Por primera vez en la historia, una empresa se declara culpable en la justicia de EE.UU. de apoyar al autodenominado grupo Estado Islámico y a otro grupo terrorista.
Se trata de la cementera francesa Lafarge que acordó el martes abonar una multa de US$777,8 millones por los pagos que hizo para mantener una fábrica en funcionamiento en Siria después de que estalló la guerra en 2011.
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Los fiscales estadounidenses dijeron nunca una compañía había reconocido en el país su culpabilidad de ayudar a terroristas.
Lafarge dijo que “lamenta profundamente” los hechos y “acepta la responsabilidad de los ejecutivos individuales involucrados”.
El fabricante de cemento, que fue comprado por la suiza Holcim en 2015, dijo que su comportamiento había sido una “violación flagrante” del código de conducta de Lafarge.
Pago de “impuestos”
La empresa abrió su planta en Jalabiya, cerca de la frontera turca, en 2010 tras una inversión de US$680 millones.
Los fiscales estadounidenses dijeron que la filial siria de Lafarge había pagado a Estado Islámico y a otro grupo terrorista, el Frente Al Nusra, el equivalente a US$5,92 millones para proteger al personal de la planta a medida que se intensificaba la guerra civil del país.
Los ejecutivos sellaron los arreglos con el pago de “impuestos”, dijeron.
Lafarge finalmente evacuó la planta en septiembre de 2014, cuando Estado Islámico tomó el control de la ciudad y la fábrica.
Pero antes de su partida, los acuerdos ayudaron a la compañía a generar ventas por US$70,3 millones, aseguraron los fiscales.
Lafarge había admitido previamente que se pagaron sobornos después de una investigación interna.
Pero la fiscal general adjunta de EE.UU., Lisa Monaco, dijo el martes que las acciones de la compañía “reflejan el crimen corporativo que ha alcanzado un nuevo mínimo y un lugar muy oscuro”.
“Los negocios con terroristas no pueden ser negocios como de costumbre”, agregó.
En un comunicado, el nuevo propietario de Lafarge, Holcim, dijo que ninguna de las conductas involucraba a Holcim, “que nunca ha operado en Siria”.
Agregó que los exejecutivos de Lafarge involucrados en el soborno se lo habían ocultado a Holcim, así como a los auditores externos.
Eric Olsen, quien fue director ejecutivo entre 2015 y 2017, renunció a su cargo luego de una investigación sobre las actividades de Lafarge en Siria.
En ese momento, Olsen dijo que no había estado involucrado en ningún delito y que se retiraría para traer “serenidad” a la empresa.
Conducta “atroz”
El Departamento de Justicia de EE.UU. dijo que altos ejecutivos de Lafarge estaban involucrados en los acuerdos y sabían que corrían el riesgo de entrar en conflicto con las autoridades.
Los ejecutivos intentaron exigir a Estado Islámico que no incluyera el nombre “Lafarge” en los documentos que llevan registro de los entendimientos y muchos involucrados en el esquema también usaron direcciones de correo electrónico personales, en lugar de sus correo corporativos, para llevar a cabo la conspiración, dijo el organismo.
Los tratos de Lafarge finalmente se hicieron públicos en 2016 en un sitio web administrado por un grupo de oposición sirio.
Breon Peace, fiscal federal para el Distrito Este de Nueva York, donde se presentó el caso, dijo que la conducta “por parte de una corporación occidental fue atroz y no tiene precedentes ni justificación”.
“Los acusados pagaron millones de dólares [a Estado Islámico], un grupo terrorista que de otro modo operaba con un presupuesto reducido, millones de dólares que [Estado Islámico] podría usar para reclutar miembros, hacer la guerra contra los gobiernos y realizar ataques terroristas brutales en todo el mundo, incluso contra ciudadanos estadounidenses”, dijo en una conferencia de prensa al anunciar la declaración de culpabilidad.
Lafarge también enfrenta cargos de complicidad en crímenes contra la humanidad en Francia por sus actividades en Siria, pero la compañía niega las acusaciones.