El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reconoció que habrá caos en la frontera con México desde este jueves 11, pero el desorden y la zozobra ya son visibles desde hace varios días. Miles de migrantes pasaron las últimas jornadas en estados del norte mexicano esperando en albergues, carpas o a la intemperie el final de la aplicación del Título 42, que se implementó en el gigante norteamericano durante la pandemia de COVID-19.
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La decisión del gobierno de Biden de levantar el Título 42, lo que significa en la entrada en vigencia desde hoy del Título 8, se ha traducido en una frontera aún más abrumada porque significa el final de una regla sanitaria que se ha utilizado millones de veces para expulsar rápidamente a los migrantes. El desborde es evidente. Según la cadena CNN, que cita fuentes federales, unos 152.000 migrantes están del lado mexicano esperando cruzar a Estados Unidos.
También se prevén más arrestos. El diario “The New York Times” reporta que el martes último, los funcionarios fronterizos detuvieron a más de 11.000 migrantes que habían cruzado ilegalmente, un aumento respecto de los 7.000 a 8.000 cruces al día que se registraron la semana pasada.
La oleada es particularmente visible en El Paso, Texas, ciudad en la cual agentes federales trabajan para que los migrantes se entreguen a las autoridades, medida que está provocando ansiedad entre los extranjeros.
Imágenes de drones han mostraron multitudes reunidas en la valla fronteriza de El Paso, frente a Ciudad Juárez, en territorio mexicano. Muchos de los que se dirigen a Estados Unidos han realizado largas y peligrosas caminatas hacia la frontera con la esperanza de cruzar. Laredo y Brownsville son otras urbes texanas declaradas en emergencia por esta crisis.
La situación también es tensa en la zona que divide San Diego, en California, y Tijuana, en México, donde cientos de migrantes han estado saltando el muro entre ambas ciudades en los últimos días, esperando entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza.
El Título 8 y una nueva regla
El Título 42 fue impuesto durante el gobierno del expresidente Donald Trump, como una medida sanitaria que permitía la expulsión casi inmediata de los inmigrantes indocumentados en medio de la pandemia de COVID-19. Bajo esta norma, vigente desde marzo del 2020, muchas personas que cruzaron la frontera fueron expulsadas rápidamente a México sin la posibilidad de solicitar asilo.
El gobierno de Biden heredó esta norma y la extendió. La medida, que antes exceptuaba algunas nacionalidades, fue ampliada para vetar el ingreso de venezolanos, nicaragüenses y cubanos, entre otros, que deberían limitarse a programas especiales o al uso de la aplicación CPB ONE para pedir asilo en Estados Unidos.
Con el fin del Título 42 entra en vigencia el Título 8, que ha regido el proceso de migración en Estados Unidos durante décadas. Bajo esta normativa, las personas que crucen la frontera sin solicitar asilo primero serán expulsadas.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) ha recordado recientemente que con el Título 8, “una persona que es expulsada está sujeta a una prohibición de admisión a Estados Unidos de al menos cinco años y puede enfrentar un proceso penal por cualquier intento posterior de cruzar la frontera ilegalmente. Las personas con órdenes finales de remoción serán removidas”.
Además, los migrantes que ingresen de forma ilegal a Estados Unidos pueden ser arrestados y procesados para una deportación rápida.
CNN recuerda que en abril de este año, el gobierno de Biden anunció que creará centros regionales de procesamiento en Latinoamérica para que los inmigrantes puedan solicitar ingresar a Estados Unidos.
Pero las limitaciones no quedan ahí. Este miércoles 10, el gobierno promulgó una nueva norma que restringe el acceso a la solicitud de asilo en la frontera con México y califica como “no aptos” para solicitar asilo a los migrantes que crucen de manera irregular la frontera y que no hayan pedido protección en un tercer país durante su travesía hacia Estados Unidos.
El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo que la nueva regla significaría consecuencias más duras para los migrantes que cruzan ilegalmente. “Estamos dejando muy claro que nuestra frontera no está abierta, que cruzar irregularmente es contra la ley y que aquellos que no sean elegibles para la ayuda (asilo) serán devueltos rápidamente”, dijo el funcionario.
