La botella viajó de Ecuador hasta Estados Unidos llevando fotos y cuentas de correos electrónicos en su interior. (Foto referencial: Pixabay).
La botella viajó de Ecuador hasta Estados Unidos llevando fotos y cuentas de correos electrónicos en su interior. (Foto referencial: Pixabay).
Redacción EC

En el mar se suelen encontrar todo tipo de objetos que son arrojados irresponsablemente o que fueron arrastrados de la orilla tras ser abandonados como parte de la contaminación; sin embargo, una botella cobró gran relevancia tras llegar a las manos de un niño de 10 años luego de un viaje de 6.000 kilómetros a la deriva en el Océano Atlántico. Aquí su increíble historia que se inició el 29 de diciembre de 2020 con un equipo de científicos catalanes del Instituto de Diagnóstico Ambiental de Barcelona lanzándola a medio camino de Europa y Latinoamérica, específicamente sobre la línea del Ecuador.

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El envase de vidrio con fotos y una carta manuscrita firmada por el personal del CSIC de España fue recuperado el pasado 31 de julio por Alek Bagdasaryan, un pequeño residente de Kentucky, Estados Unidos, que se encontraba disfrutando de Cocoa Beach, una playa de Florida, en compañía de sus padres.

El inicio de la travesía de la botella

Núria Trilla, una de las investigadoras que forma parte de la expedición reveló a la que hace un año y medio estaban en una expedición investigando la contaminación en mares y océanos de todo el mundo. Los científicos realizaban la ruta hasta Punta Arenas (Chile) cuando imitaron la historia de la película “Message in a Bottle” (Mensaje en una botella), que fue protagonizada por Kevin Costner y Paul Newman.

“Pusimos fotos nuestras y un mensaje manuscrito con nuestros correos de contacto, la fecha -22 de diciembre de 2020- y una explicación de lo que hacíamos. Todo ello para ver quién lo encontraría”, detalló hace unos días la especialista que iba acompañada de 17 científicos y 25 tripulantes.

Un año y medio después fue Alek Bagdasaryan quien encontró la botella durante sus vacaciones, la abrió y descubrió el mensaje. Sus padres Yulia y Grigori vieron varias cuentas de correo electrónico y decidieron escribir en español esperando una pronta respuesta de los autores.

“¡Hola amigos marineros del Sarmiento de Gamboa! Gracias por la sorpresa. Hemos encontrado la botella en Cocoa Beach, Florida. Mi nombre es Aleksander Bagsagaryan. Tengo 10 años y vivo en Lexington, Kentucky. Gracias amigos, he utilizado el traductor para escribir esta carta. Fue muy emocionante abrir la botella, no teníamos ni idea de lo que había dentro. Muchas gracias. Atentamente, su amigo, Alek”, redactaron.

Desde el medio del mar, los investigadores siguen recogiendo muestras ambientales y haciendo su trabajo científico tomando con alegría y entusiasmo el que su idea de arrojar una botella haya tenido un final feliz.

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