no de los grandes éxitos originales de Netflix volvió este año con nuevos y entrañables personajes. Eddie Munson es uno de los favoritos de la temporada cuatro de Stranger Things, a quien culpan de la muerte de Crissy, Fred y Patrick, víctimas fatales del monstruo Vecna.
Pero... ¿Sabías que su personaje está basado en un caso criminal de la vida real? Hay que remontarse a 1993, en Memphis, Arkansas, Estados Unidos, donde una pequeña comunidad vivió el horror tras la desaparición de tres niños y el posterior hallazgo de sus cuerpos sin vida en un lago del pueblo. El juicio de tres adolescentes, los únicos sospechosos que tenía la Policía a pesar de la falta de pruebas, fue uno de los primeros en ser televisados y se convirtió en un caso infame.
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En ese momento se vivía en Estados Unidos un fenómeno que posteriormente fue conocido como el pánico satánico, en el que en situaciones de crímenes atroces y asesinatos seriales se achacaba la motivación a rituales con el diablo y a sectas. Como en el caso del personaje ficticio de Stranger Things, los sospechosos del caso fueron señalados sencillamente por ser aficionados al heavy metal, al rock pesado y por sus gustos por las historias de terror.
Lo que dejó aquél horrible crimen
Tres amigos de ocho años, Christopher Byers, Michael Moore y Stevie Branch, decidieron salir en sus bicicletas una tarde. Al caer la noche los padres, al ver que no regresaban a casa, alertaron a las autoridades de una posible desaparición. Al día siguiente, agentes de la policía local encontraron los tres cuerpos desnudos en un lago.
El caso fue especialmente atroz, pues los tres habían sido amarrados y el cuerpo de Byers tenía señales de mutilación genital. En ese momento, las autoridades argumentaron que el triple asesinato había sido perpetrado como parte de un ritual satánico y por eso decidieron investigar al joven Damien Echols, quien era conocido en su colegio por sus gustos excéntricos, además de practicar una religión llamada Wicca.
Desde el primer momento, Echols negó conocer a los tres niños asesinados o tener algo que ver con sus muertes. Sin embargo, la policía siguió adelante con su teoría de que el adolescente era el culpable, junto a dos amigos de Echols. Durante el juicio no presentaron pruebas concluyentes de su responsabilidad y se concentraron en evidencia circunstancial.
La Fiscalía sostuvo que debido a su historial depresivo, su afición por la banda Metallica e interés por los libros de terror de Stephen King, Damien Echols era proclive a acciones violentas y de adoración del demonio. Tras el juicio, fue sentenciado a pena de muerte. Los otros dos sospechosos, Jason Baldwin y Jessie Misskelley, también recibieron duras sentencias: cadena perpetua sin derecho a apelar. Los tres eran menores de edad cuando fueron arrestados.
Una investigación sembrada de dudas
La Policía de West Memphis presentó un testimonio que sostuvo que los adolescentes habían hecho un ritual en la noche de la desaparición de las víctimas, que se convirtió en una presunta orgía. Vicki Hutcheson, testigo de la Fiscalía, aseguró que había presenciado el acto y que habían abusado sexualmente de los niños. Sin embargo, no había prueba alguna de agresión sexual en ninguno de los cuerpos.
Por otro lado, los investigadores presionaron a Jessie Misskelley a confesar y sus declaraciones distaban de la evidencia recogida por el equipo forense. Por ejemplo, comentó que los tres niños habían sido amarrados con cuerda industrial, pero realmente fueron atados con los cordones de sus propios zapatos.
Casi 15 años más tarde, encontraron evidencia que pudo ser analizada a través de tecnología que no existía cuando los crímenes fueron perpetrados. Hallaron cabello en uno de los nudos de los cordones que pertenecía a Terry Hobbs, el padrastro de Stevie Branch, una de las víctimas. También encontraron pelo de un amigo de Hobbs; sin embargo, el hombre negó tener algo que ver con el caso.
Además, Hutcheson, quien había asegurado que había atestiguado un ritual satánico practicado por los sospechosos, retiró su testimonio y señaló que había sido amedrentada por la policía so pena de ser implicada en el asesinato de los tres infantes en caso de no inculpar a los adolescentes.
La liberación de tres jóvenes inocentes
En 1996, HBO produjo un documental titulado Paradise Lost: los asesinatos de los niños en las montañas de Robin Hood, sobre el caso. En el audiovisual ponían en tela de juicio la validez de la investigación policial, pues desestimaron otras teorías al enfocarse exclusivamente en los adolescentes.
Señalaron que toda la evidencia que se usó para sentenciar a los acusados era puramente circunstancial. Debido a la popularidad del documental, produjeron otros dos largometrajes, e incluso diversas celebridades como Johnny Depp y Eddie Vedder, el cantante de Pearl Jam, salieron en defensa de los adolescentes acusados de asesinato.
Tras pasar 18 años tras las rejas, los tres jóvenes fueron liberados usando una figura legal conocida como la Doctrina Alford, en la que se declararon culpables de acuerdo a la evidencia presentada, pero inocentes del acto criminal. La Corte Suprema de Arkansas les concedió la libertad basada en este argumento jurídico. Lamentablemente, el caso nunca fue resuelto de manera concluyente.