El Papa Francisco bendice a los peregrinos. (Foto de Andreas SOLARO / AFP)
El Papa Francisco bendice a los peregrinos. (Foto de Andreas SOLARO / AFP)
/ ANDREAS SOLARO
Agencia EFE

La histórica apertura del a la bendición de las parejas del mismo sexo o en situación “irregular” para la ha sido acogida con satisfacción por muchas conferencias episcopales del mundo, pero el ala más conservadora la califica de “blasfemia” y otros obispos, como los africanos, muestran su rechazo.

La Congregación para la Doctrina de la Fe publicó esta semana la declaración titulada ‘Fiducia Supplicans’ para poner orden en el polémico tema de la bendición de parejas irregulares’, incluidas las del mismo sexo.

El prefecto del ex Santo Oficio, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, argumentaba en el texto que a la luz del magisterio y postura del papa Francisco, “se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo sin convalidar oficialmente su estatus ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio”.

Un terremoto que ha sacudido el ala más conservadora de la Iglesia católica o la más tradicionalista, como la del continente africano, donde en muchos países aún es un delito ser homosexual.

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Cardenal Müller: “Es una blasfemia”

El último en mostrar su total contrariedad ha sido el cardenal Gerhard Ludwig Müller, quien fue prefecto de la Doctrina de la Fe, observó que la bendición de parejas homosexuales “es una blasfemia”, en una entrevista publicada hoy en el diario italiano ‘La Repubblica

“Digo esto no en base a mi autoridad oficial o personal sino en base a la autoridad de la revelación divina. En las Sagradas Escrituras, el apóstol Pablo afirma que el comportamiento inmoral, incluidas las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, es objetivamente la expresión de adoración a la criatura y no al Creador”, explica el purpurado.

Y añade: “Si las relaciones sexuales fuera del matrimonio contradicen la voluntad de Dios, entonces no pueden ser bendecidas, es decir, declaradas buenas según la voluntad del Creador”.

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La satisfacción de algunos obispos, el rechazo de las conferencias episcopales de África

La posibilidad de impartir una “simple bendición” a las parejas homosexuales ha sido acogido con gran satisfacción por lo obispos alemanes, que lo calificaron de “regalo de Navidad” y también por los suizos, franceses, ingleses, belgas, sudafricanos, canadienses y mexicanos, entre otros, mientras que los obispos españoles por el momento no se han expresado.

Por ejemplo, en un comunicado de la Conferencia Episcopal de México aclara que ‘Fiducia Supplicans’ toma en cuenta la rica tradición pastoral de la Iglesia, de “impartir bendiciones informales, no ritualizadas litúrgicamente” y que así “la Iglesia la otorga como un gesto de cercanía y acompañamiento para ayudarles a madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio”.

Sin embargo, los obispos de Zambia, país africano donde la homosexualidad está prohibida por ley, han publicado una nota en la que afirman que la decisión del Vaticano no debe “aplicarse” y “debe ser objeto de una mayor reflexión”, al igual que la conferencia episcopal de Malawi, que ha prohibido directamente las bendiciones a parejas del mismo sexo.

Mientras que los obispos de Kenia escribieron que la decisión del Vaticano está generando “ansiedad y confusión” entre los fieles y el presidente de la Conferencia Episcopal de Ghana, Matthew Kwasi Gyamfi afirmó: “Que lo que la gente no entiende es que si una pareja gay va al sacerdote para ser bendecida y el papa aprueba, lo que estás bendiciendo es sólo a las personas y no a la unión”.

Los obispos católicos de Ucrania, por su parte, escribieron que “sin un llamado a abandonar la vida pecaminosa de las parejas homosexuales, la bendición puede parecer una aprobación” y el arzobispo Athanasius Schneider de Kazajistán, siempre entre los líderes de la oposición tradicionalista a Francisco, ha prohibido a sus sacerdotes impartir esta bendición, que sólo puede ser impartida a un “pecador sinceramente arrepentido y con la firme intención de no volver a pecar y de poner fin a su propia situación pecaminosa pública”, informó ‘La Repubblica’.

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