Una escena de la serie "Avetrana - Aquí no es Hollywood", a estrenarse el 25 de octubre.
Una escena de la serie "Avetrana - Aquí no es Hollywood", a estrenarse el 25 de octubre.
/ Disney+
Juan Luis  Del Campo

El ayuntamiento del pequeño pueblo italiano de Avetrana ha puesto en jaque a luego de que impusiera exitosamente una medida cautelar que bloquea el estreno de una serie que considera podría difamar el nombre de la localidad.

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La controversia gira en torno al estreno programado para este viernes 25 de “Avetrana - Aquí no es Hollywood” (“Avetrana – Qui non è Hollywood” en el idioma original), una producción basada en el asesinato de Sarah Scazzi, una adolescente cuya desaparición en el 2010 bajo circunstancias misteriosas conmocionó primero al país y luego al mundo.

Para el alcalde de la comunidad, Antonio Lazzi, la producción a ser distribuida a través del servicio de streaming Disney+ debería ser investigada para saber “si la asociación del nombre de la ciudad a la adaptación cinematográfica tiene alcance difamatorio, representándola como una comunidad ignorante, retrógrada”, un hilo argumentativo que convenció a un tribunal de la ciudad de Taranto para darle un amparo legal temporal.

El enrevesado caso

Ubicada en la región de Apulia al sudeste del país -descrita apropiadamente como el taco de la bota que es el mapa de Italia-, Avetrana es una comuna rural de aproximadamente 6.200 habitantes más recordada por su bello centro histórico y por su cercanía al popular destino turístico que es la comarca de Salento, que hace al pueblo un lugar ideal para que turistas nacionales y extranjeros puedan encontrar un albergue a precios más cómodos. Sin embargo, un incidente puso el nombre del lugar en boca de todos.

La raíz de toda la discordia empezó el 26 de agosto del 2010, cuando Concetta Serrano reportó a la estación de carabineros de Avetrana la desaparición de su hija de 15 años, a quien había visto por última vez el día anterior luego de que esta se dirigiera a la casa de su prima Sabrina Misseri, con quien supuestamente había planeado una excursión larga a la playa.

El caso, primero tratado como una simple huida de una adolescente rebelde, se fue complicando con el paso de los días, primero con la confesión del tío de la víctima, Michele Misseri, de haber sido el autor del crimen y luego con la revelación de que fue la prima, Sabrina, la causante de la muerte de la adolescente en un arrebato de celos debido a la atención de un hombre al menos una década mayor que ambas.

Foto de Sabrina Misseri y Sarah Scazzi.
Foto de Sabrina Misseri y Sarah Scazzi.

Lo que sucedió posteriormente fue un verdadero circo mediático, donde periodistas nacionales y posteriormente internacionales cayeron en la localidad rural en busca de primicias, mientras que el caso presentaba paulatinamente detalles cada vez más escabrosos, cayendo a un punto particularmente bajo cuando .

La atención de los medios se vio alimentada también por la aparición de personajes más extraños en la comunidad, como el florista Giovanni Buccolieri, cuyo testimonio involucró en el homicidio a la tía de Sarah, Cosima Serrano, antes de retractarse en lo dicho alegando que se trataba de un sueño.

A pesar de que Buccolieri se arrempintió de su testimonio, este fue crucial para que el 20 de abril del 2013 la corte de Taranto condenara a cadena perpetua tanto a Cosima como a Sabrina por el asesinato de Sarah Scazzi, mientras que Michele Misseri -a pesar de haber confesado en repetidas ocasiones la autoría del crimen- solo recibió una sentencia de ocho años de cárcel. Un resultado que fue apelado sin éxito en los años 2015 y 2017 ante las más altas cortes del país y que ahora busca remedio en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Misseri salió de prisión a comienzos de este año.

Mientras tanto, la escabrosa historia fue adaptada por los escritores Carmine Gazzanni y Flavia Piccinni a un libro titulado “Sarah: La ragazza di Avetrana” (“Sarah: la muchacha de Avetrana”) en el 2020, publicación que fue la base para un documental titulado “The Murder of Sarah Scazzi” (“El asesinato de Sarah Scazzi”) en el 2021 y ahora para una serie de cuatro capítulos elaborada por Disney+.

Todo está en el nombre

¿Si ya existen un libro y un documental que giran alrededor del caso de Sarah Scazzi, qué hace que la comuna de Avetrana ahora pida auxilio legal? La clave parece estar en el título de la serie, que los representantes de la localidad han pedido en su demanda que sea rectificado.

Es así que según medios locales, el caso presentado ante un tribunal de la ciudad de Taranto señala que “la emisión del producto cinematográfico puede determinar, independientemente también del contenido que actualmente se desconoce, un ulterior atentado a los derechos de la personalidad del ente municipal”, resaltando que el título de la serie presagia un prejuicio que parece querer llamar “la atención más sobre el territorio que sobre el caso”, una línea argumentativa que si bien exitosamente dio amparo a la comuna en el sistema legal italiano, no le ha significado una victoria completa por el momento.

Y es que es una situación más que inusual, ya que si bien son frecuentes los casos en el que personas demandan a producciones -recuérdese el reciente caso de la mujer que demandó a Netflix por considerarse la inspiración de la acosadora en la serie “Baby Reindeer”-, son mucho menos comunes los casos en el que una localidad recurre a una demanda para buscar reparaciones por una serie o película.

Batman, un precedente bizarro

El único caso de este tipo que tuvo resonancia internacional fue también un ejercicio de lo absurdo, cuando la localidad turca de Batman demandó a Warner Bros. y al director Christopher Nolan por supuestamente utilizar sin permiso su nombre, sacado de un río cercano a la localidad, en la célebre película “The Dark Knight” (2008).

La demanda fue presentada por el entonces alcalde de Batman, Huseyin Kalkan, quien también quiso culpar a la franquicia “” a causa del impacto psicológico que el éxito de los filmes había causado en los habitantes de la ciudad, algo que previas investigaciones periodísticas relacionaban en cambio .

Al final, la demanda fue desestimada por las cortes y el caso se convirtió en un incidente peculiar en la historia de Hollywood. Si el caso de Avetrana -cuya producción dice explícitamente no ser la ‘meca del cine’- será igual, solo el tiempo lo dirá.

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