Roger Zuzunaga Ruiz

Kathy Brandel y Ralph Hendry, una pareja de Virginia () que estaba recorriendo el Caribe en su yate, fueron vistos con vida por última vez el pasado 18 de febrero en un muelle de Granada. A la mañana siguiente, un vecino dijo que la pareja y su embarcación, el Simplicity, se habían ido.

Aunque sus cuerpos no han sido encontrados, el lunes las autoridades admitieron que podrían estar muertos, pues sospechan que fueron asesinados por tres presos fugados de la cárcel que abordaron el yate, los secuestraron, para posteriormente arrojarlos al mar.

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Don McKenzie, comisionado de la Real Fuerza de Policía de Granada, dijo en una conferencia de prensa que los tres prisioneros escaparon el domingo 18 de febrero de la comisaría de South Saint George. Estos secuestraron el yate Simplicity al día siguiente y luego se dirigieron a San Vicente y las Granadinas, donde fueron arrestados el miércoles de la semana pasada.

“La información sugiere que mientras viajaban entre Granada y San Vicente, se deshicieron de los ocupantes”, dijo McKenzie, de acuerdo con la agencia AP.

Horas más tarde, el portavoz de la Policía Real de San Vicente y las Granadinas publicó un video donde dijo que que si bien no se han encontrado los cadáveres, se presume que la pareja está muerta.

“Según los resultados de la investigación hasta el momento, se presume que Ralph Hendry y Kathy Brendel murieron”, dijo el portavoz Junior Simmons.

Simmons añadió que habían encontrado “escalofriante evidencia de una lucha violenta” en el yate.

“Varios objetos estaban esparcidos en la cubierta y en la cabina, y a bordo se vio una sustancia roja que parece sangre”, dijo.

Los prisioneros fugados fueron identificados como Trevon Robertson, un desempleado de 19 años; Abita Stanislaus, un agricultor de 25 años; y Ron Mitchell, un marinero de 30 años. Hace dos meses fueron acusados de un cargo de robo con violencia. Mitchell también fue acusado de un cargo de violación, tres cargos de intento de violación y dos cargos de agresión indecente y causar daño, dijo la policía de Granada.

El yate "Simplicity" atracado en la Base Calliaqua del Servicio de Guardacostas de San Vicente y las Granadinas, el viernes 23 de febrero de 2024. (Foto AP/Kenton X. Chance).
El yate "Simplicity" atracado en la Base Calliaqua del Servicio de Guardacostas de San Vicente y las Granadinas, el viernes 23 de febrero de 2024. (Foto AP/Kenton X. Chance).

Iban de Virginia hasta Antigua

Kathy Brandel y Ralph Hendry habían zarpado en su yate desde Hampton (Virginia) hasta Antigua.

La Asociación de Vela Salty Dawg (SDSA) dijo en un comunicado que Hendry y Brandel eran “marineros veteranos” y miembros de la asociación desde hace mucho tiempo. Los calificó como personas “de buen corazón y capaces”.

El club compartió una declaración de la familia de Brandel y Hendry.

“Queremos llegar a toda la comunidad de navegantes para expresar nuestra gratitud a todos los que trabajaron para recopilar información de testigos presenciales y proporcionar apoyo de búsqueda y rescate. Significa mucho para nosotros que tanta gente se preocupara por Ralph y Kathy como amigos y compañeros de navegación que están dispuestos a detenerse y ayudar de cualquier forma posible”, dijeron en un Nick Buro, hijo de Brandel, y Bryan Hendry, hijo de Hendry.

De acuerdo con CNN, la familia hizo un llamado a otros marineros y a cualquier persona no afiliada a la investigación oficial para que se detengan en sus búsquedas y agradeció a la policía de San Vicente y las Granadinas y a los guardacostas por sus investigaciones.

“La única forma en que creemos que esta situación podría ser peor sería que alguien resultara herido o corriera peligro al intentar realizar las búsquedas”, decía el comunicado.

Según la SDSA, la directora ejecutiva del club se puso en contacto con ellos después de que el miércoles 21 de febrero un “buen samaritano” se topara con un yate abandonado en el mar de San Vicente y las Granadinas y encontrara la información de contacto del club.

“El buen samaritano subió a bordo de la embarcación y observó que los propietarios, Ralph Hendry y Kathy Brandel, no se encontraban a bordo y halló pruebas de aparente violencia. Se publicó la información de contacto de la SDSA y se pusieron en contacto con la asociación”, dijo la SDSA.

Kathy Brandel y Ralph Hendry vendieron su casa para comprarse un yate y poder viajar.
Kathy Brandel y Ralph Hendry vendieron su casa para comprarse un yate y poder viajar.

Una vida en el mar

De acuerdo con NBC News, la pareja se conoció en Virginia y llevaba 27 años de matrimonio. Criaron juntos a sus hijos en el estado, donde vivieron hasta el 2013, cuando vendieron su casa de Alexandria para cambiarla por el Simplicity y la vida en el agua.

“Querían ver el mundo. Querían experimentar la vida. Querían ver lo que el mundo tenía que ofrecer fuera de su pequeña ventana de vivir en un solo lugar y poder trasladarse, ser capaces de tener una aventura diferente cada día. Eso es como la definición de la vida”, comentó Nick Buro, el hijo de Brandel.

La pareja “vivía con un sentido de lo maravilloso y el amor”, agregó Bryan Hendry, hijo de Ralph.

“Les encantaba sumergirse en diferentes culturas y conocer gente y contagiar su amor allí donde podían”, siguió Bryan.

“Nunca conocerás a gente más hermosa que Kathy y Ralph”, afirmó Nick Buro. “Estaban ahí para la gente cuando más lo necesitaba. Son mi inspiración para todo y no puedo expresar lo mucho que les quiero y sé que todos los que les conocen sienten lo mismo”.

La pareja había estado planeando el viaje a Granada durante “muchos años, entrenándose, preparando el barco, preparándose [...] para hacer el viaje”, explicó Bryan.

Iba a ser un viaje “muy largo, que no debía tomarse a la ligera” y la pareja pensó que se había “preparado adecuadamente”, agregó.

Una página de GoFundMe creada para recaudar dinero para la familia de la pareja indica que Brandel se había convertido recientemente en abuela por primera vez y que la comunidad náutica estaba “destrozada” por lo sucedido.

Bob Osborn, presidente de la asociación, declaró que el hecho era perturbador y trágico. “En todos los años que llevo navegando por el Caribe, nunca había oído nada parecido”, manifestó.