Una pareja que obligaba a sus hijos a pasar hambre, los alimentaba con jabón, los encerraba en armarios y los bañaba con agua hirviendo fue declarada culpable de múltiples cargos de abuso infantil en la población de Fishburn, condado de Durham, en Inglaterra.
Cheryl Pickles, de 35 años, y Andrew Hadwin, de 39, les negaba tanto el acceso a la comida a los niños que ellos caminaban más de seis kilómetros para hurgar en los contenedores de basura de un supermercado para buscar comida.
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En una ocasión fueron encontrados a las 4 de la mañana caminando solos hacia el supermercado en busca de sobras de comida.
El abuso salió a la luz en 2018 cuando uno de los niños reveló lo que sucedía a un adulto de confianza y se inició una investigación por parte de la policía de Durham. Fueron acusados de múltiples delitos de negligencia infantil y actividad sexual con un niño, y un cargo de perversión del curso de la justicia.
La pareja señaló que las acusaciones no eran ciertas y falsificó cartas que, según afirmaban, habían sido escritas por los niños y en las que negaban las denuncias.
Hadwin y Pickles fueron declarados culpables de actividades prolongadas de abuso infantil por un jurado en el Tribunal de la Corona de Teesside después de un juicio que duró siete semanas.Durante el proceso, los miembros del jurado se enteraron de los abusos cometidos por la pareja, que incluyeron colgar a un niño aterrorizado sobre un puente de autopista.
Se enfrentan a la sentencia en abril y se les ha dicho que esperan largas penas de prisión.
Durante la investigación, que abarcó cuatro años e involucró a más de 150 testigos, los detectives descubrieron que Hadwin y Pickles abusaron repetidamente de los niños.
La detective Constable Kat Pudney, de la Unidad de Protección de la Policía de Durham, señaló acerca de este caso: “Esta fue una investigación extremadamente compleja y angustiosa para todos los involucrados, como nunca me había encontrado durante mi tiempo como oficial de policía. Hadwin y Pickles sometieron a varios niños vulnerables a múltiples formas de abuso, robándoles su infancia y, sin duda, dejándolos con heridas psicológicas de las que quizás nunca se recuperen realmente”.