Más de 40 horas fueron necesarias para que tres buses recorrieran los cerca de 3 mil kilómetros que separan a los estados de Texas y Nueva York. En su interior, una centena de migrantes que habían cruzado irregularmente la frontera sur del país aguardaban para conocer qué futuro les esperaría en su nuevo destino. Ninguno había pagado su boleto, pues todo fue financiado por el estado de Texas en lo que representa una nueva disputa entre republicanos y demócratas por políticas migratorias.
Pero la Gran Manzana no ha sido el único destino al que han sido derivados los migrantes. En total, se estima que más de 7 mil personas han sido trasladadas bajo esta modalidad desde los estados de Texas y Arizona hacia Nueva York y Washington D.C.
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Las autoridades neoyorquinas han advertido que los centros de acogida han superado su capacidad tras la llegada de más de 4 mil migrantes desde mayo. Además, la población de indigentes ha aumentado en un 10% desde el mismo mes, un fenómeno que la alcaldía vincula directamente a la llegada de los buses.
Manuel Castro, comisionado para asuntos migratorios del alcalde demócrata neoyorquino Eric Adams, quien estuvo encargado de recibir a los buses que llegaron el miércoles, señaló al gobernador texano, el republicano Greg Abbott, de utilizar esta crisis humanitaria como parte de una vendetta política.
“Lo está haciendo para incitar al sentimiento antiinmigración, pero Nueva York no caerá en ello”, apuntó Castro.
Abbott, por su parte, parece confirmar en sus entrevistas que esto se trataría de una lección para los demócratas. “Este es un acto de hipocresía por parte del alcalde y el gobernador de Nueva York. El alcalde (Eric) Adams dice que les da la bienvenida a los migrantes ilegales y ahora que debe lidiar con la realidad que ello implica no puede manejarlo”, dijo el gobernador durante una entrevista con Fox News.
“Una de las cosas más importantes que nuestros compatriotas pueden hacer es darse cuenta por sí mismos los retos que Texas enfrenta cada día. Solo cuando lo vean, la Administración Biden tendrá que reforzar las leyes para asegurar las fronteras”, aseguró.
Mayor Adams has no idea what Texas deals with every day at our southern border.
— Greg Abbott (@GregAbbott_TX) August 10, 2022
Despite its sanctuary city policy, NYC can't handle even a fraction of the chaos Biden has created.
This should be a wake-up call to the Biden administration to do its job & secure the border. pic.twitter.com/zgKGBPOg7N
“Está exponiendo a personas que no tienen nada que ver con la situación política”, comenta a El Comercio Ariel Ruiz, analista de políticas públicas del Migration Policy Institute de Washington DC.
OPOSITOR A LA MIGRACIÓN
Desde su elección como gobernador, en el 2015, el republicano perteneciente al ala más conservadora del partido, Greg Abbott, se ha caracterizado por priorizar las políticas contra la migración ilegal a través de la frontera sur de Estados Unidos.
En Estados Unidos la protección fronteriza y las políticas migratorias son potestad del Gobierno Federal; sin embargo, las autoridades estatales también despliegan recursos para ello.
Texas ha invertido más de 4 mil millones de dólares en su programa antinmigrantes y en julio, Abbott firmó una orden ejecutiva para militarizar el control migratorio dentro de su estado mediante la Guardia Nacional texana y el Departamento de Seguridad Pública. Esto implica que ahora en el estado se buscan a las personas en situación migratoria irregular para poder enviarlos de nuevo a la frontera y devolverlos a sus países. El problema, sin embargo, es que no hay forma de saber quién está en situación legal y quién no, por lo que se vive una suerte de persecución de migrantes.
La justificación de Abbott detrás de esta polémica medida es que la Administración del demócrata Joe Biden ha dejado desprotegido al país frente a “una invasión”, lo que los ha “obligado a construir un muro fronterizo, desplegar fuerzas militares estatales y celebrar acuerdos para asegurar el Estado de Texas”.
Pero, ¿Biden realmente está dando carta blanca para que los migrantes ingresen libremente al país? Las cifras indicarían lo contrario.
Desde octubre del 2021, en Estados Unidos han sido detenidos más de 1,7 millones de personas en la frontera con México, algo que no se registraba desde 1960.
Por otro lado, si bien es cierto que el martes la justicia estadounidense le permitió al presidente abolir el programa migratorio “Quédate en México”, lanzado por su predecesor Donald Trump y que obligaba a los solicitantes de asilo a salir del país hasta que llegue la fecha de sus audiencias, otras políticas siguen vigentes.
Una de ellas es, por ejemplo, el Título 42, un programa lanzado en los años 40 y recuperado por Trump durante la pandemia de COVID-19, en el que bajo la justificación de que los migrantes podrían introducir enfermedades se les negaba automáticamente el ingreso al país.
“Aún no existe un sistema de asilo abierto en la frontera. Siguiendo el Título 42 aún se expulsan a personas que llegan desde México, Honduras, Guatemala o El Salvador y se les deja entrar si vienen de otros países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ucrania o Afganistán, que son aliados o en situaciones de gran vulnerabilidad”, explica Ruiz.
