Un edificio dañado en Shusha, en la región de Nagorno-Karabaj, controlada por Azerbaiyán. (Foto de Emmanuel Dunand / AFP)
Un edificio dañado en Shusha, en la región de Nagorno-Karabaj, controlada por Azerbaiyán. (Foto de Emmanuel Dunand / AFP)
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Agencia AFP

Los separatistas de negocian este sábado con la retirada de sus tropas, tras la dura derrota militar que acaba de infligirles , con miras al regreso de la paz en este enclave de .

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Tras rendirse y lograr un alto el fuego el miércoles después de una ofensiva relámpago de las fuerzas de Azerbaiyán, los separatistas armenios abordan la retirada de sus tropas mientras siguen entregando sus armas.

“Conforme a los acuerdos de cese de hostilidades, las formaciones armadas de Karabaj empezaron a entregar sus armas y equipamiento militar bajo el control de las fuerzas rusas de mantenimiento de la paz”, indicó el viernes el ministerio ruso de Defensa, precisando que habían sido traspasados seis blindados y más de 800 armas ligeras y municiones.

Las negociaciones de las autoridades de Nagorno Karabaj con la parte azerbaiyana, iniciadas el jueves “bajo el auspicio de los soldados rusos de mantenimiento de la paz”, permitiránorganizar el proceso de retirada de las tropas y garantizar el regreso a sus casas de los ciudadanos desplazados por la agresión militar”, según los separatistas.

Las partes están discutiendo también “el procedimiento de entrada y salida de los ciudadanos” de Nagorno Karabaj.

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Evacuaciones

Entretanto, miles de civiles viven en una situación de urgencia humanitaria en el enclave, cuya “capital”, Stepanakert, está rodeada por soldados azerbaiyanos, según las autoridades locales.

Oriunda de esta ciudad, Yana Avanessian, profesora de Derecho de 29 años, asegura desde el puesto de control armenio fronterizo de Kornidzor, que la situación allí es “horrible”.

“Esperamos pronto las evacuaciones, sobre todo de las personas cuyas viviendas fueron destruidas”, cuenta a la AFP esta mujer.

En Kornidzor, grupos de personas esperan, algunos desde hace días, tener noticias de sus parientes, bloqueados en el enclave.

“Hace tres días y tres noches que espero. Duermo en el coche, dice Garik Zakarian, de 28 años.

No tengo muchas esperanzas (de ver a sus allegados evacuados) pero no podía no hacer nada. Sólo estar aquí, ver la base rusa a un kilómetro, ya me hace sentir mejor”, asegura.

Un corresponsal de la AFP constató que Stepanakert estaba sin electricidad ni carburante, y también había escasez de comida y medicinas.

Según un consejero del presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, Azerbaiyán prometió al Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) enviar ayuda y hacerse cargo de los soldados separatistas heridos, con ambulancias autorizadas desde Armenia.

La incursión militar de Bakú, que duró unas 24 horas, causó al menos 200 muertos y 400 heridos, según los secesionistas armenios.

Nagorno Karabaj ya fue golpeada por dos guerras entre las antiguas repúblicas soviéticas del Cáucaso, Azerbaiyán y Armenia: una de 1988 a 1994 (30.000 muertos) y otra en el otoño boreal de 2020 (6.500 muertos).

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Pashinyan, bajo presión

Criticado por su pasividad ante Azerbaiyán, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, admitió el viernes que la situación sigue siendo “tensa” en el enclave, donde “continúa la crisis humanitaria”.

Pero “hay una esperanza de dinámica positiva”, agregó el jefe del gobierno, para quien se está respetando “globalmente” el alto el fuego.

Personas críticas con Pashinyan se manifiestan todos los días en Ereván, la capital armenia, para protestar contra su gestión de la crisis.

Varios dirigentes de la oposición informaron que tenían la intención de abrir en el Parlamento un proceso de destitución contra el jefe del gobierno.

Según la policía armenia, 98 manifestantes fueron detenidos el viernes.

Ante estas protestas, Pashinyan llama a la calma e insta a tomar “el camino” de la paz, aunque “no sea fácil”.

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