Numerosas agencias de Estados Unidos y Canadá trabajaron sin tregua durante cinco días para encontrar al sumergible Titán, que había desaparecido con cinco tripulantes mientras exploraba los restos del Titanic en el fondo del océano Atlántico. Tras el desenlace fatal causado por una implosión, surge la pregunta sobre quién pagará los costos de la gigantesca operación.
La empresa OceanGate cobraba 250.000 dólares por persona para explorar los restos del Titanic. Es decir, se trata de una actividad a la que pueden acceder principalmente los ricos.
MIRA: Por qué fue tan difícil encontrar al sumergible Titán desaparecido cuando iba a explorar el Titanic
La Guardia Costera de Estados Unidos, que dirigió las operaciones de búsqueda de los desaparecidos, no ha revelado el costo de la operación, aunque los expertos estiman que la cifra es de varios millones de dólares.
Para tener una idea del gran despliegue que se hizo solo basta con enumerar algunos de los recursos que se movieron para encontrar el sumergible Titán.
Estados Unidos, Canadá y Francia participaron en la búsqueda.
Desde Estados Unidos se movilizaron más de cinco barcos dotados con sonares y equipos de punta. Desde el aire, tres aviones de transporte C-17 pertenecientes al ejército estadounidense se unieron a la operación. También tres aviones C-17. Además, se llevaron sumergibles y drones submarinos capaces de mostrar lo que hay a más de 6.000 metros de profundidad.
Canadá puso a disposición un avión de patrulla y dos barcos con médicos especializados en medicina de buceo en uno de ellos. Y envió otro navío del servicio de guardacostas equipado con instrumentos de sonar avanzados.
Mientras que Francia se sumó a la búsqueda aportando un barco equipado con un robot submarino que era capaz de llegar hasta los más de 3.800 metros de profundidad donde se ubican los restos del Titanic.
Los contibuyentes terminarán pagando
¿Quién paga por todo ese despliegue? Teniendo en cuenta casos similares ocurridos en el pasado, la factura podría terminar recayendo en los contribuyentes de los países involucrados. Eso es algo que también piensan los expertos.
“Cuando las cosas van mal para el viajero en lugares del llamado turismo extremo, el costo financiero del rescate y la reparación a menudo recae en los servicios de emergencia o las organizaciones benéficas que tienen la tarea de ayudar a las personas”, dijo a CNN Philip Stone, director del Instituto para la Investigación del Turismo Oscuro de la Universidad de Central Lancashire.
Pero agregó que en el caso de misiones de rescate de grandes proporciones, como el caso del sumergible Titán, “que ascenderá a millones de dólares”, los contribuyentes finalmente pagarán la factura.
“Los gobiernos tienen la tarea de proteger vidas y, a pesar de la locura de algunas personas que se zambullen para ver el Titanic en un barco no regulado, vale la pena salvar estas vidas”, siguió Stone.
Chris Boyer, quien es director ejecutivo de la Asociación Nacional de Búsqueda y Rescate, también opinó sobre el asunto.
Cuando todavía se buscaba al Titán, sostuvo que no estaba claro quién se tendrá que hacer cargo de la millonaria operación. Dijo no saber “si los contribuyentes en los países involucrados, en última instancia, deberán pagarlo”.
Agregó que en Estados Unidos hay factores que influyen en la determinación final de a quién le corresponde pagar. “Depende de dónde te pierdas... Por ejemplo, en New Hampshire cobran a las personas por los rescates si se determina que han sido imprudentes”, aseguró.
Arun Upneja, decano de Escuela de Administración Hotelera de la Universidad de Boston e investigador en turismo, habló con la agencia AP sobre el tema: “Cinco personas acaban de perder la vida y comenzar a hablar sobre seguros y el costo de los esfuerzos de rescate puede parecer despiadado pero, al final del día, son costos”, comentó.
“Hay muchas personas que van a decir: ‘¿Por qué la sociedad debería gastar dinero en el esfuerzo de rescate si [estas personas] son lo suficientemente ricas como para participar en estas actividades riesgosas?’”, añadió.
La agencia AP también le hizo la consulta a la Guardia Costera de Estados Unidos, que respondió lo siguiente: ”No podemos atribuir un valor monetario a los casos de búsqueda y rescate, ya que la Guardia Costera no asocia el costo con salvar una vida”.
Stephen Koerting, fiscal federal en Maine que se especializa en derecho marítimo, aclaró a la agencia AP que la ley federal en Estados Unidos generalmente prohíbe que se cobren reembolsos relacionados con cualquier servicio de búsqueda o rescate.
Otros rescates de multimillonarios
En 1998, el millonario estadounidense Steve Fossett cayó al mar cuando intentaba dar la vuelta al mundo en un globo aerostático. El accidente ocurrió a 800 kilómetros de Australia.
La Real Fuerza Aérea Australiana envió un avión Hércules C-130 para encontrarlo. Otro avión militar francés arrojó una balsa salvavidas para 15 hombres a Fossett, antes de que lo recogiera un yate que pasaba por el lugar, indicó la AP.
La opinión pública sugirió que Fossett debería pagar la cuenta de su rescate, pero él rechazó la idea.
A fines de ese mismo año, Fossett y el multimillonario británico Richard Branson cayeron al océano frente a Hawai cuando iban en globo aerostático. La Guardia Costera de Estados Unidos gastó más de 130.000 dólares para rescatarlos.
Branson dijo que pagaría si la Guardia Costera lo solicitaba, pero la agencia no pidió reembolso.
En el 2007, el avión en el que iba Fossett desapareció sobre la cordillera de Nevada. La agencia AP recuerda que durante su búsqueda, la Guardia Nacional del estado encontró los restos de varios otros accidentes, ocurridos décadas antes, sin hallar al millonario.
Posteriormente, el estado de Nevada reveló que la misión le costó a los contribuyentes unos 685.998 dólares, que se sumaron a otros 200.000 dólares donados por un privado.
Entonces, el gobernador Jim Gibbons anunció que buscaría el reembolso, pero la viuda de Fossett se resistió a pagar y señaló que había gastado 1 millón de dólares en su propia búsqueda privada.
En el sumergible Titán viajaban el millonario empresario paquistaní Shahzada Dawood con su hijo Suleman, estudiante de 19 años; el multimillonario explorador británico Hamish Harding; el explorador francés Paul-Henry Nargeolet y el consejero delegado de la firma OceanGate, Stockton Rush.
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