Madrid. Un activista del movimiento Extinction Rebellion se aproximó este sábado a la entrada del centro de congresos Ifema, donde se celebra en Madrid la cumbre del clima, al volante de un camión cargado de estiércol, cuyo contenido volcó para denunciar que “estamos en la mierda” por la falta de acuerdo contra la crisis climática.
El joven irrumpió solo, pero en pocos minutos se agolparon a su alrededor una multitud de curiosos y una decena de policías municipales, que, tras identificarlo, lo obligaron a recoger el estiércol que había dejado sobre el asfalto de la glorieta de acceso al recinto donde se negocia un documento final de la COP25.
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El activista, multado con 200 euros, comenzó a limpiar con una pala, pero no le dejaron terminar la tarea, por lo que quedaron restos de estiércol en la zona.
El joven explicó a los periodistas que quería “decir la verdad, declarar a nivel mundial la emergencia climática y denunciar que estamos en la mierda” por culpa de la inacción de los gobiernos.
Otros miembros del movimiento se unieron a la protesta y denunciaron que “el mercadeo del carbón no es proporcional a la emergencia planetaria a la que nos enfrentamos”.
Para el activista Ronan McNern, “igual que en el Titanic, quienes viajan en primera clase todavía están disfrutando de la fiesta, mientras se escuchan los lamentos de los que se ahogan en los estratos inferiores”.
Los participantes, que portaban una pancarta negra con la frase “¿Cuántas muertes más?'” y una verde con el lema “Demandamos vida”, alertaron de que, “si continuamos en este camino, las temperaturas subirán más de 4 grados de forma global, lo que significará millones de muertes”.
Los mensajes que llegan de expertos desde el interior de la cumbre del clima, subrayó McNern, “piden nuestra ayuda porque con nuestra presión podemos hacer pensar más allá”, pero, añadió, “no podemos hacer esto solos”.
“Es importante que todos estemos involucrados en este proceso, porque sólo hay dos opciones: o todos nos unimos o dejamos que las cosas que nos separan sean las que manden”, aseveró.
Al otro lado de la rotonda, los activistas montaron tres horcas con unas sogas para simbolizar la muerte de la humanidad y se subieron a unos bloques de hielo (símbolo del cambio climático que derrite los polos) para colocarse la cuerda al cuello, entre ellos una mujer con un niño de unos 2 años en brazos.
Fuente: EFE