Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Donald Trump, presidente de Estados Unidos.
Redacción EC

, presidente de Estados Unidos, sufrió el viernes una deserción de primera línea en su gobierno: el vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, renunció luego de ser durante seis meses la cara visible del presidente ante la prensa, y de hacer gala de una ferocidad sólo comparable a los tuits que el magnate republicano suele lanzar a diario.

"Ha sido un honor y un privilegio", se limitó a escribir Spicer en su propia cuenta de Twitter, con una economía de palabras que, sin embargo, no logró atenuar la conmoción que provocó en Washington su intempestiva renuncia. La prensa local descontó que su salida se debió al desacuerdo con el nombramiento, anunciado minutos antes, de un nuevo director de Comunicaciones de la presidencia, el ejecutivo financiero Anthony Scaramucci.

Según informaron la cadena de televisión NBC y el diario The New York Times, entre otros medios norteamericanos, Spicer le había dicho a Trump que el nombramiento de Scaramucci, un hombre de Wall Street con escasa experiencia política, era un "grave error".

Fundador del fondo de inversiones SkyBridge Capital y hasta hace poco miembro del banco estatal Eximbank, Scaramucci, de 53 años, tiene por delante la difícil responsabilidad de recuperar la imagen pública de la Casa Blanca, dañada por las constantes controversias generadas por el presidente y ventiladas puntualmente por la prensa.

"El presidente es realmente muy querido", dijo ayer Scaramucci, que no dejó pasar un solo día para establecer un vínculo con la prensa, aunque no será vocero. "La gente se siente genial respecto de lo que está haciendo", agregó ante los cronistas de la Casa Blanca. El flamante jefe de Comunicaciones deberá lidiar con el escándalo del Rusiagate, las investigaciones simultáneas del fiscal especial, Robert Mueller, y varias comisiones legislativas por las interferencias de Rusia en las elecciones de 2016, y su potencial colaboración con la campaña de Trump en contra de la candidatura de Hillary Clinton.

En reemplazo de Spicer asumirá como vocera quien era su segunda, Sarah Huckabee Sanders, hija del ex candidato presidencial republicano Mike Huckabee, que compitió por la nominación en 2016 contra Trump. Ya condujo anteriormente conferencias de prensa en la Casa Blanca.

Sin esperar la intervención de sus voceros, en los últimos días Trump usó una vez más su ametralladora verbal en todas direcciones. Criticó a su propio secretario de Justicia, Jeff Sessions, por recusarse de las investigaciones que encara su departamento sobre el caso de los hackers rusos en la campaña, y emitió una velada amenaza contra Mueller por si le daba por indagar en las finanzas de la familia del magnate.

El puesto de director de Comunicaciones de la Casa Blanca estaba vacante desde que Michael Dubke renunció en mayo pasado, al alegar razones personales. Spicer desempeñaba desde entonces la doble labor de secretario de prensa y director de Comunicaciones.

Fiel a su jefe durante estos seis primeros meses de presidencia, la labor de Spicer tuvo un comienzo difícil. En su primer día en el puesto, arremetió contra los periodistas por cuestionar la menguada asistencia a la investidura presidencial en Washington -tema de largas controversias por las recurrentes comparaciones con la ceremonia de Barack Obama e, incluso, de Bill Clinton, mucho más concurridas-, y abandonó la sala de prensa sin responder preguntas.

Spicer también llegó a tener debates feroces frente a cámara con los periodistas hasta volverse parte de la cultura popular. Incluso fue parodiado en el mítico programa Saturday Night Live, donde la comediante Melissa McCarthy lo imitaba como una figura hostil que atravesaba la sala de prensa con un atril móvil, con el que atropellaba a los reporteros que se cruzaban en su camino.

—Alto voltaje—

La agresividad con la que defendió las acciones oficiales y la figura del presidente lo llevó a formular declaraciones de alto voltaje, como cuando dijo que el dictador sirio Bashar al-Assad era peor que Adolf Hitler, porque el jerarca nazi "no usó gases venenosos contra sus adversarios".

Esas ásperas conferencias se habían convertido en algo imperdible de ver por televisión hasta hace unas semanas, cuando Spicer adoptó un papel más bien discreto, tras bambalinas, y la subsecretaria Huckabee prácticamente se hizo cargo de esos encuentros diarios.

Trump no había empezado con buen pie la jornada, ya que se enteró de entrada de otra importante renuncia relativa a la prensa, la de un miembro de su equipo de abogados. Se trata de Mark Corallo, que coordinó la comunicación del equipo legal del mandatario frente al Rusiagate. Según fuentes cercanas, Corallo estaba en desacuerdo con la estrategia de los abogados de desacreditar a Mueller, una costumbre que el propio Trump asumió como el restallido de un látigo desde su volcánica cuenta de Twitter.

—Un veterano republicano—

Sean Spicer

Ex vocero de la Casa Blanca

Profesión: asesor político

Edad: 45 años

Origen: Manhasset (Nueva York)

►Obtuvo una maestría del Naval War College en Rhode Island y ostenta el rango de comandante en la reserva de la marina

►Spicer fue nombrado director de Comunicaciones del Comité Nacional Republicano en 2011; en 2015 sumó el cargo de jefe de estrategia de ese grupo

►Luego de varios años en el Partido Republicano, Trump lo nombró secretario de prensa, lo que lo convirtió en la cara visible de la Casa Blanca

►En seis meses, Spicer protagonizó varios escándalos y choques verbales con la prensa; casi todos fueron luego parodiados exitosamente por la comediante Melissa McCarthy en el programa Saturday Night Live

►Había rumores sobre su renuncia desde hacía semanas, sobre todo desde que su segunda, Sarah Huckabee, se encargó regularmente de las conferencias de prensa diarias.

Fuente: Agencias
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