Un hecho muy inusual sucedió en el desértico Valle de la Muerte.
Las precipitaciones en los últimos días fueron tan intensas en este parque nacional ubicado en los estados de California y Nevada (EE.UU.) que provocaron una gran inundación y unas mil personas quedaron varadas, la mitad de ellas visitantes y la otra mitad trabajadores.
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Pero lo llamativo fue la cantidad de agua que cayó el fin de semana en Furnace Creek, donde se encuentra la oficina central del Valle de la Muerte, en un lapso de tres horas: 37,1 milímetros. Eso prácticamente equivale a lo que llueve en todo un año de promedio en este lugar, según dijo el Servicio de Parques Nacionales (NPS, por su sigla en inglés).
"La fuerte lluvia que causó las inundaciones devastadoras en el Valle de la Muerte fue un evento extremadamente raro, que ocurre una vez cada 1.000 años", señaló Daniel Berc, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos.
El especialista aclaró que no es que suceda exactamente cada 1.000 años, sino que "hay un 0,1% de probabilidad de que ocurra en cualquier año".
El desastre climático provocó daños generalizados en el Valle de la Muerte y el cierre de todas las carreteras internas. Además, unos 60 autos quedaron varados, informó el NPS.
"El Valle de la Muerte es un lugar increíble de extremos", dijo el superintendente del parque, Mike Reynolds, en una nota publicada por el NPS.
"Es el lugar más cálido del mundo y el lugar más seco de América del Norte. La inundación de 1.000 años de esta semana es otro ejemplo de este ambiente extremo. Con modelos de cambio climático que predicen tormentas más frecuentes e intensas, ¡este es un lugar donde puedes ver el cambio climático en acción!", añadió.
El Valle de la Muerte, en el desierto del Mojave, se encuentra en su punto más profundo a 86 metros por debajo del nivel del mar y ha registrado temperaturas máximas de 56,7 ºC. Esa marca la consiguió el 10 de julio de 1913 y jamás fue superada en el mundo.
Este valle fue habitado por al menos 1.000 años por la tribu de los Timbisha.
Su nombre se lo pusieron los aventureros que se atrevieron a cruzarlo a principios del siglo XIX, atraídos por la fiebre del oro.
En 1994 fue declarado parque nacional -es el más grande del país después de los de Alaska- y cada año lo visitan más de un millón de personas.