En el extremo noroeste de Estados Unidos, específicamente en Wyoming, se erige un depósito de magma caliente de más de cinco millas de profundidad con capacidad para producir una catastrófica erupción: se trata de la Caldera de Yellowstone, también conocida como el supervolcán de Yellowstone.
Se cree que existen alrededor de 20 supervolcanes a lo largo y ancho del mundo; el de Yellowstone es uno de ellos. Con un tamaño de 72 por 55 kilómetros en su cuenca, es considerado uno de los más grandes y peligrosos del mundo.
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Se encuentra ubicado debajo del Parque Nacional de Yellowstone, un área de recreación con más de 9.000 kilómetros cuadrados que se extiende a través de los estados de Wyoming, Idaho y Montana.
Recibe el nombre de supervolcán porque tiene la capacidad para “producir una erupción de magnitud ocho en el Índice de Explosividad Volcánica, descargando más de 1.000 kilómetros cúbicos (240 millas cúbicas) de material”, explica el Museo de Historia Natural de Londres.
Aunque las erupciones de este tipo son extremadamente raras, pues por lo general se presentan en pequeñas magnitudes, siempre existe alguna posibilidad de que ocurra. De hacerlo, el mundo se enfrentaría a consecuencias sin precedentes.
¿Qué pasaría si el supervolcán de Yellowstone hiciera erupción?
Si el supervolcán de Yellowstone hiciera erupción, tanto Wyoming como Idaho y Montana serían víctimas de los flujos piroclásticos masivos.
Nadie podría escapar de sus catastróficas afectaciones, en tanto las “avalanchas calientes de ceniza volcánica, piedra pómez, gases y rocas pueden alcanzar los 400-500°C, moverse a más de 300 kilómetros por hora y recorrer más de 100 kilómetros”, detalla el museo mencionado anteriormente.
National Geographic, por su parte, señala que, de presentarse la erupción de Yellowstone, el cielo de Estados Unidos se vería afectado por una lluvia de cenizas que duraría décadas.
Aunque los estados circundantes serían los que sufrirían de primera mano las consecuencias de la erupción del supervolcán, los efectos no se limitarían al territorio estadounidense. El Servicio Geológico de Estados Unidos apunta que podrían extenderse de manera global.
¿De qué manera? Al parecer, la caída de cenizas se expandiría a lo largo y ancho del mundo, y también se presentarían cambios permanentes en las condiciones climatológicas. Aunque esto, señalan los expertos, no es muy probable que ocurra.
“Si hubiera una erupción explosiva muy grande, podría afectar el clima global emitiendo cenizas y gas a la estratosfera, lo que podría bloquear la luz solar y reducir las temperaturas globales unos pocos grados durante algunos años”, explicó el geofísico y científico a cargo del Observatorio del Volcán de Yellowstone, Michael Poland, de acuerdo con Live Science.
A lo largo de la historia, Yellowstone solo ha tenido tres erupciones de grandes magnitudes: la primera ocurrió hace 2,1 millones de años, le siguió una hace 1,3 millones de años y la última, que se presentó 664.000 años atrás.
La primera erupción, de acuerdo con el Sistema de Parques Nacionales de los Estados Unidos, es una de las más grandes conocidas por el hombre, pues cubrió con ceniza 5790 millas cuadradas y expulsó seis mil veces más de material volcánico que durante la erupción del Monte St. Helens, en 1980.
Al borde occidental de la primera caldera ocurrió la segunda erupción y, años más tarde, tuvo lugar la última, que contribuyó a crear la actual Caldera de Yellowstone.
¿Es posible que el supervolcán de Yellowstone haga erupción?
En el año 2022, una investigación publicada por Live Science reveló que el supervolcán tenía más roca fundida de lo que se estimaba. Teniendo en cuenta que estas estructuras geológicas “no funcionan en líneas de tiempo”, pero sí en función de la magma, el dato prendió las alarmas de los ciudadanos.
Ante esto, Poland emitió un parte de tranquilidad: “El mensaje final es que la cámara de magma es en su mayor parte sólida. Y eso significa que hay muchas menos probabilidades de una erupción consecuente. Encuentro este resultado tranquilizador”.
Además, señaló que Yellowstone se encuentra monitoreado por una amplia cantidad de técnicas que incluyen la sismicidad y deformación del suelo. Así que, por el momento, la posibilidad de una erupción inminente no es un tema que preocupe a los investigadores.