Los austríacos reeligieron este domingo a Alexander Van der Bellen para el cargo de presidente, según los sondeos a boca de urna, en una aparente apuesta por la estabilidad en un contexto de crisis energética y fuerte inflación en el país.
De 78 años y apoyado por un amplio espectro político, Van der Bellen ganaría desde la primera vuelta con 54,6% de los votos, lejos delante de los otros seis candidatos, según estas primeras proyecciones publicadas poco después de las 17H00 (15H00 GMT). El resultado oficial solo sería conocido el lunes.
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“Estaría bien ver claro hoy mismo, y sería bueno para Austria. Nos ayudaría a concentrarnos por completo (...) en las muchas crisis que afrontamos en Europa”, dijo Van der Bellen tras votar por la mañana en Viena.
Con una campaña basada en el lema “claridad”, Van der Bellen era el favorito para ganar y asegurarse un segundo mandato. Sus seis contrincantes siempre estuvieron rezagados en las encuestas.
Unas 6,4 millones de personas fueron llamadas a las urnas, dentro de una población total de 9 millones.
Los centros de votación en Viena y gran parte del resto del país abrieron a las 07H00 (05H00 GMT) y cerraron a las 17H00 (15H00 GMT).
En su campaña, el presidente saliente se presentó como “la opción segura en tiempos tormentosos”, ante los efectos de la invasión rusa de Ucrania, que ha impulsado la inflación en toda Europa.
Entre sus rivales estaban Walter Rosenkranz, del Partido de la Libertad (FPÖ), de extrema derecha, y el rockero Dominik Wlazny, fundador del Partido de la Cerveza.
El analista Thomas Hofer consideró “crucial” que Van der Bellen evitara el balotaje como en 2016, cuando tuvo que encarar una campaña “muy divisiva y hostil”.
“Van der Bellen representa la integridad y la estabilidad, lo que es muy apreciado por los votantes dada la multitud de crisis que enfrentan muchos países europeos”, comentó a AFP Julia Partheymüller, analista de la Universidad de Viena.
“Extrema derecha debilitada”
“Estoy a favor de la estabilidad”, dijo a AFP Monika Gregor, una jubilada de 73 años, que calificó al presidente saliente de un hombre “muy inteligente”.
Pero otros prefirieron dar su voto a los candidatos de la sociedad civil.
Alexander Nittmann, informático de 35 años, escogió al cantante punk Dominik Wlazny, que tiene la misma edad que él, fundador del Partido de la Cerveza.
“Pienso que un poco de aire fresco en política no viene mal”, explicó, y juzgó su campaña como seria más allá del buen humor.
El partido de extrema derecha FPÖ, que casi gana contra Alexander Van der Bellen en 2016, quisiera volver a repetir el mismo escenario.
Pero su poco conocido candidato, Walter Rosenkranz, de 60 años, obtuvo 18,9% de los votos el domingo, según las primeras proyecciones, a diferencia de lo ocurrido en las recientes elecciones en Suecia y en Italia.
Los casos de corrupción hicieron perder terreno a la extrema derecha austriaca. Hace seis años fue la primera en Europa en acariciar la victoria en una elección presidencial.
Fundado por ex nazis, el FPÖ se inclinó finalmente con más de 46% de los votos, epílogo de unos comicios que preocupaban a la Unión Europea y los socios occidentales de Austria.
El partido accedió al gobierno en el marco de una coalición con los conservadores del joven Sebastian Kurz, pero tuvo que dejar el poder en 2019 tras un rocambolesco escándalo y no volvió a recuperar su pasada gloria.
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Hijo de refugiados
Alexander Van der Bellen garantizó la continuidad del Estado, tras la agitación y los sucesivos cambios de cancilleres.
Pudo así presentarse como “el único que puede evitar el caos”, según el politólogo Thomas Hofer, interrogado por AFP.
Realizó además una campaña sobria, abogando por la “claridad” y la “capacidad” de gobierno con miras a “atravesar las turbulencias de la manera más serena posible”.
Su perfil atípico no le auguraba para nada un destino político.
Austero, agnóstico y casado dos veces en tierra católica, el ex jefe de los Verdes y decano de la facultad de Economía de Viena pudo hacer olvidar su fuerte talante de izquierda para congregar y unir.
Este gran fumador, que luce siempre barba de tres días, se hizo fotografiar con el típico saco alpino junto a las montañas nevadas para convencer a la opinión de su patriotismo.
Este ecologista es además hijo de refugiados. Su padre, un aristócrata, y su madre estonia llegaron a Viena durante la Segunda Guerra Mundial antes de trasladarse al Tirol, huyendo de la llegada del Ejército Rojo.
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