financiera y una recesión económica”.
Y en este punto vienen las pugnas políticas entre republicanos y demócratas, y las diferencias entre las facciones del Partido Demócrata, que se ha convertido en otro dolor de cabeza para el gobierno de Joe Biden.
Básicamente, hay dos proyectos de ley enormemente ambiciosos en espera de votación. Uno, el menor, por alrededor de un billón de dólares en gastos de infraestructura y otro, por 3,5 billones, destinado a temas como educación, cuidado de niños y cambio climático.
Los republicanos apoyan el proyecto de ley más pequeño, pero rechazan el volumen de gasto social. Para que este megaplan sea adoptado, Biden depende completamente del apoyo demócrata, pero hay algunos senadores de su partido que no están de acuerdo debido al dinero que significa para las arcas públicas.
Solo en el 2021, se estima que el Gobierno incurrirá en unos gastos de 5,8 billones de dólares y tendrá 3,5 billones de ingresos, lo que dejará un déficit de 2,3 billones, de acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso. El Gobierno solo puede emitir deuda hasta el límite establecido por el Congreso, que tiene el poder de elevar ese techo según crea conveniente. Estados Unidos nunca ha tenido que recurrir a la suspensión de pagos de su deuda soberana, pero estuvo cerca en el 2011 con Barack Obama en la Casa Blanca.
Un cierre habitual
El ‘shutdown’ es otro de los aspectos únicos de la política estadounidense, pero es algo que no ha ocurrido escasamente. Ya ha habido 14 cierres de gobierno desde 1981, aunque la mayoría de veces han durado algunos pocos días.
El último y más importante fue el que ocurrió en el 2019 durante la administración Trump, cuando los demócratas se negaron a aprobar un presupuesto que incluía 5 mil millones de dólares para financiar el muro fronterizo con México.
El cierre duró 35 días y significó una pérdida económica de 1.200 millones de dólares por cada semana.
Durante la administración Obama hubo un ‘shutdown’ que duró 16 días y afectó a 800 mil trabajadores civiles.
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