“‘Somos la única etnia en Estados Unidos que se siente insultada por la constante exigencia de que volvamos a nuestro país’. Le oí decir esto una vez a un hombre del Medio Oriente, que iba vestido con su traje étnico. Pero yo nací y crecí en Nueva York y la verdad es que me encontré con el racismo con frecuencia. ‘Ching Chong chally’, ‘chink’, ‘ojos rasgados’, ‘amarillo’. Es un lugar muy racista, a pesar de ser la megaciudad de los inmigrantes”.
Estas palabras fueron escritas ayer por Gloria Songs en el grupo público de Facebook Asian Americans United Against Violence (Asiáticos Unidos contra la Violencia, en español). Como muchos integrantes de la comunidad de origen asiático en Estados Unidos, la usuaria reaccionó con indignación ante la noticia de los tiroteos que el miércoles dejaron ocho muertos en tres salones de masaje asiáticos en Atlanta.
MIRA: Tiroteos en salones de masajes dejan al menos 8 muertos en Estados Unidos
En su publicación, Songs apuntó que quienes forman parte de esa comunidad en Estados Unidos “no crecimos con ejemplos asiáticos identificables” y lamentó que muchos no denuncien los ataques de los que son víctimas para no causar “problemas” o “llamar la atención”.
Lo ocurrido en Atlanta activó todas las alarmas e hizo temer que se tratara de la peor manifestación de una ola reciente de ataques contra esa comunidad. Aunque el autor de los tiroteos, identificado como Robert Aaron Long, asegura que no actuó por una motivación racista, las autoridades aún no descartan que sea un crimen de odio.
Para la comunidad asiática en Estados Unidos es muy difícil no sentir temor en estos días. Los ataques en su contra han aumentado impresionantemente desde el inicio de la pandemia.
Más de 3.800 crímenes o incidentes de odio contra los estadounidenses de origen asiático se han registrado en el país en el último año, según un informe publicado el martes por la organización Stop AAPI Hate, dedicada a prevenir la discriminación contra esta comunidad durante el auge del coronavirus.
“Estoy aterrorizado y muy nervioso por lo que pueda pasarle a otras personas debido a toda la violencia que está ocurriendo”, dice a El Comercio Tim Park, ciudadano de origen asiático en Estados Unidos que también pertenece al grupo Asian Americans United Against Violence.
Stop AAPI Hate is proud to announce our latest national report, measuring anti-Asian hate incidents from March 2020-Feb 2021. In the last 12 months, we have tracked 3,795 hate incident reports from APIs in all 50 states and DC. pic.twitter.com/fbKUUdByvj
— Stop AAPI Hate (@StopAAPIHate) March 16, 2021
La retórica del “virus chino”
Los expertos apuntan que el aumento de los crímenes de odio contra esta comunidad durante la pandemia obedece, entre otras cosas, a los dichos sobre el “virus chino” del expresidente Donald Trump.
Karthick Ramakrishnan, fundador y director de datos e investigación de políticas de la ONG AAPI Data, dijo a NBC que si bien el repunte en estos ataques no se puede atribuir por completo a la retórica racista del gobierno de Trump, él considera que la forma en la que el exmandatario manejó la pandemia y sus menciones al “virus de China” sí contribuyeron a fomentar el odio.
Park, de 40 años, considera que, en efecto, los discursos de Trump sobre el “virus chino”, el “virus de Wuhan” y la “gripe kung” sí contribuyeron al aumento de violencia contra su comunidad. “Pero ya había hostilidad contra los asiáticos. Su retórica dio a los odiadores una excusa para actuar en consecuencia”, señala a este Diario.
La sinofobia, como se llama la discriminación contra China y sus ciudadanos, no es nueva.
“Esto afecta a toda la comunidad asiática. Todo el mundo piensa que los chinos son todos los asiáticos. La gente ataca a los ancianos, a los niños y a los indefensos para hacer una declaración”, agrega.
Un análisis reciente publicado por el Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California en San Bernardino reporta que el primer aumento en los delitos de odio contra los asiáticos se produjo en marzo y abril del 2020, junto con un crecimiento en los casos de COVID-19 y las asociaciones negativas de los estadounidenses de origen asiático con el virus.
Violencia y silencio
Ramakrishnan dijo a NBC que los inmigrantes de primera generación tienden a reportar menos actos de discriminación racial y crímenes de odio, por lo que el hecho de que ahora se hable de una variación en los datos “sugiere un cambio significativo que probablemente signifique no solo una mayor información, sino una mayor ocurrencia de casos”.
El propio Tim Park cuenta que ha sido víctima de ataques de este tipo por integrantes de diferentes comunidades en Estados Unidos. No denunció las agresiones por vergüenza.
“He sufrido muchas burlas incluso antes de la llegada del virus por parte de varios blancos, negros y latinos. Ha sido un tabú defenderme o denunciar a cualquier grupo que no sea blanco por las burlas”, cuenta.
Park destaca que el abuso viene de varios lados, y que incluso el respaldo social que tiene la comunidad afroamericana le ha impedido denunciar la violencia que sufrió.
“Nunca denuncie haber sido asaltado por dos afroamericanos en Detroit, Michigan. Sufrí un atropello por parte de otro en Atlanta. He tenido que evitar ser amenazado por tipos negros en Atlanta, Los Ángeles, Chicago y Detroit porque el movimiento a favor de los derechos civiles de los afroamericanos y la gente de la justicia social se ponen de su parte y no les hacen responsables. Creo que los blancos son igual de malos, si no peores. Se salen con la suya porque son la mayoría y son más hábiles para salirse con la suya”, lamenta Park.
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