Kim y Pompeo [ap]
Kim y Pompeo [ap]
Gisella López Lenci

Desde el fracaso de la segunda cumbre entre Donald Trump y , las relaciones se han vuelto a poner tensas entre Estados Unidos y . Cada parte se acusa de intentar poner sus condiciones mientras se intenta la desnuclearización de la península. Pero ahora los asiáticos han ido más allá: no quieren que en la mesa de negociaciones participe , el secretario de Estado y responsable de la política exterior norteamericana.

¿Por qué los norcoreanos no quieren a Pompeo? Las relaciones con el ex jefe de la CIA no han sido las mejores desde junio del año pasado tras la primera cumbre histórica de Singapur, cuando por primera vez se juntaron Trump y Kim (que por cierto no cesan de enviarse halagos).

La reunión estableció un camino de negociaciones que debían llevar al inicio del proceso de desnuclearización de la península coreana. Pero este camino ha estado lleno de encuentros frustrados, malos entendidos y avances mínimos en los puntos de acuerdo.

Durante el 2018, Pompeo, el secretario de Estado, viajó hasta cuatro veces a Pyongyang para reunirse con los negociadores norcoreanos, quienes cada vez se mostraban más disgustados con el estadounidense a quien acusaron de tener "métodos de gángster". "Si las solicitudes que se hacen fueran similares a las de un gángster, todo el mundo sería un gángster", dijo Pompeo en julio pasado al referirse a esos comentarios y a las prohibiciones de la ONU sobre el lanzamiento de misiles norcoreanos.

AFP.
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Pompeo no ha dudado en calificar de "tirano" a Kim Jong-un, el líder norcoreano, un calificativo imperdonable en un país sometido a una dictadura personalista.

Pese a ello, las reuniones continuaron el año pasado, pero el descontento seguía en el aire. Los funcionarios estadounidenses manifestaban tras bambalinas su frustración por no poder avanzar un ápice en el diálogo, mientras que los norcoreanos proclamaban al mundo que las discusiones con Pompeo eran "lamentables" y acusaban continuamente a Washington de intentar forzarlos, de manera unilateral, de desechar su programa nuclear, y no promover una salida "gradual y bilateral".

El año pasado, la agenda oficial de noticias de Corea del Norte, KCNA, vocera del régimen, describió las conversaciones con el secretario de Estado como "extremadamente preocupantes". Sin embargo, Pompeo mostraba la otra mejilla señalando a la prensa mundial que "las conversaciones están siendo productivas".

Se levantan de la mesa

Las idas y venidas continuaban hasta que, por fin, se pudo llegar a concretar en febrero pasado la cumbre de Hanói, la segunda reunión entre Trump y Kim. Pero en la interna se avizoraba que el encuentro no iba a llegar a buen puerto.

Pese a ello, ambos líderes -que congenian muy bien- conversaron en la capital vietnamita e intercambiaron apretones de manos.

Kim Trump ap
Kim Trump ap

En la clausura de la cumbre, la cena ya estaba servida y la declaración final casi lista. Pero Trump abandonó el hotel y partió de vuelta a Washington. La reunión fue un fracaso y los norcoreanos no tardaron en culpar a Pompeo por "crear una atmósfera hostil y de desconfianza".

Responsabilidades que hoy volvieron a aflorar. "La cumbre de Hanói nos dio una lección de que cada vez que Pompeo asoma la nariz, las conversaciones fracasan y acaban sin resultados", dijo ayer el ministro de Relaciones Exteriores norcoreano, Kwon Jong Gun, según la agencia KCNA.

"Me temo que si Pompeo sigue participando en las negociaciones, se van a enredar de nuevo. Por consiguiente, en el caso de posible reanudación del diálogo con Estados Unidos espero que nuestro homólogo no sea Pompeo sino una persona más atenta y madura para comunicarse con nosotros", añadió.

Los comentarios del ministro norcoreano se dieron horas después de que Pyongyang anunciara que Kim Jong-un había supervisado la prueba exitosa de una nueva "arma táctica" con una "ojiva poderosa".

Corea del Norte

Mike Pompeo, uno de los más cercanos colaboradores de Trump, se ha convertido en uno de los puntales de la actual administración. Sin embargo, el volátil presidente ya ha dado muestras de que los puestos en el gobierno son de corto término.

"El régimen de Corea del Norte está frustrándose con la falta de flexibilidad de Washington en las recientes negociaciones", ha dicho Harry Kazianis, director de Estudios Coreanos en el think tank estadounidense Centro de Interés Nacional.

¿Trump preferirá mantener a su secretario de Estado y poner en riesgo las conversaciones con Corea del Norte? ¿O preferirá seguir siendo amigo de Kim Jong-un? La novela nuclear norcoreana todavía tiene capítulos pendientes.

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