Una ola de calor implacable abrasará este jueves la costa este y el sur de Estados Unidos por tercer día, donde las temperaturas peligrosamente altas provocaron alertas, después de que Europa viviera el mismo fenómeno, que provocó muertes e incendios impresionantes.
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Las alertas de calor estuvieron vigentes desde Carolina del Sur hasta partes de Nueva Inglaterra, ya que se esperaba que las temperaturas alcanzaran los 110 grados Fahrenheit (41° C) en Washington D.C. y cerca de 100 grados en la ciudad de Nueva York (38°) el jueves, dijo el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés).
La ola de calor en Estados Unidos sigue a las condiciones en Europa esta semana que provocaron incendios forestales y establecieron temperaturas récord en el tipo de fenómeno meteorológico que, según los científicos, será más frecuente con el cambio climático.
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El NWS y los funcionarios locales instaron a las personas a permanecer en el interior, evitar actividades extenuantes y mantenerse hidratadas.
“Para reducir el riesgo durante el trabajo al aire libre... programe descansos frecuentes en ambientes con sombra o con aire acondicionado”, dijo el NWS. “Cualquier persona vencida por el calor debe ser trasladada a un lugar fresco y sombreado”.
Ayer se implementaron alertas de calor para partes o la totalidad de 28 estados, de California hasta Nueva Inglaterra. “Estas son condiciones de calor definitivamente peligrosas”, dijo Andrew Orrison, meteorólogo del Servicio Meteorológico.
Se esperaba que el calor sofocara la costa este durante el fin de semana, ya que se pronosticaba que las máximas diarias se mantendrían en los 100 (38°C) en toda la región, dijo el NWS.
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En medio de la alerta, varias ciudades abrieron centros de enfriamiento en edificios públicos e instaron a las personas a aprovechar las piscinas públicas.
La ola de calor también se extendería desde el este de Texas a través de Louisiana y Arkansas y hacia el centro de Alabama, donde la temperatura podría superar los 110 grados (41°) el jueves por la tarde, dijo el NWS.
“Es probable que los mínimos de la noche se mantengan en los 80 (26°C) en muchos lugares, proporcionando poco alivio durante la noche”, dijo el servicio.
A principios de esta semana, varios lugares en el sur registraron temperaturas diarias récord, incluido Wichita Falls, Texas, donde se registró una temperatura máxima de 115 grados (46°C) el martes.
Cambio climático
Las olas de calor como las de Europa, Asia y América del Norte de este verano son las típicas que los científicos esperan a medida que el planeta se calienta: más frecuentes, más duraderas y más peligrosas.
Las olas de calor en Estados Unidos aumentaron de un promedio de dos por año en la década de 1960 a seis por año en la década de 2010. Y todo es parte de una tendencia general de calentamiento: los últimos siete años han sido los más cálidos en la historia de registros mundiales precisos.
El calor implacable que aflige al centro del país no muestra signos de terminar al menos hasta el resto de julio, y podría extenderse a lugares que hasta ahora se estaban salvando, como lo había estado el noreste hasta esta semana.
Se pronostica que un domo de calor de alta presión se expandirá a más partes de las costas oeste y este para el fin de semana y hasta principios de la próxima semana. El Servicio Meteorológico ya está anticipando advertencias de calor para el noroeste del Pacífico este fin de semana, dijo Orrison.
“Gritos amargos de la Tierra”
El papa Francisco pidió el jueves a los líderes mundiales que presten atención a la manifestación de los “gritos amargos de la Tierra” derivados del cambio climático, el clima extremo y la pérdida de biodiversidad.
En un mensaje para el Día Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, instó a las naciones a enfrentar el cambio climático con la misma atención que los desafíos globales como las guerras y las crisis de salud, diciendo que el calentamiento global daña más a las poblaciones pobres e indígenas.
Francisco dijo que los países ricos tienen una “deuda ecológica” porque son los que han causado la mayor contaminación ambiental en los últimos dos siglos, estropeando el canto de la naturaleza.
“Desgraciadamente, esa dulce canción va acompañada de un amargo grito. O más bien, por un coro de clamores amargos. En primer lugar, es la hermana madre tierra la que clama. A merced de nuestros excesos consumistas, ella gime y nos suplica que detengamos nuestros abusos y su destrucción”, apuntó.
Agencia Reuters y The New York Times