El juicio contra Hunter Biden por cargos de posesión de armas de fuego e impulsado por el Departamento de Justicia del gobierno de su padre, el presidente de Estados Unidos Joe Biden, está revelando detalles sórdidos y vergonzosos sobre la adicción a las drogas del hijo del mandatario, en plena campaña para las elecciones del próximo 5 de noviembre donde el demócrata buscará la reelección. Y este martes, un jurado en Delaware lo declaró culpable de todos los cargos.
El proceso se inició el lunes con la elección del jurado, solo cuatro días después de que el candidato republicano Donald Trump fuera declarado culpable en Nueva York de falsificar registros comerciales para encubrir un escándalo sexual que amenazó con afectar su campaña presidencial del 2016.
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Hunter Biden es el primer hijo de un presidente estadounidense en funciones que afronta un proceso penal y posible condena. La Fiscalía lo acusa de tres delitos de posesión ilegal de un arma de fuego durante 11 días en octubre del 2018 y de mentir sobre su adicción cuando la compró. La pena máxima por dichos cargos es de 25 años de prisión.
El viernes, cuando los fiscales concluyeron su caso, insistieron en que en octubre del 2018 Hunter Biden mintió cuando aseveró que no era consumidor de drogas en un formulario federal para comprar un arma. El lunes, cuando se reanude el juicio, la defensa podría llamar al menos a un testigo antes de que los abogados presenten sus argumentos finales, indicó la agencia AP.
El origen del caso
El 12 de octubre del 2018, Hunter Biden acudió a StarQuest Shooters & Survival Supply, una tienda de armas de fuego ubicada al norte de Wilmington, estado de Delaware. En ese lugar compró un revólver Colt Cobra 38SPL.
Como parte del trámite, rellenó un formulario donde, entre otros requisitos, se le pedía contestar a la pregunta de si era consumidor ilegal o adicto a cualquier estimulante, droga narcótica o cualquier otra sustancia controlada. El hijo del mandatario marcó con una equis en la casilla del no.
El diario español El País remarca que una nota al pie del formulario le pedía certificar que sus respuestas eran “verdaderas, correctas y completas”, y le advertía que tenía prohibido comprar un arma si contestaba afirmativamente a dicha pregunta y que hacer una declaración falsa al respecto era un delito.
Hunter Biden compró el revólver y lo tuvo por 11 días. Luego el arma apareció en un tacho de basura de un supermercado de Greenville, a unos 10 minutos en carro de la tienda de armas.
Según las memorias del propio Hunter, en el momento de la compra del arma se encontraba sumido en la adicción al crack.
Los testimonios de sus exparejas y de su hija
La semana pasada, los fiscales mostraron al jurado imágenes de Hunter Biden en posesión de drogas y con el torso desnudo en un baño de burbujas. También divulgaron mensajes de texto entre este y vendedores de drogas. Además, testificaron tres de sus exparejas, quienes narraron cómo su adicción a las drogas terminó destruyendo sus relaciones. Mientras que el viernes, se presentó una de sus hijas.
El miércoles, Kathleen Buhle, la exesposa de Hunter, contó que en el 2015 descubrió una pipa para fumar crack en el porche lateral de su casa, y que le preocupó que su hija la pudiera encontrar, reseñó la agencia AFP. La pareja se divorció en el 2017.
Hallie Biden, la viuda del hermano mayor de Hunter, Beau Biden, y con quien luego tuvo una relación, también testificó.
Ella contó que comenzó a consumir drogas durante su corta y problemática relación con Hunter. “Me arrepiento de ese período de mi vida”, dijo.
Hallie Biden dijo haber encontrado restos de crack y parafernalia relacionada con las drogas en el automóvil de él, junto con el arma de fuego que está en el centro del caso.
“Entré en pánico y quise deshacerme de eso”, dijo sobre el arma y las municiones que encontró.
“¿Por qué entró en pánico?”, preguntó el fiscal.
“Porque no quería que él se hiciera daño y no quería que mis hijos la descubrieran y se hicieran daño”, respondió Hallie Biden. Dijo que puso el arma en una bolsa y la arrojó a un cubo de basura en una tienda de comestibles cercana. Un reciclador la encontró y la entregó a la policía.
El tribunal también escuchó el testimonio de una tercera mujer, Zoe Kestan, quien sostuvo una relación con Hunter Biden entre diciembre del 2017 y el 2018. Ella recordó que él fumaba crack “más o menos cada 20 minutos”.
