Washington [EFE]. Uno de los principales azotes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y uno de sus blancos favoritos en Twitter, el demócrata Adam Schiff será el “fiscal jefe” en el proceso de juicio político contra el mandatario por presiones a Ucrania.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, anunció este miércoles en una rueda de prensa el nombre de Schiff, junto a los de otros seis legisladores, que actuarán como “impeachment managers”, como se conoce en inglés a los congresistas que harán de fiscales en el proceso de destitución en el Senado.
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La venganza del “pequeño cuello de bolígrafo”
Este abogado, de 59 años, nacido en Boston y de credo judío, era apenas conocido hasta que hace dos años se convirtió en el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja; y su fama se ha disparado aún más en los últimos meses por su papel preponderante en la investigación de los demócratas para abrir un juicio político a Trump.
Este rol ha suscitado la ira del presidente, que como suele hacer con sus adversarios, suele referirse a Schiff con apodos, como “pequeño cuello de bolígrafo” o “taimado Schiff”.
Antes de ser la bestia negra de Trump, este letrado, formado en la Universidad de Stanford y en la Escuela de Derecho de Harvard, inició su carrera en California, donde, como recuerda una breve biografía publicada por el Congreso, fue senador y sirvió como fiscal federal en la Fiscalía de Los Ángeles durante seis años, donde procesó al primer agente del FBI imputado por espionaje.
Fiscal implacable con el agente del FBI metido a espía
El diario The New York Times recuerda que hace treinta años Schiff logró una condena para ese miembro del FBI, que fue seducido por una espía soviética y que vendió secretos a cambio de oro y dinero.
Un caso que el propio Schiff describió en ese momento, adelantándose a su papel actual, como de “mal comportamiento y de corrupción del Gobierno al más alto nivel”.
Tras sus comienzos como fiscal, en 1996 ganó uno de los asientos para representar a California en el Senado y, más tarde, en el 2000 se hizo con el escaño que corresponde al distrito 28º de ese estado en la Cámara Baja.
El “Impeachment” le persigue
Como curiosidad, su periplo en la Cámara de Representantes se inició vinculado a otro “impeachment”, como se conoce en inglés a este tipo de procesos, el del expresidente Bill Clinton (1993-2001).
Y es que su rival por el escaño en la Cámara Baja, el republicano Jim Rogan, fue “fiscal” en el juicio político contra Clinton.
Corría el año 1999 y Rogan era visto como un héroe por los conservadores por ese papel en el proceso contra Clinton, pero lo que parecía una ventaja política también lo hacía vulnerable en el distrito 28º de California, con lo que Schiff acabó ganando ese asiento en el 2000 y desde entonces ha sido imbatible.
Los Angeles Times describe a Schiff como un cerebrito con constancia, así como habilidoso estratega con destreza en política exterior, y evoca un artículo del 2005 que apuntaba que los trabajadores del Capitolio bromeaban sobre su “falta de carisma”.
De hecho, apenas era conocido más allá del Capitolio hasta que hace un par de años fue nombrado presidente del Comité de Inteligencia.
Hollywood, “Law&Oder” y tenis
Más allá del Congreso, los más avispados lo reconocían por ser el congresista que representa la circunscripción donde está Hollywood o por la anécdota de que se llama igual que uno de los personajes de la serie policíaca “Law&Order”.
El periódico California Sunday afirma que los admiradores de Schiff lo califican de “sólido”, “razonable” y apacible. Eso hasta que llegó Trump y la investigación de juicio político.
De acuerdo a el diario “The New York Times”, Schiff nunca se ha molestado en ocultar su desdén hacia el presidente: De hecho, en una entrevista en octubre pasado, cuando ya estaban en marcha esas pesquisas, lo tachó de “infantil” y dijo que había acarreado una “mala reputación” a la institución de la Presidencia.
Ahora, Schiff es uno de los congresistas más seguidos en Twitter, con más de 1,8 millones de seguidores, y es un habitual en los programas de debate político de los domingos en EE.UU.
Hombre familiar, está casado con Eve Sanderson, a la que conoció jugando al tenis y con quien tiene dos hijos, y suele bromear sobre la combinación de sus nombres -Adam y Eve-, como hizo en un artículo que escribió para la revista Good Sports, donde describió a su esposa como “modelo” para él.