Richard Jewell, el guardia de seguridad que fue héroe por alertar que había una bomba. (Foto: AP)
Richard Jewell, el guardia de seguridad que fue héroe por alertar que había una bomba. (Foto: AP)
Redacción EC

Un día como hoy, 27 de julio de 1996, un atentado con una bomba casera causó dos muertos y un centenar de heridos durante la celebración de los . Se trató del segundo ataque terrorista desde los de Múnich en 1972. En este contexto nace la historia del guardia de seguridad Richard Jewell, quien pasó de ser héroe a villano injustamente.

Jewell, de entonces 33 años, descubrió la mochila que llevaba los explosivos en el Parque Olímpico del Centenario y alertó al equipo de seguridad. Juntos comenzaron a evacuar a la gente. Unas 50000 personas escuchaban en vivo el concierto de Jack Mack and The Heart Attacks en la zona céntrica o “fan fest” de los Juegos Olímpicos.

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Sin embargo, la bomba estalló antes de que todos los presentes pudieran ser evacuados en su totalidad, nueve minutos después del aviso. Murieron dos personas: una espectadora de 44 años a consecuencia de la explosión y un camarógrafo de la TV turca que sufrió un infarto durante el incidente. 111 resultaron heridos.

En primera instancia, Jewell fue considerado un héroe. Fue felicitado públicamente y hasta apareció en los grandes programas de televisión.

“Me siento como una persona que hizo su trabajo como creía que debía hacerlo. Estaba en el lugar correcto a la hora precisa. Y utilicé mi entrenamiento de la forma que me enseñaron. Los héroes verdaderos de este caso son los auxiliares sanitarios, los bomberos, todos los agentes que se pusieron entre la bomba y la gente, que no quería irse... porque ellos recibieron la mayoría de la metralla de la bomba y la onda expansiva”, declaró Jewell al día siguiente en el programa de televisión Today show, conducido por Katie Couric, de la cadena NBC.

Pero, en un breve lapso, exactamente tres días después, fue despreciado por la prensa, debido una información recogida del FBI, que lo estaba investigando por el caso. Según los medios, que citaban a la autoridad, ahora Jewell tenía el perfil de un criminal, un ‘terrorista solitario’.

En concreto, fue el periódico “Atlanta Journal-Constitution” y la reportera Kathy Scruggs quienes informaron sobre la investigación del FBI hacia el guardia de seguridad de la empresa AT&T. Se le presentó como un hombre inestable, exiliado del mundo, capaz inventar que descubría una bomba que él mismo había puesto para fingir ser una estrella y recibir la aceptación de la sociedad.

A partir de ese momento, la vida de Jewell pasó a ser una pesadilla. Continuó el acoso de los medios hacia él y el FBI lo sometió a tortuosos interrogatorios, registraron su casa de manera pública y lo vigilaron todo el día.

Tras semanas de investigación, el FBI se rectificó y aseguró que el guardia de seguridad no tenía ninguna culpabilidad en el incidente.

En respuesta, Jewell presentó varias demandas contra los medios de comunicación que lo difamaron o le hicieron un seguimiento exhaustivo a su caso, como NBC y CNN. Pidió 15 millones de indemnización al New York Post por sugerir que, según su perfil, posiblemente si haya sido culpable de colocar las bombas.

Dos años más tarde, en 1998, fue revelada la identidad del verdadero hacedor del atentado, Eric Rudolph, un fanático religioso. Las autoridades dieron con él luego de dos ataques similares: puso explosivos en un hospital en el que se practicaba el aborto y en un bar donde solían acudir lesbianas.

Después de desligarse de la investigación y toda culpabilidad, Jewell logró cumplir su sueño ser policía. También fue felicitados por su trabajo en reiteradas ocasiones y condecorado por su valor.

En el 2006, murió los 44 años por un ataque al corazón. Algunos aseguran que nunca se repuso del daño que le causó esa falsa vinculación al crimen.

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