El financiero Georges Soros, al que el expresidente Donald Trump ha vinculado en numerosas ocasiones con el fiscal Alvin Bragg que ha logrado imputarlo por primera vez, hizo público hoy un comunicado en el que desmiente esa información y subraya que no tiene la menor relación con ese fiscal.
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El comunicado, firmado por un portavoz de Soros y que lleva por título “Los hechos”, señala que el financiero nunca se ha reunido ni hablado o comunicado de ningún modo con Alvin Bragg, ni tampoco ha financiado su campaña política para convertirse en fiscal del distrito de Manhattan.
En Estados Unidos, los fiscales son elegidos por votación popular al igual que los congresistas, y es habitual que se presenten como candidatos de uno de los dos grandes partidos, siendo en Nueva York prácticamente todos del Partido Demócrata.
En las últimas semanas, Trump ha atacado en numerosas ocasiones al fiscal Bragg -calificándolo por ejemplo de “psicópata” o “racista”-, y una de las líneas de ataque ha sido precisamente su vinculación financiera con Soros: ayer lo definió una vez más como “el fiscal de distrito Bragg apoyado por Soros” y lo vinculó también con “la izquierda radical”.
En el comunicado, Soros reconoce haber hecho numerosas donaciones a “fiscales de tendencia reformista” desde 2015, y señala que concretamente Democracy PAC, grupo de financiación electoral creado por él, donó 4 millones de dólares para la campaña “Colors of Change”, pero puntualiza: “Ninguno de estos fondos fue asignado a la campaña de Bragg”.
Según el comunicado, el expresidente, sus seguidores y varios cargos electos del Partido Republicano “han tratado de desviar la atención de los hechos de este caso en manos del fiscal (...) sugiriendo falsamente que Soros tuvo un papel en la decisión del gran jurado y en los fiscales del distrito”.
Georges Soros, de 93 años, es tal vez el nombre más conocido de los financieros -autodenonimados “filántropos”- que apoyan políticas consideradas moderadamente progresistas, y como tal se ha convertido en una de las bestias negras de la derecha en todo el mundo, y diana permanente de Donald Trump.
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