Los republicanos de la Cámara de Representantes votaron este miércoles a favor de apartar de la jerarquía del partido a Liz Cheney, una dura crítica de Donald Trump, en un paso que cimenta la afinidad de la formación con el expresidente.
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A dieciocho meses de las elecciones de mitad de mandato y cuando faltan todavía tres años para las próximas presidenciales, el Partido Republicano castigó a una de sus militantes que se niega a cuadrarse con la afirmación sin pruebas de Trump de que los demócratas cometieron fraude en las elecciones de 2020.
Cheney, una conservadora de Wyoming e hija del ex vicepresidente Dick Cheney, perdió su puesto como número tres del partido en la Cámara de Representantes.
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“Voy a hacer lo que esté en mis manos para asegurarme que el expresidente no vuelva a acercarse nunca más (al poder)”, afirmó Cheney a los periodistas en el Congreso, tras la decisión.
Los republicanos argumentaron que actúan a favor de la unidad del partido y que las críticas de Cheney hacia Trump y lo que ella considera un “culto de personalidad peligroso y antidemocrático” no han hecho nada para unir a una formación política fracturada luego de las últimas presidenciales.
Trump -apartado de las redes sociales- reaccionó raudo afirmando que Cheney es un ser humano “amargado y horrible”.
“Es una belicista cuya familia nos empujó estúpidamente a las desastrosas guerras sin fin de Medio Oriente, lastrando nuestros recursos y agotando a nuestras fuerzas armadas”, afirmó el exmandatario, agregando en un tono burlón que espera verla pronto como comentarista de cadenas como CNN.
Cheney pronunció el martes por la noche un discurso desafiante en la Cámara de Representantes, advirtiendo a sus correligionarios de la posibilidad de un “desmoronamiento” de la democracia, ya que el expresidente sigue engañando a millones de estadounidenses y sembrando dudas sobre la integridad de las elecciones.
“Permanecer en silencio e ignorar la mentira envalentona al mentiroso”, dijo Cheney en una sala casi vacía.
“No me quedaré sentada en silencio mientras otros llevan a nuestro partido por un camino que abandona el estado de derecho y se une a la cruzada del expresidente para socavar nuestra democracia”, aseguró.
El jefe de la minoría republicana de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, y el número dos, Steve Scalise, han respaldado a una joven moderada que apoya a Trump, Elise Stefanik, como reemplazo de Cheney.
Pero aún no se ha programado una votación para un nuevo puesto, ya que a algunos republicanos les preocupa que Stefanik, aunque es una feroz defensora de Trump, no sea lo suficientemente conservadora.
Independientemente del reemplazo de Cheney, “está claro que necesitamos hacer un cambio”, dijo McCarthy a los miembros el lunes.
Si bien Cheney y algunos aliados, como el republicano de la Cámara de Representantes Adam Kinzinger, advierten del peligro de cerrar filas con el expresidente, muchos en el Partido Republicano, incluido el poderoso senador Lindsey Graham, creen que la formación no puede avanzar sin el trumpismo, independientemente de donde esté Trump.
- “La gran mentira” -
Con las divisiones republicanas en la palestra, el presidente Joe Biden se reunirá el miércoles en la Casa Blanca con los cuatro líderes del Congreso: la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer, y los líderes de las minorías republicanas McCarthy y el senador Mitch McConnell.
La reunión puede servir como recordatorio de que aún en medio de la purga de un líder del Congreso, los engranajes de Washington continúan funcionando.
“Ojalá... puedan hablar sobre áreas de acuerdo y cosas como infraestructura”, dijo a los periodistas la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Sin embargo, Cheney se encuentra en el centro de la crisis de un partido que no puede renunciar a su expresidente y rechazar su falsa afirmación de fraude electoral.
Los demócratas aprovechan la crisis en el bando republicano para afirmar que sus rivales apoyan un modelo autocrático.
“Cuando perpetúas o toleras mentiras sobre las elecciones como esta, erosionas nuestra democracia”, dijo Schumer a los senadores el martes, insistiendo en que los republicanos están repitiendo la mentira de que las elecciones fueron robadas “simplemente para calmar... al presidente más deshonesto de la historia de Estados Unidos”.
“Desafortunadamente, la gran mentira se está extendiendo como un cáncer entre los republicanos”, dijo.
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