Fotografía del legendario líder nativo americano Toro Sentado c.1885. (Foto: Galería Nacional de Retratos, Institución Smithsonian)
Fotografía del legendario líder nativo americano Toro Sentado c.1885. (Foto: Galería Nacional de Retratos, Institución Smithsonian)
Redacción EC

Un día como hoy en 1881, el jefe sioux, , el indio estadounidense más famoso e influyente de la historia, se entregó al ejército de en Fort Buford, Dakota del Norte. Su figura es, hasta ahora, muy recordada.

Tatanka Iyotake nació en 1831 en el territorio del Grand River (Dakota del Sur), en el seno de la tribu sioux hunkpapa. Era el hijo del jefe de la tribu de los lakota, que con los dakota y los nakota formaban a los sioux.

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A los diez años cazó su primer bisón y a los 14 venció a la tribu crow. Una década más tarde ser convirtió en jefe de los combatientes.

A los 35 años se convierte en el jefe principal de los lakotas y, junto con Nube Roja, combate al ejército estadounidense por la posesión de tierras y recursos insuficientes tras un acuerdo poco conveniente con Estados Unidos. Según el historiador Rudolf Oeser, Toro Sentado rechazó la renuncia a la tierra y la libertad, a diferencias de otros líderes indios que ya se habían retirado.

“Nunca enseñé a mi pueblo a confiar en los americanos. Les he dicho la verdad, que los americanos son grandes embusteros. Nunca he negociado con los americanos. ¿Por qué debería? La tierra pertenecía a mi pueblo”, decía Toro Sentado, según informa National Geographic.

En la batalla de Little Bighorn de 1876, los sioux liderados por Caballo Loco y Toro Sentado masacraron a las tropas del general George Armstrong Custer, héroe de la guerra de Secesión americana (1861-1865).

Todo Sentado reunió en una zona fértil junto al río Little Bighorn a 7.500 indios para realizar la Danza de Sol y comunicarles su visión de que pronto llegaría la guerra y ganarían. En la misma línea de sus pensamientos, a los pocos días llegó el regimiento estadounidense Séptimo de Caballería, comandado por Custer, a quien se le atribuía fama por vencer a los indios.

Sin embargo, Toro Sentado luchó con 1500 guerreros, incluso armados con rifles de repetición, contra solo 630 de Custer. Acorralaron al batallón y los aniquiló.

Pero, el escándalo de la derrota de Custer provocó que Estados Unidos mande un ejército más numeroso. Al darse cuenta de esto, Toro Sentado no quiso rendirse y en 1877 huyó con su gente a Canadá, donde permaneció en paz durante cuatro años.

A pesar de todo, Toro Sentado regresó a Estados Unidos para rendirse, debido a que el duro invierno del norte era una calvarie para la supervivencia de los doscientos sioux que lo siguieron, quienes, además, tuvieron que recurrir a la caridad. “Quisiera ser recordado como el último indio de mi tribu que entrega su rifle”, dijo.

El líder se instaló en la reserva de Standing Rock junto a sus seguidores. Estuvo bajo la vigilancia severa de las autoridades estadounidenses, pero aun así siguió representando a su pueblo.

Como se esperaba, no tuvo éxito en su afán de evitar la venta de las tierras indias, pero igual fue tratado con respecto y admiración hasta por las fuerzas rivales.

En 1890 Toro Sentado murió por el disparo de un policía indio de la reserva cuando iba a ser detenido por, supuestamente, liderar una nueva rebelión. Se entregó sin poner resistencia, pero en ese momento se armó una trifulca por personas que lo quisieron defender y acabó siendo herido de bala.

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