Zoe Kestan contó al jurado que conoció a Hunter en un club de striptease de Nueva York donde ella trabajaba.
Kestan reconoció que no tuvo contacto con él en octubre de 2018, cuando compró el arma. Pero dijo al jurado que Hunter Biden consumía drogas el mes siguiente.
Los fiscales mostraron al jurado imágenes de ambos, en las cuales aparece Hunter Biden con una pipa de vidrio en la mano.
El viernes, Naomi Biden testificó a pedido de la defensa de su padre y contó detalles sobre una visita que hizo al centro de rehabilitación de Los Ángeles en el que Hunter Biden estaba internado en el 2018.
En la visita, impulsada por Hunter, Naomi dijo que vio a su padre en buenas condiciones: Fue “lo más limpio que lo había visto desde que murió mi tío”, apuntó la nieta del presidente, refiriéndose a su fallecido tío, Beau Biden, quien murió en el 2015 a causa de un tumor cerebral.
Naomi Biden manifestó que volvió a ver a su padre en Nueva York en octubre del 2018, el mes en el que compró el arma, y en aquel momento parecía “esperanzado”. El testimonio de su hija provocó que Hunter derramara lágrimas.
Los fiscales presionaron a Naomi Biden sobre los detalles que presenció acerca de la adicción y el comportamiento de su padre cuando lo vio brevemente en octubre después de que él comprara el arma.
Los fiscales leyeron textos personales entre padre e hija, incluyendo una súplica que ella hizo para verlo y la respuesta de él sobre que estaba siendo injusto.
Por su parte, la agente especial del FBI, Erika Jensen, testificó sobre cómo los investigadores recabaron pruebas de una laptop de Hunter Biden, entre las que había fotografías que aparentemente mostraban drogas.
En el 2019, Hunter Biden dejó olvidada la computadora en una tienda de reparaciones y, luego, parte de la información guardada en ella fue publicada por el New York Post. Esa información ha sido usada por los republicanos a lo largo de estos años para desacreditar a la familia Biden.
La primera dama de Estados Unidos Jill Biden ha asistido al tribunal para apoyar a su hijastro.
Por Jesús García,
Periodista, editor de La Opinión y El Diario Nueva York
Desde que se presentaron las acusaciones en contra de Hunter Biden, la campaña del presidente ha estado preocupada porque sí la ha afectado en las encuestas, pues de algún modo hay una conexión entre el hijo y el padre. Si bien en este momento la relación no es directa en el proceso, sí hay revelaciones que la gente podría considerar como cercanas, o que el padre de algún modo sabía lo que el hijo estaba haciendo, y rehuyó. Entonces, eso sí afecta la imagen del presidente y complica su proceso de reelección, porque la gente tiene una opinión negativa al respecto.
¿El caso de Hunter Biden opaca la condena a Donald Trump? No necesariamente. Pero sí es cierto que la gente está confiando cada vez menos en ambos aspirantes presidenciales.
Trump promueve entre la ciudadanía el argumento de que es un perseguido político, pero el hecho de que el hijo del presidente esté siendo juzgado en este momento derrumba ese discurso del republicano, y no se puede decir que hay favoritismo hacia un personaje u otro.
Entre los votantes, la situación afecta más bien en el tema de la imagen de los candidatos. La gente considera que hay un problema en cuando a los políticos estadounidenses, incluidos quienes están compitiendo por la Presidencia de Estados Unidos, que cada vez son más cuestionados.
Así, en algunos tipos de votantes la figura de Robert F. Kennedy jr. está creciendo. Por ejemplo, entre los latinos hay un porcentaje de alrededor del 12% que destaca su respaldo a él, según la última encuesta que publicanos en “La Opinión”. Otros grupos también considerados minoritarios, como los afroamericanos, los asiáticos y la población LGBTQ, también está apoyando cada vez más a este candidato independiente.
Entonces, es interesante ver cómo Robert F. Kennedy jr. está quitándole votos o apoyo a Biden, pero también a Trump, y algunos votantes lo están viendo como una tercera opción, todavía mínima pero está creciendo.
Los cargos que enfrenta Hunter Biden
Hunter Biden está acusado de tres delitos: declaración falsa al comprar un arma de fuego, que se castiga con 10 años de cárcel; declaración falsa en los documentos a mantener en los archivos del vendedor del arma, con 5 años de prisión; y posesión ilegal de un arma de fuego, con una pena de 10 años.
