El adolescente Ethan Crumbley se declaró este lunes culpable de todos los cargos que se le imputan por el tiroteo que cometió hace un año en el instituto de la localidad de Oxford (Michigan, Estados Unidos), donde cuatro estudiantes perdieron la vida.
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Crumbley, que ahora tiene 16 años, se declaró culpable de los 24 delitos que se le imputan y que incluyen desde terrorismo hasta homicidio en primer grado, cargo este último que podría acarrear la pena de cadena perpetua, recogen medios locales como The Detroit News.
Ese medio describe como estoica la actitud que mostró el acusado durante la admisión de culpa y detalla que el joven tenía la mano izquierda esposada a una cadena en la cintura.
Durante la audiencia, el juez del condado de Oakland, Kwame Rowe, fue preguntando al acusado si se declaraba culpable de los crímenes de los que se le acusaba, leyendo cada delito por separado, a lo que Crumbley contestó “sí” en cada ocasión.
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De esa forma, Crumbley admitió que su intención era acabar con la vida de varios de sus compañeros de instituto cuando el 30 de noviembre de 2021 entró a la escuela con una pistola, se dirigió a los baños y comenzó a disparar a quienes estaban cerca.
Cuatro estudiantes murieron, otros seis resultaron heridos y un profesor también sufrió heridas.
El crimen estremeció a Estados Unidos y provocó un debate sobre la responsabilidad paterna en los tiroteos contra centros de educativos, que han aumentado en los últimos años.
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En un procedimiento separado, los padres de Crumbley enfrentan cargos de homicidio involuntario porque el arma semiautomática que usó para perpetrar el crimen pertenecía al padre y porque ignoraron las advertencias de los profesores sobre la necesidad de que el joven recibiera atención psicológica.
Horas antes de que Crumbley disparara contra los otros estudiantes, un profesor encontró una nota en el pupitre del joven en la que podía verse una pistola y la frase: “Los pensamientos no paran, ayúdenme”.
La nota contenía también un dibujo de una bala con las palabras “sangre por todas partes”, según han revelado los investigadores durante el proceso judicial.
Pese a esas advertencias, los padres del joven, James y Jennifer Crumbley, rechazaron las peticiones de los profesores para que se llevaran a casa a su hijo, quien pocas horas más tarde cometió el tiroteo.
En el momento en que se anunciaron los cargos en su contra, los padres del joven huyeron y estuvieron en paradero desconocido durante varias horas, desatando una búsqueda policial que fue retransmitida por las principales televisiones estadounidenses hasta que fueron localizados en un almacén de Detroit.
En los últimos años, han aumentado en Estados Unidos los tiroteos en centros educativos con incidentes tan estremecedores como el de la escuela primaria de Sandy Hook en 2012 con 26 víctimas mortales o el de Robb Elementary de Uvalde, con el asesinato de 19 niños y dos maestros.
Solo en 2021, cuando se competió el tiroteo en la escuela de Michigan, hubo 202 incidentes con armas de fuego en zonas escolares, lo que dejó 49 fallecidos y 126 heridos, de acuerdo al grupo a favor del control de armas Every Town For Gun Safety.
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