El candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, con su esposa Casey DeSantis, habla con sus seguidores durante la fiesta nocturna electoral en el Centro de Convenciones de Tampa, Florida. (GIORGIO VIERA - AFP).
El candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, con su esposa Casey DeSantis, habla con sus seguidores durante la fiesta nocturna electoral en el Centro de Convenciones de Tampa, Florida. (GIORGIO VIERA - AFP).

Hace cuatro años, se convirtió en gobernador de Florida por un suspiro. La elección fue tan reñida- por solo 32.463 votos- que requirió un recuento. Este martes, el gobernador noqueó a su rival demócrata Charlie Crist y liderará el estado del sol por un segundo mandato, con el voto de seis de cada 10 floridianos. Podría ser, además, el próximo candidato republicano a la Casa Blanca.

Anoche, el gobernador reelecto pronunció en Tampa un discurso para reconfirmar la imagen que se ha construido como luchador por la libertad.

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“Florida fue un refugio de cordura cuando el mundo se volvió loco”, dijo desde un escenario con una bandera gigante a sus espaldas, y su mujer a su lado. “Nos pusimos de pie como una insignia de libertad para las personas en este estado y, de hecho, en todo el mundo. Enfrentamos ataques. Recibimos los golpes. Superamos las tormentas. Pero nos mantuvimos firmes. No retrocedimos. Tuvimos la convicción para guiarnos y tuvimos el coraje para liderar”, apuntó.

El candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, sube al escenario tras su victoria. (GIORGIO VIERA - AFP).
El candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, sube al escenario tras su victoria. (GIORGIO VIERA - AFP).

También recordó que personas de otros estados gobernados por líderes “de izquierda” han encontrado refugio en Florida a la que llamó “la tierra prometida”.

El gobernador fue en su momento objeto de críticas por desafiar la orientación de los expertos en salud pública durante la pandemia. Jamás se prohibió el deporte al aire libre, los restaurantes que trabajaron con delivery reabrieron al público apenas dos meses después de cerrar, las playas abrieron en junio del 2020, y los niños regresaron a las aulas antes que en otros estados. Pero quizá el ejemplo más contrastable fue Disney: en Florida estuvo cerrado por menos de cuatro meses desde el comienzo de la cuarentena. En California, un año y 47 días.

Pero, al mismo tiempo, Florida fue exitosa en la distribución de las vacunas. Cuando el país empezaba a vacunar a los médicos, el estado también incluyó a los mayores de 65 años. En diciembre del 2020 y enero de 2021 llegaban personas de otros estados a inocularse, y tuvo en un principio las tasas más altas de vacunados del país.

Los partidarios de Ron DeSantis, durante el mitin electoral. (GIORGIO VIERA - AFP).
Los partidarios de Ron DeSantis, durante el mitin electoral. (GIORGIO VIERA - AFP).

“Hicimos promesas a la gente de Florida y las hemos cumplido”, dijo DeSantis este martes a una multitud en su discurso. “Y así hoy, después de cuatro años, el pueblo ha emitido su veredicto. La libertad llegó para quedarse”.

Florida, de rojo

En estas elecciones, el mapa del estado se tiñó de rojo republicano. De 67 condados que conforman la península -mientras sigue el recuento de votos-, el gobernador habría perdido en solo cinco.

DeSantis, graduado de la Universidad de Yale y de la Facultad de Derecho de Harvard, que se unió a la Marina de los Estados Unidos en 2004 (pasó un año en Irak) y fue fiscal federal en Florida hasta 2010, logró el mayor margen de un candidato republicano a gobernador en la historia del estado, con una diferencia de 20 puntos. La victoria anterior había sido del exgobernador Jeb Bush, que ganó por 13 puntos en 2002.

También es el primer gobernador republicano en ganar el condado de Miami-Dade, un bastión demócrata, desde Jeb Bush en 2002.

Los partidarios del candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, aplauden mientras ven los resultados de las elecciones en vivo. (Giorgio VIERA / AFP).
Los partidarios del candidato republicano a gobernador de Florida, Ron DeSantis, aplauden mientras ven los resultados de las elecciones en vivo. (Giorgio VIERA / AFP).

Para Eduardo Gamarra, profesor del Departamento de Política de Florida International University y titular de la encuestadora política ICR, la victoria se debió en parte a la disciplina del Partido Republicano en los últimos cinco años de campaña, basado en “dos grandes mentiras, cuestionar la legitimidad de las últimas elecciones [en las que ganó Joe Biden] y asociar a los demócratas con socialistas”.

