La ya tensa relación entre israelíes y palestinos se vuelve a complicar. El jueves 26, el ejército israelí organizó una redada en un campo de refugiados en Yenín (Cisjordania) y mató a al menos nueve personas e hirió a otras 20.
La respuesta palestina no demoró.
Este viernes 27, durante la madrugada, dos cohetes se dispararon desde la Franja de Gaza en dirección a sus incómodos vecinos. Y, claro, Israel no se quedó con los brazos cruzados y respondió con 15 bombas.
En este contexto es que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, iniciará una gira por Medio Oriente, región hacia donde partirá este sábado 28. Primero viajará a Egipto, luego a Israel y Cisjordania. En esos viajes se reunirá con el mandatario egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu y con el líder palestino Mahmud Abás.
Tal como lo adelantó el vocero de la Casa Blanca, Ned Price, Blinken “enfatizará la necesidad urgente para que las partes disminuyan las tensiones a fin de poner fin al ciclo de violencia que ha segado demasiadas vidas inocentes”.
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¿Amainarán las tensiones?
Lo primero que apunta el analista Francesco Tucci es que esta visita ya estaba planeada, así que no podría ser vista necesariamente como una respuesta de Estados Unidos ante el recrudecimiento de la crisis. Lo segundo es que la estrategia de Washington parece bastante clara. “Se quiere presionar al presidente egipcio para favorecer el diálogo entre israelíes y palestinos. Sin embargo, este mediador potencial también tiene problemas internos que resolver”, explica.
El especialista Francisco Belaúnde añade que la posición estadounidense responde a que no quiere más problemas. “Están concentrados en la guerra entre Rusia y Ucrania. China también los tiene preocupados, así que tener otro problema en otra parte del mundo no le hace mucha gracia”.
De allí que se apueste por conversar con las autoridades. “Podría convencer a Netanyahu de no escalar la violencia, pero es muy difícil. Él está en el Gobierno gracias al apoyo de algunos extremistas”.
Además que entre Netanyahu y la gestión del presidente Joe Biden no hay buenas migas. Las preferencias del premier por el exmandatario Donald Trump jamás fueron secretas.
Tucci recuerda que, a pesar de que Estados Unidos e Israel son grandes aliados, no hay que olvidar que cada uno baila con su pañuelo. “Israel cuida sus propios intereses y, en algunas ocasiones, han traicionado a sus más cercanos”. Un buen ejemplo, dice, se sucedió en la Guerra de los Seis Días.
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Incidente en medio de la amistad
El analista se refiere al incidente sucedido en 1967. “El País” recuerda que una “organización propalestina publicó tres documentos secretos de la CIA que parecen demostrar que el ataque israelí al barco espía norteamericano Liberty, durante la guerra de 1967, fue premeditado y ordenado” por quien fuera ministro de Defensa israelí. Murieron “34 norteamericanos y causó heridas a casi dos centenares”.
Según Tel Aviv, fue un “lamentable error”, aunque se supo luego que la acción fue en respuesta a que “el sistema de radio del buque espía estadounidense estaba parasitando las comunicaciones militares israelíes” durante la guerra.
¿Cómo se puede entender la visita de Blinken al Medio Oriente? Según Tucci, es un esfuerzo por “mantener el control del sistema y orden internacional. “Y eso significa meterse en todos los líos. Si hay crisis, EE.UU. debe hacerse presente”.
“Sin embargo, esta presión sobre Netanyahu y las autoridades palestinas puede que no sea efectiva”, sentencia.
Y Belaúnde concluye: “Puede que lo convenzan de no escalar la violencia, pero es un asunto complicado. En todo caso, Netanyahu podría hacerles caso hasta cierto punto y, si decide aumentar la violencia, hacerlo guardando ciertas formas”.
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