En total, si es hallado culpable la pena máxima sería de 25 años de cárcel. Sin embargo, la prensa de Estados Unidos sostiene que las condenas para quienes son infractores primarios no se acercan al máximo. Incluso Hunter Biden podría no ir a prisión.
Además, las multas que se le impondrían podrían llegar hasta los 250.000 dólares por cada uno de los delitos. También se le puede imponer hasta tres años de libertad vigilada.
Hunter Biden se ha declarado no culpable y ha dicho que está siendo atacado injustamente por el Departamento de Justicia debido a que los republicanos condenaron un extinto acuerdo con la fiscalía bajo el argumento de que era un tratamiento especial para el hijo del presidente demócrata.
En este punto, cabe explicar que en junio del año pasado Hunter Biden estuvo ante una corte federal listo para declararse culpable de delitos fiscales menores. Pero el acuerdo entre él y los fiscales, que le iba a ahorrar un juicio y evitar pasar tiempo en prisión (le iban a dar dos años de libertad condicional), se vino abajo.
El diario español El País refiere que para lograr una condena por los dos cargos relacionados con la compra del revólver, los fiscales deben convencer al jurado de que Hunter Biden hizo a sabiendas una declaración falsa en su formulario de compra de armas y de que la mentira era relevante para que se cerrase la operación. Para el cargo de posesión de armas, deben probar que sabía que era un consumidor ilegal de una sustancia controlada o que era un drogadicto y que poseía un arma de fuego.
El presidente Joe Biden
descartó el viernes indultar a su hijo Hunter en caso de que este llegue a ser condenado.
Las pruebas de la Fiscalía
La Fiscalía usa en su acusación extractos de las memorias de Hunter Biden, Beautiful Things (Cosas Bonitas), en las que reconoce que fue adicto a las drogas durante cuatro años hasta marzo del 2019. Los fiscales también poseen mensajes de texto del acusado de esa época.
En sus memorias, Hunter Biden describió haber sido consumido por las drogas y el alcohol después de que su hermano Beau muriera en el 2015 a los 46 años. Los hermanos eran muy unidos, ya que sobrevivieron a un accidente automovilístico cuando eran jóvenes, en el que fallecieron su madre y su hermanita, reseña la agencia AP.
Hunter Biden ha dicho que está sobrio desde el 2019. Pero los fiscales tienen la intención de utilizar sus memorias para argumentar que sabía que era adicto a las drogas cuando lo negó en el formulario que toda persona debe completar al comprar un arma.
Tienen mensajes de texto, videos y fotografías de Hunter Biden fumando crack, así como detalles sobre residuos de cocaína que, según las autoridades, se encontraron en la bolsa que usaba para sostener su arma.
“Soy un mentiroso, un ladrón, un acusador y un consumidor, soy un delirante y un adicto, diferente y por encima de todos los demás adictos que conoces, y he arruinado todas las relaciones que he apreciado”, escribió Hunter Biden en un mensaje de texto semanas después de comprar el arma de fuego, según los fiscales.
La estrategia de la defensa
La defensa argumentó en un expediente presentado el viernes que los fiscales no han aportado pruebas de que Hunter Biden realmente consumiera drogas en los 11 días en que tuvo el arma, indicó la agencia AP.
“Fue solo después de que tiraran el arma y del estrés que le siguió... que el gobierno pudo encontrar el mismo tipo de evidencia de su consumo —como fotos y uso de jerga de drogas— que hizo que recayera en las drogas”, escribió el abogado defensor Abbe Lowell.
De acuerdo con AP, la defensa ha sugerido que atacará la credibilidad de los empleados de la tienda de armas, pues asegura que hubo cambios en el formulario de compra después de la venta. Los fiscales sostienen que hubo adiciones menores no relacionadas con las partes que completó Hunter Biden.
Además, sus abogados han sugerido que pueden argumentar que Hunter Biden no se veía a sí mismo como un adicto cuando los fiscales dicen que marcó “no” a la pregunta del formulario.
“Los términos ‘consumidor’ o ‘adicto’ no están definidos en el formulario y no se le explicaron”, escribió la defensa en un documento reciente. “Alguien, como el señor Biden, que acababa de completar un programa de rehabilitación de 11 días y vivió con un compañero sobrio después de eso, seguramente podía creer que no era un usuario o adicto en tiempo presente”.
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