Dana Milbank debió tragarse sus palabras, literalmente. El articulista de “The Washington Post” había prometido que si Donald Trump ganaba la nominación del Partido Republicano se comería el papel periódico con una de sus columnas. Así lo hizo. Y mientras deglutía se tragaba la arrogancia y el mal cálculo de cientos de periodistas y analistas políticos que no tomaron en serio la candidatura del magnate de bienes raíces.
El mal cálculo duró nada menos que año y medio. El millonario anunció su candidatura en junio del 2015 y hasta el último minuto del pasado 8 de noviembre para muchos aún era imposible creer que, efectivamente, Donald Trump sería el próximo presidente de Estados Unidos.
Desde ese día, el fenómeno Trump sigue siendo un tema de investigación. Análisis de todo tipo intentan entender por qué, cómo, cuándo y en dónde radicó la victoria de un millonario lengua larga que hizo todo lo políticamente incorrecto para llegar a la presidencia. Y más aun, cómo es posible que su rival, Hillary Clinton, obtuviera tres millones de votos más que Trump, pero terminara perdiendo la elección. Cosas del complejo sistema electoral estadounidense que permite resultados aparentemente incoherentes.
Trump ha significado la irrupción del populismo en el corazón de la política estadounidense, acostumbrada a mirar de lejos y con desdén cómo el resto del mundo prefiere a caudillos antes que a partidos.
En la extensa y polarizada campaña, Trump logró convencer al votante blanco que había sido relegado en las encuestas y lo conminó a ir a las urnas, mezclando dosis de catastrofismo –como si vivieran al borde de una crisis humanitaria– racismo, misoginia y un culto a su propio ego. Todo ello enmarcado en un ‘reality show’ electoral en el que se puso de protagonista, y donde supo manipular a los medios de comunicación –aunque se la pasó diciendo que era víctima de los mismos–, manejar las audiencias y mentir con descaro.
En el camino, la ultraderecha más radical –la ‘alt-right’– emergió con fuerza, movimientos racistas como el KKK se sintieron legitimados y el ‘establishment’ del Partido Republicano fue puesto contra las cuerdas varias veces cuando ninguno de sus candidatos –ni Jeb Bush ni Marco Rubio– pudo vencer a Trump en las elecciones primarias.
--– El populismo de izquierda –--
La irrupción del magnate neoyorquino vino, además, de la mano de la debacle del Partido Demócrata. Confiados ciegamente en que su candidata, Hillary Clinton, era la persona mejor preparada para la presidencia, no supieron entender ni contrarrestar el fenómeno Trump y tampoco completaron una buena estrategia de campaña, que en Estados Unidos se centra en los estados y los colegios electorales.
Con una postulante poco carismática y varios problemas de imagen pública, pese a su experiencia de gobierno, los demócratas también tuvieron malos resultados en el Congreso y buena parte de su base electoral sintió más atracción por otro candidato inédito: Bernie Sanders.
El veterano senador de Vermont se presentó en las elecciones primarias proclamando ser un socialdemócrata –algo inimaginable años atrás–, criticando a las corporaciones, a los billonarios y los negocios de
Washington con Wall Street. Su irrupción y sus millones de seguidores pusieron muy nerviosa a la cúpula del partido que, como quedó en evidencia en correos electrónicos pirateados por los rusos, no querían por ningún motivo que fuera el nominado demócrata.
--- ¿Nueva era? –--
Trump llegará a la presidencia el próximo 20 de enero y el mundo está expectante. Los polémicos nombramientos en su gabinete –conformado casi en su totalidad por millonarios como él– dan una idea de que podría optar por el pragmatismo, de que no se interesará por el cambio climático ni por aumentar el presupuesto para la educación pública, y que su política migratoria seguirá el tono acusativo de su campaña. Eso sin contar su posible rendición a Rusia, su confrontación con China y su desinterés por América Latina (excepto México).
El millonario, qué duda cabe, rompió los esquemas de la política en este 2016. Queda por ver si, al final de su mandato, logra “volver a hacer grande” a Estados Unidos, tal como rezaba su eslogan de campaña, o termina siendo absorbido por el sistema.
El 2016 será recordado como aquel donde un empresario y estrella de televisión removió los cimientos de la política estadounidense, venció a la candidata favorita y llegó a la Casa Blanca.
DATO
304 votos electorales obtuvo Donald Trump en los comicios, lo que le valió ganar la presidencia. La demócrata Hillary Clinton solo consiguió 224.
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Un año de noticias falsas
En este año electoral las redes se vieron inundadas de dudosas noticias publicadas por páginas web recién creadas, que daban informaciones favorables a Donald Trump y negativas hacia Hillary Clinton. Estas noticias fueron compartidas más veces que aquellas difundidas por los medios de comunicación tradicionales.
Tras las elecciones se descubrió que muchas de estas páginas eran creadas desde sitios tan distantes como Georgia, una otrora república soviética. Facebook y Google ya decidieron tomar cartas en el asunto y han anunciado que bloquearán los sitios que difundan información falsa.