Azerbaiyán lanzó este martes una operación militar en Nagorno Karabaj, tres años después del conflicto anterior, y pidió la retirada “total e incondicional” de su rival armenio de este enclave montañoso del Cáucaso en disputa desde hace tres décadas.
Los combates han dejado 25 muertos en el bando armenio, incluidos dos civiles, y otro civil fallecido en las filas azerbaiyanas, según reportes de ambas partes.
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La presidencia azerbaiyana pidió a las fuerzas separatistas armenias que depongan las armas e “icen la bandera blanca” antes de sentarse a negociar “con los representantes de la población armenia de Karabaj” en Yevlax, una ciudad azerbaiyana.
Antes de esta exigencia de capitulación por parte de Bakú, las autoridades regionales del enclave en disputa habían pedido un alto el fuego inmediato y negociaciones.
Las autoridades separatistas del Nagorno Karabaj indicaron que varias ciudades del enclave, incluida la capital regional Stepanakert, son el objetivo de “disparos intensos” contra infraestructuras civiles.
Los combates tienen lugar “en toda la línea del frente” y el ejército azerbaiyano ataca con “disparos de artillería y misiles, drones ofensivos y aviones de combate”, informó el ejército del enclave separatista.
La diplomacia armenia denunció una “agresión a gran escala” con fines de “limpieza étnica”. También juzgó que Rusia, garante de un alto el fuego pactado en 2020 con fuerzas de paz en el terreno, debería “detener la agresión azerbaiyana”.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, también pidió a Moscú, su aliado tradicional, y a la ONU que actúen. El gobierno armenio asegura que no tiene tropas en Nagorno Karabaj y dio a entender que las fuerzas separatistas estaban solas contra el ejército azerbaiyano.
El ministerio de Defensa de Azerbaiyán anunció el martes el lanzamiento de “operaciones antiterroristas” para poner fuera de combate “posiciones de las fuerzas armadas armenias”, después de la muerte de seis azerbaiyanos en la explosión de minas en unas obras de carretera.
La tensión lleva meses creciendo en Nagorno Karabaj, un enclave secesionista en Azerbaiyán de mayoría armenia, que ya estuvo en el centro de dos guerras, la última de las cuales duró seis semanas.
La diplomacia azerbaiyana advirtió que “la única forma de lograr la paz y la estabilidad” es “la retirada incondicional y total de las fuerzas armadas armenias” del territorio y “la disolución del llamado régimen separatista”.
En cambio, el primer ministro armenio acusó a Azerbaiyán de querer “arrastrar a Armenia a las hostilidades”.
Pashinyan aseguró que, aparte del Nagorno Karabaj, la situación en la frontera entre Armenia y Azerbaiyán es de momento “estable”.
Manifestantes se concentraron el martes delante de la sede del gobierno armenio en Ereván pidiendo la dimisión de Pashinyan, quien denunció los llamados a un “golpe de Estado”.
En los últimos tres años, la oposición armenia ha intentado desalojar del poder a Pashinyan, acusándolo de ser responsable de la derrota militar armenia en la guerra de finales de 2020 en Nagorno Karabaj.
Turquía “justifica” la ofensiva
Azerbaiyán dijo que había informado a Rusia y Turquía de sus operaciones en el enclave y el Kremlin expresó su “preocupación”, dijo el portavoz Dmitri Peskov, asegurando que están tratando de convencer a Armenia y Azerbaiyán de que regresen “a la mesa de negociaciones”.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel pidió el cese “inmediato” de la operación.
Azerbaiyán justificó sus acciones por la muerte de cuatro policías y dos civiles azerbaiyanos en la explosión de minas en un lugar donde se construía un túnel, entre Shusha y Fizuli, dos ciudades de Nagorno Karabaj bajo su control.
El ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía, principal aliado de Azerbaiyán, aseguró que la ofensiva azerbaiyana está “justificada”.
Nagorno Karabaj es una de las regiones más minadas de la antigua Unión Soviética cuyas explosiones matan regularmente. Pero los servicios de seguridad azerbaiyanos creen que fue un grupo de “saboteadores” separatistas armenios quienes colocaron estas minas, cometiendo un acto de “terrorismo”.
El conflicto anterior, en 2020, terminó con una derrota militar de Armenia, que tuvo que ceder territorios en Nagorno Karabaj y sus alrededores a Azerbaiyán.
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