“Lo hemos visto en todos los estudios republicanos, se demostró que el mensaje de que el demócrata es socialista funciona. Los republicanos han hecho bien su trabajo, mientras los demócratas no. Siempre comienzan tarde, y piensan que los latinos son afines solo porque históricamente lo fueron. Eso se basa en una imagen nacional quizá del mexicano, o del puertorriqueño; pero no es la historia del venezolano, colombiano, nicaragüense, o cubano, que es la mayoría del electorado de Miami-Dade. No estudian a su electorado”, enfatiza.

Dados los resultados del martes, una buena parte de los analistas está llegando a la conclusión de que Florida ya no es un swing state (estado pendular). Afirman que es sólidamente republicano.

“Yo no garantizaría que habrá un ciclo republicano por 25 años. Hay mucha evidencia: ganaron todo anoche. Si ves las tasas de inscripción, en solo siete condados hay más demócratas que republicanos inscriptos, en los 60 restantes hay mas republicanos, son unos 300.000 más en el estado. Los demócratas ganaron en Broward, Orange, León, Alachua y Gadsden, pero los únicos condados significativos son Orange y Broward, los demás son pequeños. Perdieron Miami-Dade, que es clave. Esto lleva al partido demócrata a pensar dónde están situados en Florida”, analiza.

El gobernador de Florida, durante su campaña por la reelección. (EVA MARIE UZCATEGUI - AFP).
El gobernador de Florida, durante su campaña por la reelección. (EVA MARIE UZCATEGUI - AFP).

Sin embargo, Gamarra hace la comparación con la Argentina. “Hubo dominio peronista durante décadas, pero llegó [Mauricio] Macri y estuvo cuatro años. En la próxima elección quizá venga Macri, Larreta, Bullrich o Milei. Yo no estoy tan convencido de que estos ciclos sean tan duraderos. El Partido Demócrata lideró Florida durante décadas hasta la llegada de Jeb Bush”, y ejemplifica que nada es seguro en política: “Con todos mis colegas estábamos convencidos de que lo que pasó en Florida iba a pasar nacionalmente, y no fue así”.

El Partido Demócrata particularmente en Florida está pasando por una crisis de identidad severa, asegura. “Es un partido que ha estado minado en algunas partes, en Miami-Dade, por ejemplo, por los progresistas. Éstos creen que perdieron porque no se fueron demasiado al progresismo, cuando el problema es al revés, no pudieron retener a los conservadores”.

DeSantis, polémico

Otros de los temas que sumó seguidores y detractores a la gestión DeSantis es su postura sobre la educación sexual y cuestiones de género durante los primeros años de escolaridad. Este año se votó la ley “Don’t say gay”, que prohíbe la instrucción en el aula sobre sexualidad o transgénero desde sala de 5 a tercer grado en las escuelas públicas.

La medida fue implementada para darles a los padres más discreción sobre lo que sus hijos aprenden en la escuela, reivindicando según el gobernador, la “autoridad parental”. El hecho despertó el rechazo de la comunidad LGBTQ, que lo tildó de “discriminatorio”.

Ron DeSantis, gobernador de Florida y candidato republicano y Charlie Crist, candidato demócrata. (NBC News).
Ron DeSantis, gobernador de Florida y candidato republicano y Charlie Crist, candidato demócrata. (NBC News).

El manejo de la inmigración es otro de los puntos calientes. Hace dos meses, en una maniobra política, envió inmigrantes ilegales en un vuelo a estados demócratas, lo que atrajo la atención internacional y provocó la condena de los gobernadores afectados. DeSantis viene pidiendo tomar medidas contra la inmigración ilegal, y criticando las políticas fronterizas fallidas de la administración Biden, sin eco del otro lado. Junto con el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, envió inmigrantes a bastiones demócratas sin previo aviso.

Por ser un hombre pro-mercado y pro-empresa, sus críticos cuestionan que bajo su administración, Florida se ha vuelto uno de los estados más caros para vivir, con seguros de casa y alquileres que andan por las nubes. Los precios del real estate, defiende, se deben al éxodo de habitantes de estados demócratas que han huido por las fuertes restricciones de libertad ante el Covid, e impuestos más altos. Los republicanos, en cambio, culpan a Biden por la inflación.

La economía, sin embargo, no ha calado entre muchos votantes, quizá porque asocian la economía principalmente a la Casa Blanca.

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