“Sabía que este trabajo iba a ser difícil, pero nunca me imaginé algo como esto”. Quizás uno de los pocos momentos en la vida en que las personas son muy cautelosas al elegir su siguiente paso profesional, es cuando tienen una familia a cargo. No significa que no acepten algunos riesgos, pero, en la medida de lo posible, buscan reducirlos.
Los vigilantes de Wolverine, la milicia de escépticos del coronavirus que planeaba secuestrar a una gobernadora de EE.UU.
Con eso en mente, la madre de dos hijas adolescentes y de tres hijastros, Gretchen Whitmer, se convirtió en la gobernadora de Michigan (Estados Unidos). Su manejo de la crisis del coronavirus le valió el reconocimiento de los vecinos, pero también el blanco de las críticas de los más conservadores.
Solo así se entiende que ayer intentarán secuestrarla y ajusticiarla.
DEMÓCRATA SIN PELOS EN LA LENGUA
Gretchen Whitmer estuvo muy cerca de convertirse en la candidata a vicepresidente del postulante a la Casa Blanca, Joe Biden. Aun cuando no fue elegida, sus declaraciones públicas jamás dejaron de ser críticas con el oficialismo. Para ella, el mandatario Donald Trump no estaba actuando de forma correcta y había que denunciarlo.
De allí que “The New York Times” considere una pieza clave de los comicios del 3 de noviembre, aun cuando no es parte de la campaña electoral. Ella representa a un Estado clave: en las elecciones del 2016, Trump se convirtió en el primer republicano en ganar en Michigan desde 1988, un apoyo que finalmente le ayudó a derrotar a Hillary Clinton.
“De los últimos meses hemos aprendido qué es lo más importante, que se necesita enfrentar los retos y no negarlos [...] [Tenemos] que unirnos para luchar contra el virus y reconstruir juntos nuestra economía”, dijo en la Convención Nacional Demócrata llevada a cabo en agosto de este año.
Whitmer también fue parte de las protestas por el asesinato de George Floyd y anota que las fuerzas del orden urgen de una reforma. Por su participación en la marcha, sus detractores la cuestionaron: ¿no es una contradicción participar en un evento multitudinario si se pregona el distanciamiento social y otros cuidados para no contagiarse de COVID-19?
Donald Trump ataca a la gobernadora de Michigan, objetivo de milicia de ultraderecha
Ella respondió: “Nunca dije que las personas no podían marchar, aun cuando lo hicieran en contra mía. Lo que sí dije fue que, por favor, lo hicieran de forma responsable, usando una mascarilla, que trataran de permanecer distanciados, que se lavaran las manos. Cuando marché, es verdad, que no siempre pudimos mantenernos distanciados, pero siempre nos cuidamos”.
Y agregó: “La verdad es que lo hicimos responsablemente, cumpliendo todas las recomendaciones. No estrechamos las manos, no nos abrazamos. Nos esforzamos por no esparcir el virus. Así es como se alza su voz durante una pandemia”.
Cuando le preguntaron si, en caso de una victoria de Biden, ella aceptaría un puesto en la Casa Blanca, ella dijo que no: “Quiero quedarme en Michigan. Todos los que me conocen saben que no aceptaría postular por un cargo federal porque quiero quedarme en casa. Aquí han vivido tres generaciones de mi familia”.
En ese sentido, la presidencia tampoco le llama la atención. “Nunca me podrían arrastrar hasta Washington”.
LOS ENEMIGOS TOMAN ACCIÓN
Ayer se planeaba llevar a cabo un juicio por traición. La acusada sería Gretchen Whitmer, quien sería secuestrada y se le aplicaría una sanción ejemplar por sus medidas -para muchos demasiado estrictas- para contener al coronavirus, por violar la Constitución.
Los Vigilantes de Wolverine serían los encargados del proceso, y pensaban reclutar a 200 personas para tomar a la fuerza el capitolio local. El plan B era asaltar la casa de Whitmer.
Si la policía se involucraba, estarían listos con bombas molotv y equipo táctico.
El odio de esta milicia se vino construyendo poco a poco. Importó mucho el tuit de Donald Trump (“Libérate Míchigan”) y que la Corte Suprema de Michigan dijera que Whitmer no tenía autoridad para las medidas restrictivas que había impuesto.
Felizmente, el FBI y la policía desarticularon el ataque. Hubo trece detenidos. Se supo que esta iba a ser una primera piedra en una suerte de inicio de guerra civil.
Whitmer, más tarde, declaró en una conferencia de prensa: “Nuestro presidente se ha pasado los últimos siete meses negando la ciencia, ignorando a sus expertos en salud, desacreditándolos, fomentando el odio, y dando confort a quienes esparcían el miedo y división”.
“Solo la semana pasada, él se paró al frente de los estadounidenses y se negó a condenar a los supremacistas blancos y los grupos de odio. Como esas milicias de Michigan. Retrocedan y esperen, les dijo. Estos grupos escucharon esas palabras no como un alto, sino como un incentivo para tomar acción”, agregó.
En todo este tiempo, Whitmer ha recibido múltiples amenazas de muerte.
Mientras tanto, en respuesta a lo dicho por la gobernadora, Trump dijo que había hecho un “pésimo trabajo” al contener al coronavirus.
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