Joe Biden y su esposa rindiendo homenaje a la víctimas. (REUTERS/Leah Millis)
Joe Biden y su esposa rindiendo homenaje a la víctimas. (REUTERS/Leah Millis)
/ LEAH MILLIS
Agencia AFP

La pareja presidencial estadounidense rindió homenaje este martes ante una montaña de flores a las diez víctimas de la matanza racista ocurrida el sábado en Buffalo.

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Poco después de su llegada a esta ciudad del noroeste de Estados Unidos, el presidente Joe Biden y su esposa Jill visitaron el supermercado Tops donde se produjo una de las peores matanzas en la historia reciente de Estados Unidos.

Bajo un sol deslumbrante, se acercaron a la montaña de flores, mensajes y velas que la gente ha ido dejando al pie de un árbol en medio de un silencio roto por el viento y los clics de las cámaras de los fotógrafos.

La primera dama depositó un ramo de flores blancas. Joe Biden se santiguó tras retirar sus gafas de sol.

La pareja presidencial iba a reunirse con familiares de las víctimas, miembros de los equipos de socorro y responsables locales, antes de que el presidente pronuncie un discurso a las 17H00 GMT.

El demócrata, de 79 años, quiere calificar la matanza “como lo que es: terrorismo motivado por una ideología del odio perversa, una ideología que desgarra el alma de nuestro país”, según un responsable de la Casa Blanca.

La matanza de Buffalo recuerda cruelmente que Biden, elegido con un mensaje de unidad, no ha logrado hasta ahora calmar a un país corroído por el odio racial y la violencia que dejan las armas de fuego.

Sabedor de que su partido demócrata no dispone de mayoría suficiente, quiere, pese a todo, instar al Congreso a “actuar para que las armas de guerra no circulen en nuestras calles” ni “caigan en manos de criminales o de personas que sufren enfermedades mentales”.

- Armas de fuego -

El presidente pide desde hace tiempo que se prohíban los fusiles de asalto como los utilizadas el sábado. Es lo que hizo Nueva Zelanda después de la matanza racista contra mezquitas en Christchurch en 2019, una matanza que habría inspirado al presunto asesino de Buffalo, Payton Gendron, de 18 años.

Biden querría hacer obligatoria la verificación de antecedentes penales y psiquiátricos de las personas que compran armas de fuego.

Pero todas estas iniciativas se han topado con la oposición republicana muy apegada al derecho constitucional de portar armas, y con el poderoso lobby del sector, la NRA.

La organización Gun Violence Archive ya censó más de 200 “tiroteos de masas” en lo que va de año. Diez por semana de media de media.

- “Motivado por el odio” -

Una de las más graves matanzas fue la del sábado, por este joven blanco quien, con su fusil de asalto, perpetró “un crimen racista motivado por el odio”, según las autoridades.

Antes de la matanza, Payton Gendron publicó un manifiesto racista de 180 páginas, en el que se define “fascista”, “racista”, “antisemita” y se reclama adepto de la teoría conspiracionista del “gran remplazo”.

Biden suele recordar que decidió lanzarse a la carrera por la Casa Blanca después de la manifestación de la extrema derecha en agosto de 2017 en Charlottesville (Virginia, sur). Una mujer perdió la vida atropellada por un neonazi que embistió con su auto a un grupo de manifestantes antirracistas.

Desde su llegada a la Casa Blanca promete reparar “el alma” de un país que fundamentalmente estaría unido. Pero que carece de herramientas para pasar al acto.

Limitado por su ajustada mayoría parlamentaria, enfrentado a los estados conservadores dotados de prerrogativas amplias, acorralado por un Tribunal Supremo sesgado a la derecha, ha tenido que contentarse con actuar con decretos sobre el control de las armas de fuego.

Joe Biden, que ha prometido proteger a los afroestadounidenses, ni siquiera ha logrado hacer votar una legislación federal para proteger el acceso a las urnas de las minorías, amenazadas en los estados del sur, en manos de los republicanos.

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