El diagnóstico de cáncer del rey Carlos III ha despertado dudas e incertidumbre sobre qué pasaría si la enfermedad le impidiera cumplir sus deberes. La monarquía británica contempla varios mecanismos y protocolos ideados para garantizar el cumplimiento de las funciones reales.
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Por lo pronto, el palacio de Buckingham ha informado que el monarca de 75 años se retirará de los actos públicos mientras dure su tratamiento oncológico, pero continuará con sus labores como cabeza del Estado, tales como la firma de leyes, el nombramiento de ministros o las audiencias semanales con el jefe del Gobierno, Rishi Sunak.
Los compromisos oficiales del monarca serán repartidos entre el resto de integrantes activos de la familia real, conocidos en inglés como ‘working royals’, que son principalmente: Guillermo y Catalina, príncipes de Gales; Camila, esposa del soberano; y los hermanos de éste Ana y Eduardo.
La enfermedad de Carlos III se dio a conocer solo nueve meses después de que sucediera a su madre, Isabel II, quien se mantuvo en el trono durante 70 años. Aunque el diagnóstico del rey es un revés para la corona, existen tres opciones para que sus labores queden cubiertas en caso de un deterioro mayor de su salud.
Consejeros de Estado
Si se diera el caso de que el rey no pueda seguir con sus deberes oficiales durante un tiempo prolongado, dos a más miembros de la familia real podrían ser designados consejeros de Estado para actuar en su lugar, como ocurre cuando el monarca viaja al extranjero.
Los consejeros de Estado se nominan provisionalmente cuando aún no es necesaria una regencia. Según la ley de Regencia de 1937, estos son Camila y los cuatro primeros en la línea de sucesión de más de 21 años, es decir, los príncipes Guillermo, Enrique, Andrés y Beatriz. Además, en el 2022 se designó a los hermanos del monarca Ana y Eduardo.
El príncipe Harry, el príncipe Andrés y la princesa Beatriz también son consejeros de Estado, pero ya no cumplen deberes reales.
“Estas personas deben ocuparse de las labores del rey en ausencia de este o cuando el rey no puede ejercer sus funciones. Lo cierto es que hay funciones que Carlos III no puede ejercer, pero otras que sí”, dice a El Comercio el médico e historiador especialista en monarquías Amadeo-Martín Rey y Cabieses.
El experto enfatiza que el propio soberano ya ha manifestado que va a poder seguir cumpliendo con las reuniones con el primer ministro y la firma de determinados documentos, entre otras cosas. “Esto es normal porque el rey está enfermo, pero no está moribundo. Está siendo tratado y puede ejercer sus funciones a medio gas. Ahora, es claro que no conviene que participe en lo que corresponde a viajes y apariciones en público mientras esté siendo tratado y para eso cuenta con otros miembros de la familia real”, añade Rey y Cabieses.
Regencia
La regencia es la segunda opción y se produce cuando una persona es totalmente incapaz de gobernar por razones de enfermedad de la mente o el cuerpo.
Amadeo-Martín Rey y Cabieses explica que este escenario ocurre, por ejemplo, cuando el rey fallece y su hijo mayor no tiene edad suficiente para gobernar, por lo que no puede ejercer el poder por sí mismo, entonces debe tener un consejo de regencia.
“Eso también se puede producir cuando el rey se declara incapaz, por ejemplo, en caso de esquizofrenia”, agrega.
La Ley de Regencia exige que el príncipe Guillermo sea regente, ya que es el siguiente adulto en la línea de sucesión. Si esto ocurriera, sería la primera vez en más de 200 años que la monarquía británica requeriría una regencia, siendo el último príncipe regente el futuro Jorge IV.
Según esta ley, el regente tiene los mismos poderes del monarca con respecto al Reino Unido, pero no puede cambiar el orden de sucesión a la corona. Tampoco otorga al regente poderes en relación con los reinos. Básicamente, el período de regencia permitiría al rey transferir sus poderes como monarca al príncipe de Gales sin tener que abdicar, pues Carlos III seguiría siendo rey y jefe de Estado.
La regencia debe ser declarada por escrito por tres o más de los siguientes: el cónyuge del soberano, el lord canciller, el presidente de la Cámara de los Comunes, el lord presidente del Tribunal Supremo de Inglaterra y el juez superior del tribunal de apelación.
Abdicación
Los problemas de salud del rey pueden poner sobre debate la posibilidad de una abdicación. Sin embargo, los expertos no creen que esa opción sea cercana ya que Carlos III hizo una “promesa de servicio de por vida” en su primer discurso a la nación cuando se convirtió en monarca.
Según el Palacio de Buckingham, Carlos III “es muy optimista sobre su tratamiento y espera reanudar sus funciones públicas lo antes posible”.
“Yo dudo mucho de que abdique. Es difícil saberlo, pero considero que él seguirá en el trono hasta su muerte, como lo hizo su madre. Él es un hombre de 75 años y el cáncer es una enfermedad que si se detecta a tiempo se puede tratar. En este caso el primer ministro ha dicho que el cáncer del que está diagnosticado el rey Carlos III se ha encontrado a tiempo, lo que es muy positivo”, dice Amadeo-Martín Rey y Cabieses.
Por eso, agrega que lo que debe hacer es cuidarse y dejar que las funciones de representación las hagan los otros miembros de la familia que pueden hacerlo.
“El anuncio ha sido un shock para todo el país, pero no lo veo tan grave en este momento. No es algo que debiera alarmar en exceso y, además, existen protocolos y mecanismos ya previstos para hacer frente a esta situación”, concluye el experto.
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