Jackson ama la vida en el racho y, además de visitar su vaca Itsy también le da de comer a los caballos y juega con su hermana Mae. (Foto: Jackson's Journey with HLHS now POST-Heart Transplant / Facebook).
Jackson ama la vida en el racho y, además de visitar su vaca Itsy también le da de comer a los caballos y juega con su hermana Mae. (Foto: Jackson's Journey with HLHS now POST-Heart Transplant / Facebook).
Redacción EC

Hay niños que no se pueden despegar de su perro o gato al considerarlos pieza clave de su familia y apoyo incondicional y también está Jackson Ward, un pequeño de 8 años que ama a su vaca Itsy y en quien ha encontrado la compañía perfecta para seguir recuperándose de un trasplante de corazón que lo mantuvo 453 días en el hospital. Hoy ambos amigos disfrutan en el rancho de la familia en Texas,.

Él fue dado de alta del Texas Children’s Hospital el 20 de diciembre, pero tuvieron que pasar varios días para su reencuentro y para que el niño pudiera acariciarla de nuevo en una escena sumamente conmovedora, pues la última vez que la vio fue en 2021, antes de ser hospitalizado.

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“Ha sido increíble verlo disfrutar de la vida nuevamente (...) Es realmente una bendición”, contó a su madre, Leah Ward, quien pensó no volver a verlos juntos en el rancho debido a su complejo estado de salud.

La lucha de Jackson para vencer la muerte

Cuando tenía 20 semanas de embarazo, una ecografía reveló que su bebé tenía un defecto de nacimiento congénito potencialmente mortal llamado síndrome del corazón izquierdo hipoplásico, que ocurre cuando un niño nace con el lado izquierdo del corazón que no funciona.

Su primera cirugía fue a los 5 años, pero tres años después se determinó que necesitaría un trasplante de corazón. Luego de 453 días y solo cinco días antes de Navidad, Jackson fue dado de alta y salió del Texas Children’s Hospital caminando y lleno de vida.

Su madre, que ahora tiene 38 años, sabe que esta es una nueva oportunidad junto a su esposo Jason, a quien conoció cuando eran estudiantes de secundaria en la zona rural de Cleveland, Texas, donde aún residen.

Y es que esta familia no la ha tenido fácil, pues al dolor de ver enfermo a Jackson y con pocas probabilidades de vida se suma la pena de que su primer hijo, Marshall, muriera en un accidente automovilístico a los 20 meses en abril de 2013.

“Cuando recibimos el diagnóstico por primera vez, llegué a casa y le dije a mi esposo: ‘No quiero renunciar a él’ (...) Descubrir que estaba embarazada de él me sacó de mi depresión. Estaba en un mal momento y él me salvó la vida”, recordó Leah.

Jackson Ward salió del hospital bajo los aplausos de todo el personal médico que estuvo cuidándolo durante 453 días. (Foto: Texas Children's Hospital / Facebook).
Jackson Ward salió del hospital bajo los aplausos de todo el personal médico que estuvo cuidándolo durante 453 días. (Foto: Texas Children's Hospital / Facebook).

La odisea por conseguir un donante de corazón

Desde ahí lucharon incansablemente para salvarlo y es así que el niño fue sometido a una cirugía cardíaca de tres partes en el Texas Children’s Hospital: a los 5 días de edad, nuevamente cuando tenía 4 meses y medio, y a los 5 años. Eso funcionó por un tiempo y le permitió tener una infancia más llevadera hasta que contrajo rinovirus en septiembre de 2021, lo que desencadenó una miocarditis (inflamación o infección del músculo cardíaco) que provocó una insuficiencia cardíaca grave. Desde ese momento estuvo hospitalizado.

Fue ahí que llegó la noticia de que necesitaba un trasplante de corazón para seguir viviendo y le implantaron un dispositivo de bomba artificial llamado Berlin Heart hasta que apareciera un donador. El camino de cerca de un año no fue nada sencillo hasta que el corazón compatible llegó a principios de julio de 2022, pero una falla en el avión que lo trasladaba tiró al agua sus planes; sin embargo, por fin recibió el trasplante el 1 de octubre.

“Estaba tan aliviada (...) Esta era nuestra oportunidad de recuperar nuestra vida. No sabemos absolutamente nada sobre nuestro donante, pero quiero saber quién es esta persona. Estoy en deuda con ellos para siempre”, agregó la madre.

Pero las cosas no salieron bien y se produjo una osteoporosis por esteroides que motivó que le abrieran el pecho. “Fue desgarrador. La única vez que sentí una tristeza tan profunda fue cuando perdimos a Marshall. Todos esos mismos sentimientos regresaron”.

Tras una semana sedado le volvieron a cerrar el tórax el 1 de noviembre y 7 semanas después, Jackson Ward salió caminando lentamente del hospital bajo los aplausos de todo el personal.

“¡Estamos viviendo de nuevo!. Vivir porque alguien nos devolvió la vida de nuestro Jackson”, escribió Leah en una publicación reciente de donde documentó todo el camino.

Actualmente disfruta del aire libre, juega con su hermana Mae de 6 años y ayuda a su mamá con las tareas del rancho como alimentar a los caballos y hasta baja al estanque a pescar, eso sí, nunca deja de visitar a su vaca Itsy.


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