Hace un año, la supuesta democracia más sólida del planeta, el autocalificado país líder del mundo libre veía como el corazón de su institucionalidad era violentado. No por yihadistas, ni por rusos, chinos o norcoreanos, sino por los mismos estadounidenses. El Capitolio fue invadido por una turba de extremistas azuzados por el entonces presidente Donald Trump, quien buscaba que el Congreso no ratificara la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre del 2020.
Sin duda, lo ocurrido en Washington DC le dio una puñalada a la democracia estadounidense, además de ampliar la brecha entre demócratas y republicanos.
LEE TAMBIÉN: Las duras palabras de Biden contra Trump a un año del asalto al Capitolio: “Su ego herido le importa más”
A fines de enero del 2021, Biden asumió la presidencia diciendo que sanaría esa inmensa herida, pero debió atender problemas más urgentes, como la pandemia y la crisis económica, impulsando sus millonarios proyectos de reactivación.
Por eso, en el primer aniversario de la toma del Capitolio, Biden decidió hablar fuerte sobre lo que pasó el 6 de enero del 2021, cuando unas 800 personas armadas irrumpieron en el edificio con el fin de atacar, e incluso matar, a los legisladores elegidos, sobre todo los demócratas. La violencia de ese día dejó cinco muertos y 140 agentes heridos.
LEE TAMBIÉN: El dramático asalto al Capitolio de EE.UU.: reflexiones y cifras a un año de los hechos
En un discurso desde la rotonda del Congreso, que fue una de las zonas invadidas por los extremistas, responsabilizó directamente al expresidente Trump por lo ocurrido: “Debemos ser absolutamente claros sobre lo que es verdad y lo que es mentira. Esta es la verdad: un expresidente de Estados Unidos ha creado y difundido una red de mentiras sobre las elecciones de 2020. Lo ha hecho porque valora el poder por encima de los principios”, dijo Biden.
Sin nombrar a Trump, Biden señalo que “por primera vez en nuestra historia, un presidente no sólo perdió las elecciones, sino que intentó impedir el traspaso pacífico del poder”.
“Ha sido un discurso fuerte, con términos muy duros, sobre todo frente a Trump, a quien ligó directamente con los disturbios del 6 de enero. Fue muy fuerte cuando dijo: ‘no permitiré que nadie ponga un puñal en la garganta de la democracia’”, señala a El Comercio la analista estadounidense Susan Stokes, doctora en Ciencias Políticas y directora del Centro de la Democracia de la Universidad de Chicago.
¿Por qué el presidente decidió cambiar de retórica?
“Yo creo que tiene varios objetivos: hay cierto nivel de frustración entre grupos progresistas dentro del Partido Demócrata por lo lento que pareciera marchar el Ministerio de Justicia en los procesos contra Trump y su entorno con respecto a los sucesos del 6 de enero. Y creo que también hay cierta frustración en el gobierno, porque el apoyo a Biden ha bajado bastante. La pandemia sigue, y aunque la economía está mejorando, aún hay una fuerte presión inflacionaria”, continúa.
El expresidente, por supuesto, no se quedó callado, y respondió a través de un comunicado: “Los demócratas quieren adueñarse de este día para avivar los miedos y dividir a Estados Unidos”.
LEE TAMBIÉN: EE.UU. vuelve a ser el foco de la pandemia: ¿cuál es su estrategia para sobrellevar las olas de coronavirus?
“Antes del 6 de enero se pensaba que la democracia en Estados Unidos estaba escrita en piedra. Pero ahora sí se entiende que hay un grupo muy grande de personas que están dispuestas, si es que les conviene, a subvertir la democracia, y sería un gravísimo error no prestar atención a esto. Esa es la gran lección de esto, que la democracia norteamericana, que tiene más de 200 años, no es algo que ya se pueda tomar por seguro”, comenta a este Diario el analista internacional Roberto Heimovits.
Un hecho, dos discursos
Lo ocurrido el 6 de enero sigue dividiendo a los estadounidenses. La muestra se hizo palpable incluso en la conmemoración en el Congreso, pues ninguno de los líderes republicanos asistió a las ceremonias que se realizaron en Washington.
De hecho, Mitch McConnell, uno de los miembros más poderosos del Partido Republicano y que no es afín a Trump, señaló que los demócratas están “explotando este aniversario para avanzar en sus objetivos políticos partidistas”.
