La ballena beluga que quedó varada en el río Sena, en Francia, tuvo que ser sacrificada, poniendo fin a una dramática misión de rescate que cautivó al público mundial.
Las autoridades francesas dijeron que los veterinarios tomaron la decisión cuando el mamífero de cuatro metros estaba siendo trasladado en un camión refrigerado.
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Durante la noche, los rescatistas pasaron casi seis horas sacando a la ballena de 800 kg del río usando una grúa y redes.
Tenían planeado soltar al animal en el mar pero su salud se deterioró después de haber pasado varios días rechazando la comida.
El cetáceo, que parecía estar desnutrido, fue visto por primera vez en el río Sena el martes, a unos 70 kilómetros al norte de París, la capital francesa.
Después de varios intentos fallidos de alentarla a nadar, los rescatistas le ofrecieron arenques congelados y truchas vivas, pero el mamífero no parecía dispuesto a comer.
"Con gran pesar anunciamos que la ballena beluga no sobrevivió", escribió el grupo conservacionista Sea Shepherd France en una publicación de Twitter el miércoles.
"Estamos devastados por este trágico resultado, aunque sabíamos que era muy probable", agregó.
Mientras tanto, Florence Ollivet-Courtois, veterinaria de los servicios de emergencia locales, fue citada por la agencia de noticias AFP diciendo que "el animal no estaba recibiendo suficiente aire y [estaba] sufriendo visiblemente".
"Por lo tanto, decidimos que no tenía sentido liberarlo y procedimos a la eutanasia", agregó el veterinario.
Los expertos todavía están desconcertados sobre las razones que llevaron a desviarse tan al sur a la ballena, que había quedado atrapada más de 100 km de su hábitat natural.
El miércoles una multitud de personas se reunieron a orillas del río en la ciudad norteña de Saint-Pierre-La-Garenne para presenciar el rescate.
Pero el interés en la supervivencia de la ballena se extendió mucho más allá de Francia, y los grupos conservacionistas y varias personas hicieron donaciones financieras para ayudar en la operación de rescate.
Las autoridades consideraron incluso inyectar al animal varado con vitaminas para estimular su apetito y ayudarlo a hacer el largo viaje de 160 km de regreso hacia el Canal de la Mancha.
Desde allí debía nadar de regreso a su hábitat natural: las aguas frías del Ártico y el subártico.
Las belugas ocasionalmente se aventuran hacia el sur en otoño para alimentarse mientras se forma el hielo, pero es raro que viajen tan lejos de su hogar natal.
Según el Observatorio Pelagis de Francia, que se especializa en mamíferos marinos, la población de belugas más cercana se encuentra frente al archipiélago de Svalbard, al norte de Noruega, a 3.000 km del Sena.
Pero este tipo de historias no son desconocidas.
En mayo, una orca fue encontrada muerta después de nadar río arriba en el Sena en la región francesa de Normandía.
Y en 2019, se encontró una ballena muerta en el río Támesis cerca de Gravesend, dijeron funcionarios del Reino Unido.