Tener un apartamento con vistas al famoso Central Park de Nueva York siempre ha sido cotoso, pero hay quienes están dispuestos a pagar cifras astronómicas para tener estas vistas desde uno de los nuevos y estilizados rascacielos de la ciudad.
El One57 inició esta tendencia al inicio de la crisis financiera.
“Bienvenidos al One57. Apartamento 54B. Al entrar en el vestíbulo tenemos una magnífica vista de Central Park desde la entrada, así que es su primera impresión en este particular edificio. Este apartamento les da una gloriosa vista”, comenta John Venekamp, agente inmobiliario en Brown Harris Stevens.
Las vistas continúan hasta el salón principal, claro que por 35 millones de dólares tienes algo más que un buen panorama.
El apartamento cuenta con acabados de lujo e inmensos espacio, ocupando casi todo el piso del rascacielos. Cuenta con piscina y una sala de proyecciones.
Sin embargo, sus dueños no han vivido nunca aquí. Para muchos compradores estas propiedades son más una inversión que un hogar.
“Estimo que no todo el edificio será propiedad de gente que quiera vivir en Nueva York a tiempo complete.// Habrá cierta gente que viva aquí permanentemente, pero para la mayoría será una segunda vivienda”, agrega Venekamp.
Ahora mismo el 432 de Park Avenue es quizás uno de los desarrollos más impresionantes, y otros seis rascacielos están en construcción en la ciudad.
Las leyes neoyorkinas contribuyeron a impulsar esta tendencia, ya que permiten a los constructores comprar espacio vertical sin uso de vecindarios con edificios más bajos. No obstante, su potencial precio de venta ha sido el factor más importante.
“Son muy caros de construir porque necesitan una ingeniería especial, por lo que hasta que el mercado en Nueva York no llegó a los 3.000 dólares por metro cuadrado no se empezaron a construir estas torres”, apuntó Carol Willis, Curadora y fundadora del Skyscraper Museum.
Siendo Nueva York más que nunca un imán para la riqueza global, lo que ahora preocupa es qué ocurrirá con aquellos que no cuentan con millones de dólares para comprar una vivienda en la que ni siquiera viven. Aun así estos desarrollos cuentan con defensores.
“La oferta de vivienda en Nueva York es ajustada, así que si restringimos la oferta en cualquier sector tan solo hará que aumenten los precios en todas partes o empujará a personas con menos recursos a zonas más alejadas”, agrega Willis.
Lo que es seguro, que con la cantidad de proyectos de rascacielos superdelgados en marcha, el paisaje de Nueva York cambiará considerablemente en los próximos años.