Desborde y un desafío para Biden
La crisis inmediata es en sí misma un desafío para Biden y su gestión. “The New York Times” recuerda que “la frontera y el sistema de inmigración de EE. UU. no están equipados para manejar a tantas personas”, por lo que la posibilidad de un desborde caótico es inminente.
Biden está bajo presión tanto por el lado de sus críticos como por el de sus partidarios. Los republicanos han criticado al presidente, que postulará para la reelección en el 2024, por hacer retroceder las políticas de línea dura de Donald Trump, actual favorito para ser el candidato de su partido. Del otro lado, algunos demócratas y defensores de la inmigración han dicho que la regulación actual socava la capacidad de solicitar asilo en las fronteras de Estados Unidos.
La atención también está puesta en el trato que recibirán los migrantes bajo la aplicación del Título 8. Washington envió 1.500 efectivos para asistir en las labores de control en la frontera, que en El Paso está fuertemente custodiada con patrullas a cada kilómetro.
Además, funcionarios del gobierno informaron que el Ejecutivo planeaba abrir más de 100 centros de procesamiento de migración en el hemisferio occidental y que lanzaría una nueva plataforma de citas en línea en los próximos días.
“The New York Times” recuerda que las instalaciones construidas en la frontera fueron diseñadas originalmente para retener a los hombres mexicanos que cruzaron ilegalmente en busca de trabajo. “Se parecen a entornos de cárcel donde la gente está abarrotada en un solo espacio. El gobierno ha reconocido que estas instalaciones no son seguras para mantener a los niños y otras poblaciones vulnerables. Durante la última década, los Estados Unidos han establecido espacios temporales adicionales para satisfacer las necesidades de las familias y los niños, pero todavía no es suficiente para atender al gran número de personas que ingresan al país”, dice el medio.
Octavio Pescador
Analista político y comentarista de CNN
Con las reformas que están entrando en vigor, la administración Biden está diciendo que no va a poder darle asilo a nadie que haya tratado de cruzar irregularmente o que ya esté en EE.UU. sin haber hecho la solicitud fuera del país. También hay otras medidas tomadas en conjunto con México y otros países. Ese es el modelo con el que la administración trata de controlar lo que se espera que sea una avalancha de personas que quieran entrar tras el final del Título 42 porque muchos migrantes ya hicieron su solicitud y están esperando, y ahora quieren entrar para esperar desde el lado estadounidense.
Se enviaron tropas de la Guardia Nacional a la frontera porque va a haber muchísimas más solicitudes y muchísimo más movimiento en los puntos fronterizos. Toda aglomeración conlleva riesgos. Las tropas que se enviaron no van a tener contacto con los migrantes, se van a dedicar a procesos administrativos para que los agentes migratorios puedan salir a atender a la gente. El argumento de las organizaciones humanitarias y pro migrantes es que Biden tuvo dos años para prepararse para este día y que el hecho de que estén mandando tropas significa que la situación se va a desbordar y va a estar fuera de control por no tener las medidas necesarias.
El hecho es que cuando los migrantes lleguen a Estados Unidos, si las autoridades no tienen dónde instalarlos a todos, si no los pueden mandar a todos con sus familias de inmediato, esas personas van a tener que ser ubicados en algún lugar. Esas son las medidas de precaución que el gobierno debió haber tomado.
El manejo de esta crisis va a tener un impacto muy serio para Biden. Antes que nada, hay una percepción de una invasión de inmigrantes a Estados Unidos, que es un argumento histórico de los republicanos y les funciona mucho. Las imágenes de los inmigrantes les van a servir muchísimo a los republicanos para la campaña, para decir que la situación está fuera de control y que no tenemos a un comandante en jefe con capacidad para resolver el problema.
El hecho de que se perciba una falta de prevención o de control de daños va a repercutir en Biden y su gobierno. Por otro lado, los demócratas que han estado abanderando las causas migrantes ven con mucho escepticismo las medidas administrativas que ha tomado Biden porque lo que hacen de facto es mantener a la gente afuera y no dejarla entrar, cambiar el proceso de solicitud de asilo que antes se podía hacer desde Estados Unidos y ahora ya no. Por ello, muchos dicen que Biden está dando la espalda a una promesa de campaña y a una comunidad que ha respaldado a los demócratas.
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