Incluso si el Título 42 llega a ser derogado seguirá vigente el Título 8, la política migratoria que imperaba en el país norteamericano antes del 2020. Según esta norma, los agentes fronterizos son los responsables de entrevistar a los migrantes irregulares que se encuentren en la frontera para determinar si verdaderamente corren peligro o no en su país de origen. En caso de serlo son enviados a tribunales de migración; caso contrario, son deportados.
Cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) demuestran que solo en junio se han registrado 207.416 encuentros con migrantes irregulares, como se conoce a la situación en que las personas se entregan a la autoridad o intentan cruzar la frontera.
VULNERABILIDAD
Desde su inicio, a fines de abril, el plan de Abbott de enviar a los migrantes en buses recibió diferentes cuestionamientos. La poca información inicial, por ejemplo, no dejaba claro si sería un traslado voluntario u obligatorio.
“No se les da la información correcta sobre el lugar al que llegarán y por cuánto tiempo. Incluso, si alguna de ellas tienen audiencia en el tribunal de asilo pueden perder su caso por no presentarse. En términos humanitarios, no reciben suficiente comida en el trayecto. Pero además la situación de calle los podría afectar después”, señala Ruiz.
Con el tiempo, la mecánica ha demostrado ser la siguiente. Cuando un migrante irregular es detectado se procede a su detención por parte de la Patrulla Fronteriza. Al ser liberado se le ofrecen dos escenarios: tomar un bus de US$50 dólares a San Antonio o subir gratis a otro que lo llevará a Washington D.C. o Nueva York, según un artículo de The New York Times.
Muchos de los migrantes suben a los buses sin información suficiente sobre el lugar al que llegarán, los servicios de los que dispondrán y sin tener alguna red de apoyo que probablemente sí encontrarán en Texas o Arizona, a donde llegaron inicialmente.
“Si este proceso sigue, los únicos perjudicados serán los inmigrantes. Incluso si suben a los autobuses con algún tipo de información las expone a situaciones de riesgo inapropiada para ellos mismos y para las ciudades. La idea de los autobuses no es la peor que puede haber, si tuviese buenas intenciones para distribuir a las personas más vulnerables en estados donde se les pueda apoyar con mejores servicios sería un buen mecanismo. Pero ahora solo está generando problemas de logística y confusión a costo de la persona migrante”, señala el experto.
Tras el largo viaje, los migrantes llegan a zonas de las ciudades que no necesariamente tienen centros de refugio cercano, lo que conlleva al incremento en la cifra de indigentes que advertía el municipio neoyorquino líneas atrás.
Se estima que desde abril, desde Texas han salido 135 buses con unos 5.100 migrantes hacia Washington D.C., mientras que de Arizona fueron enviados otros mil más a partir de mayo.
Por otro lado, alrededor de 305 migrantes llegaron de los mismos estados a la ciudad de Nueva York.
“El impacto ha sido tan significativo para los albergues locales que no dan abasto al número de personas que llegan. Este tipo de acciones de los gobernadores exponen a difíciles circunstancias a los migrantes para generar beneficios políticos”, sentencia Ruiz.
—¿Esta llegada de migrantes está colapsando los servicios de Nueva York y DC?
En realidad el número de personas no es la principal preocupación de ambas ciudades sino la forma en la que los están enviando. Cuando llegan lo hacen sin aviso y muchas veces lo hacen a ubicaciones con muy poca información de qué deben buscar, a quién acudir o dónde hospedarse. El impacto ha sido tan significativo para los albergues locales que no dan abasto al número de personas que llegan. No porque no tengan capacidad sino porque no tienen un sistema previsible para saber si llegarán 100, 200 o 50, se hace muy difícil reubicarlas.
—¿Considera que se ha instrumentalizado a estas personas vulnerables?
Parece que hay una intención de venganza política contra el Partido Demócrata. Porque podrían haber enviado los autobuses a otras partes del país, como Memphis, Los Angeles, Nashville o Denver que implicaría un viaje mucho más corto.
—¿Venganza por qué?
El gobernador de Texas tiene una percepción incorrecta, él considera que se está dejando entrar a todas las personas. Si bien están ingresando algunas personas, estas son en su mayoría mujeres, niños o familia en situación de vulnerabilidad. El Título 42 restringe justamente a las demás. El gobernador lo que hace es decir que respeta la jurisdicción federal sobre el ingreso al país, pero los envía a donde más problemas le podría causar al Gobierno.
—Abbott se perfila como candidato republicano, ¿hay una intención política detrás de esto?
No sé exactamente qué piensa el gobernador de Texas, pero no tengo dudas de que busca aprovecharse del momento político para dar una percepción de que está siendo estricto en la frontera y recibir el apoyo de los electores, republicanos o independientes, que piensan que la frontera está descompuesta. Este tipo de acción es una expresión de la independencia de Texas para esas personas. Esto no le va a garantizar la elección, pero sí está sacando una ganancia electoral importante.