LEE TAMBIÉN: Cómo las investigaciones del asalto al Capitolio estrechan el cerco sobre Trump
“Hay muchos legisladores republicanos que inicialmente habían condenado el ataque, quizá porque ellos mismos habían estado en peligro de sufrir daños por qué estuvieron ahí, pero se han echado para atrás y ya no quieren decir nada que pueda entenderse como una condena a Trump, pues eso podría perjudicar sus posibilidades en las elecciones de medio término del 2022″, continúa Heimovits.
“Los eventos del 6 de enero fueron parte de un intento de golpe de Estado, un autogolpe. Ante la falta de apoyo en las fuerzas militares, Trump trató de utilizar a grupos civiles violentos para empujar al Congreso a que no aceptara la victoria de Biden. Y ese intento sigue. Es un ‘slow motion’, porque para animar a esa gente fue necesario proponer lo que se ha llamado ‘La Gran Mentira’, es decir, que hubo fraude. Trump sigue todos los días diciendo lo mismo, que le robaron las elecciones, y mucha gente le cree. Entonces, mientras su base electoral crea esa narrativa hace que los dirigentes del partido tengan que estar de acuerdo con él y no cuestionarlo”, analiza Stokes.
Así, la polarización, que se hizo evidente en la campaña del 2020, sigue incólume. Según una encuesta publicada por el sitio Axios, solo el 55% de los estadounidenses cree que Biden ganó legítimamente las elecciones.
Las cifras que muestran otros sondeos señalan tendencias similares. Como apunta la agencia AP, una encuesta de la Universidad Quinnipiac reveló que un 93% de los demócratas considera que la toma del Capitolio fue un ataque contra el país, mientras que solo un 29% de los republicanos opina lo mismo.
Un sondeo de CBS-YouGov, señala que un 85% de los demócratas considera la toma del Capitolio como una “insurrección”, comparado con un 21% de los republicanos. Una encuesta de la Associated Press y el Centro NORC para Investigaciones de Asuntos Públicos indicó que solo cuatro de cada 10 republicanos recuerdan los hechos como un episodio violento, comparado con nueve de cada diez demócratas.
“Un 70% de los votantes republicanos sigue creyendo que las elecciones les fueron robadas por los demócratas, entonces de ese grupo probablemente no haya mucha gente que condene el ataque contra el Capitolio”, señala Roberto Heimovits.
LEE TAMBIÉN: Para los simpatizantes de Trump, el asalto al Capitolio de Estados Unidos fue “un día increíble”
¿Puede volver a pasar?
La misma encuesta de Axios también apunta un dato importante: alrededor del 57% de los estadounidenses estiman que lo sucedido el 6 de enero de 2021 podría repetirse en los próximos años.
Por su parte, un sondeo de NPR/Ipsos señala que el 64% de la población cree que la democracia norteamericana “está en crisis y en riesgo de fracasar”.
“Si no hay medidas y condenas fuertes contra la gente que atacó el Capitolio, o contra quienes lo instigaron, yo creo que incluso un nuevo ataque puede suceder. Si quienes creen en la democracia en Estados Unidos no la van a defender activamente, entonces lo del 6 de enero puede repetirse y pueda haber nuevos intentos de Trump, o de sus seguidores, de desconocer los resultados mayoritarios de próximas elecciones”, explica Heimovits.
“Sí podría darse de nuevo otro momento muy violento, sobre todo si Trump es candidato a la presidencia en el 2024. Pero además porque somos un pueblo muy armado, y porque se ha visto en las encuestas un aumento muy fuerte de la proporción de gente que dice que la violencia política es justificada bajo ciertas circunstancias”, señala Stokes.
Heimovits concluye: “No sé si lo ocurrido en el Capitolio fue un antes y un después en la historia estadounidense, pero sí ha sido una luz de advertencia bien roja y potente para la democracia del país, porque se trató de un presidente que desconoció el resultado de las elecciones. Y si hay algo en lo que Biden debe ser sumamente activo es evitar todas estas maniobras de supresión de votos que tratan de hacer los republicanos para impedir que sufraguen afroamericanos e hispanos, pues se trata de electores que votan mayormente por los demócratas”.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- “No se puede vacunar al planeta cada 6 meses. No es sostenible”
- La estrategia de Estados Unidos para sobrellevar las olas de coronavirus
- Francia identifica nueva variante del COVID-19 denominada IHU con 46 mutaciones
- Mueren de coronavirus con seis días de diferencia los hermanos Bogdanoff, los gemelos más famosos de Francia
- Coronavirus: Qué es “flurona”, el extraño cuadro de doble infección que pone en alerta al mundo